Mexicano en Estados Unidos

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Opinión de Jorge A. Bustamante Fundador e investigador emérito de El Colegio de la Frontera Norte y Miembro del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 15 de marzo de 2012

El día de hoy está programada una marcha en la ciudad de Nueva York a favor del Dream Act. Como se sabe, éste es un proyecto legislativo en Estados Unidos que favorecería a quienes fueron llevados allá por sus padres cuando eran pequeños y han ido a las escuelas de allá, aunque han permanecido tan indocumentados como cuando llegaron como niños a ese país. El Dream Act les daría la residencia legal si comprueban que fueron a la escuela o sirvieron en el Ejército por varios años. No obstante que el presidente Obama ha dado su apoyo a este proyecto de ley, no ha sido posible su aprobación por la intransigente oposición de los legisladores del Partido Republicano. La marcha está organizada por la Coaliciónde Inmigración de Nueva York (NYIC por sus siglas en inglés), que agrupa a más de 60 organizaciones en el estado (información: con Silvia González al [212] 627 2227 ext. 239). Estos grupos esperan que este año se apruebe la legislación, aunque la oposición republicana sigue tan fuerte como en las ocasiones anteriores en que han logrado que no se apruebe. La esperanza de estos grupos se ha visto alentada por manifestaciones de apoyo de un número creciente de políticos como Leticia Alanís, directora de La Unión, que es una organización comunitaria de Nueva York en Brooklyn. Según Cristina Loboguerrero, corresponsal del diario La Opinión en Nueva York, la creciente presión de comunidades «latinas» sobre el presidente Obama ha logrado que éste haya vuelto a prometer la semana pasada que apoyará el Dream Act si es reelegido en noviembre de este año. Esta promesa no parece ser diferente de otras anteriores que Obama ha hecho, más para pacificar a quienes lo han criticado de no cumplirle al voto latino que por el surgimiento de nuevos elementos que le permitirían sobreponerse a la férrea oposición del Partido Republicano a cualquier medida que beneficie a los migrantes mexicanos.

En este espacio he comentado el desaliento que produce la falta de acciones o iniciativas de la sociedad civil mexicana respecto de las luchas de las comunidades de origen mexicano en Estados Unidos. Parecería que son muy pocos los mexicanos de México que se identifican con las luchas de los mexicanos de Estados Unidos. Parecería que éstos son vistos como de otro planeta, con quienes no sentimos que tengan algo que ver con nosotros. No ocurre algo tan mínimo como sería una expresión de solidaridad o de simpatía con los que allá están luchando por los derechos humanos de gente nuestra, que envía a México sus ahorros en remesas que, por cierto, están recuperando ya el nivel de las cantidades que mandaban antes de la crisis económica, por arriba de los 21 mil millones de dólares.

Apoyar desde México las luchas a favor del Dream Act significa apoyar a quienes desde allá seguirán mandando más remesas conforme se incrementen allá las oportunidades de empleo tan correlacionadas con los niveles de educación. Los jóvenes que aspiran allá a que se apruebe el Dream Act son ciudadanos mexicanos por haber nacido en México de padres mexicanos. Si bien respecto de los cuales tenemos los mexicanos deberes morales de defenderlos como sujetos de derechos humanos, no sólo en el país donde son víctimas de abusos y vejaciones sino en Estados Unidos, donde son sujetos de derechos humanos, aunque hayan entrado y sigan residiendo allá como indocumentados. Cierto que el gobierno de México tiene la obligación legal de proteger a esos mexicanos en el extranjero, pero también es cierto que si los mexicanos de acá no creamos un costo político para quienes teniendo esa obligación no la cumplen, nos hacemos responsables por omisión. No es verdad que no podamos hacer algo por nuestros migrantes en el extranjero. Ellos están organizados, tienen domicilios, e-mails, cuentas bancarias donde pueden recibir nuestros apoyos. Los partidos políticos mexicanos les piden su voto ahora que se puede, pero no les ofrecemos nada a cambio. Sus remesas por más de 20 mil millones de dólares constituyen el factor más importante para que las familias mexicanas salgan de las condiciones de extrema pobreza, según lo han comprobado las investigaciones que como demógrafo ha hecho el doctor Rodolfo Tuirán, actualmente encargado dela Secretaría de Educación Pública. En fin, es mucho lo que nos dan y muy poco lo que se los agradecemos.

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