Marca Propia. Tijuana: Cross-border businesses and entrepreneurs II

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Opinión de Araceli Almaraz Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 25 de abril de 2019

Los primeros grupos empresariales de Tijuana

Hablar de los primeros grupos empresariales en Tijuana es hablar de sociedades que se conformaron por distintos grupos de migrantes que poblaron la región. Mexicanos y extranjeros fueron alentados por las diferentes coyunturas de alcance nacional e internacional durante las primeras décadas del siglo XX y trascendiendo la prohibición de alcoholes impulsada por la Ley Voltead. Si bien en el periodo de 1920 a 1933 se registró un importante número de empresas, no fue ésta la única etapa sobresaliente. Si consideramos que el promedio anual de nuevas empresas entre 1916 y 1943 fue de 12.3, en los años de la también llamada Ley Seca el promedio anual apenas llegó a 11.3, mientras que de 1934 a 1943 el registro anual por año subió a 17.

Elaboración propia con base en RPPC.

Hacia el mes de agosto de 1943 se habían constituido en Tijuana 406 sociedades mercantiles, donde el número promedio de accionistas de cuatro. Un aspecto importante de la asociación empresarial de esta época, fue que el 45.8% (186), de las nuevas empresas constituidas en Tijuana tuvo socios que participaron en dos o más relaciones accionarias en la localidad y que el 12.5% tuvo participación empresarial también en sociedades nuevas de Mexicali.

No todo fue inversión en casinos y carreras de caballos

La visibilidad que han tenido los casinos e hipódromos más grandes hace perder de vista otros negocios importantes de la época. Empezaremos hacer un zoom a las empresas cuyo capital social fue de 100,000 pesos o más, y entonces encontramos que los registros de Tijuana entre 1916 y 1943 en este rango fue de 14 empresas. De ellas solo cuatro  se dedicaron a promover carreras de caballos, actividades de recreación y juegos permitidos, una más se dedicó al establecimiento de un Hotel, balneario y casino, y la sexta a la construcción y explotación de un Frontón e incluso clubes, casinos y deportivos. Las ocho sociedades restantes de gran inversión inicial estuvieron dedicadas a las ramas del comercio de todo tipo de mercancías, la explotación de la industria petrolera, la elaboración y venta de malta en Tecate, la exploración y explotación de toda clase de minerales metálicos y no metálicos, la explotación de todas las actividades de transformación, la compraventa de bienes inmuebles, la importación de mercancías, y la explotación de servicio telefónico.

De estas 14 sociedades, siete de ellas se organizaron con socios de Tijuana y Mexicali; dos tuvieron una impronta familiar, mientras que en una de ellas participó siendo gobernador en turno del Territorio Norte de la Baja California Abelardo L. Rodríguez. Asimismo, algunos de los accionistas más importantes tuvieron acciones conjuntas en al menos dos empresas de este selecto grupo. En este segmento de Marca Propia repasamos las empresas que no se dedicaron a las actividades de recreación.

Importantes sociedades dedicadas al comercio, la minería y la industria

La primera gran empresa registrada en Tijuana con un rango de inversión inicial superior a los 100,000 pesos fue la compañía perteneciente a los socios: Miguel M. González, comerciante, de 31 años y vecino de Tijuana, Heraclio Ochoa, también comerciante de 35 años comerciante y quien dijo ser vecino de Tijuana, Harry H. Griswold de 44 años, vecino de Calexio Ca., Miguel Monjo comerciante de 42 años, vecino de Tijuana, Eustaquio Valle, empleado particular de 35 años vecino de Tijuana y Luis A. Marín también empleado particular de 25 años y vecino de Tijuana. De estos emprendedores el de mayor proyección será Miguel González quien tuvo un papel importante en la representación de los comerciantes bajacalifornianos.

Por su parte Luis Benvenutti y Pascual García a través de su apoderado Carlos Alarcón, se asociaron con el General Abelardo L. Rodríguez (militar, funcionario público), Mariano Escobedo González, originario de Zacatecas y el Lic. Antonio Murúa Martínez, vecino de Mexicali, para conformar una sociedad cuyo fin sería la exploración y explotación de campos petroleros. Del grupo de accionistas, será Abelardo L. Rodríguez quien extienda los vínculos hacia la Compañía Minera de Baja California, que también formó parte del grupo de las 14 empresas. Los demás socios fueron: Agustín Olachea, Alberto V. Aldrete, Lic. Gabriel Morales, Alfonso B. Valencia.

Si seguimos la línea de las agrupaciones, el nombre de Alberto V. Aldrete nos permite vincular a la Compañía Minera con otro importante negocio de la época: “La Compañía Mexicana de Malta”. Los socios iniciales de la llamada “maltera”, además de Enrique y Alberto V. Aldrete, fueron Edward Paul Baker, Herbert Louis Jaffe, quienes destacaron por una nutrida participación en negocios de Tijuana y Mexicali. El Sr. Jaffe era comerciante de San Diego y para sus negocios en esta frontera habilitó una oficina en Tijuana.

Además de los grupos señalados hasta el momento destacan dos más. Uno de ellos encabezado por Víctor G. y Rodolfo G. González, el primero comerciante en Tijuana y el Segundo en Ensenada, Carlos Blando, vecino de Mexicali, Miguel S. Marín vecino de Ensenada y Luis A. Marín quien era vecino de Tijuana. Estos cinco socios constituyeron la Distribuidora Comercial, S. A. a inicios de 1940.  

El otro gran núcleo de este grupo elevadas inversiones en la región fue el encabezado por la familia Barbachano. En la Compañía Telefónica Fronteriza están una parte de los cimientos de lo que hoy es TELNOR. Después del primer proyecto de la Telefónica y Eléctrica con participación del Estado, emanó esta empresa totalmente privada a cargo de Manuel P. Barbachano, industrial, vecino de Tijuana con dirección en el Edificio Barbachano ubicado en la Av. México, número 20, Manuel A. Barbachano, el jerarca de la familia, Ricardo C. Salazar, Enrique R. Barbachano, vecino de Rosarito, el Lic. Leopoldo Uribe Valdez y Flora M. de Barbachano.

Como podemos apreciar las primeras alianzas mercantiles en el siglo XX se constituyen no solo entre mexicanos y entre estadounidenses, sino que forman una red densa que traspasa y unifica las dos fronteras configurando un entramado transfronterizo característico aún en nuestros días. En el siguiente segmento hablaremos del resto de los grandes negocios, dedicados todos a la recreación. Analizaremos las redes que se establecieron con otros grupos locales y la importancia de la relación binacional.

 

Dra. Araceli Almaraz Alvarado

El Colegio de la Frontera Norte