Marca Propia: Empresarios, accionistas e inventores en Tijuana

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Opinión de Araceli Almaraz Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

martes 26 de septiembre de 2017

 

Las décadas de 1920 y 1930, han sido sin duda las que mayor atención han llamado a historiadores y aficionados a la historia de Tijuana. Atraídos por la idea de un poblado idóneo para las actividades prohibidas, se creó una imagen parcial de la realidad de aquellos años. Sin negar que entre 1920 y 1933 se registraron diversos negocios destinados a la preparación de bebidas alcohólicas, a los juegos de azar y a otras actividades de recreación, lo que debemos observar detalladamente son las trayectorias empresariales ligadas a procesos nacionales e internacionales, y a la organización de diferentes sectores productivos. Tijuana fue en este periodo, y lo sigue siendo, un espacio abierto a los negocios. A principios del siglo XX destacaron grupos de empresarios y accionistas italianos, estadounidenses y españoles que entraron en contacto con mexicanos. A ellos se sumaron algunos alemanes, ingleses, japoneses y chinos. Las actividades dominantes fueron el comercio y los servicios, pero también el registro de sociedades dedicadas a la exploración y explotación minera. En este segmento hablaré de Elfego Riveroll, empresario e inventor en el contexto de la minería de las Californias.

Familia y negocios en la minería

Elfego Riveroll, destaca al lado de Manuel Riveroll y Teodoro Riveroll, quienes se desarrollaron en la Baja California entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Destaca Elfego Riveroll, no por una actuación política como fue el caso de Teodoro, ni solo como inversionista como lo hizo Manuel. Elfego Riveroll fue propietario de varios fundos mineros en al Distrito Norte de la Baja California y empresario de la construcción en Estados Unidos.

Viniendo de una familia que destacó en la política regional y en los negocios, Elfego Riveroll se dedicó también a innovar y patentar sus ideas. Vivió en Los Angeles donde estableció la E. Riveroll Co. (destacada empresa del ramo constructor). Los registros nos muestran a un empresario que en el año de 1919 se unió con familiares para constituir una empresa de nombre Compañía Ferro Acero Mexicana S. A. Sus socios fueron Enrique Berstein Riveroll y Manuel Riveroll. El objeto de la empresa fue: “Comercio e Industria en todas sus formas, y muy principalmente (SIC) el de explotar el ramo de la minería, de preferencia del fierro”.

Los antecedentes de la familia con la minería se originan con las actividades de Teodoro Riveroll quien además de sus cargos políticos, se distinguió por ser accionista de la compañía minera El Boleo en Santa Rosalía (Gómez y Mejorado, 2015). Por su parte, los Bernstein de descendencia alemana, aparecieron en la Baja California en la década de 1870, cuando Maximiliano -padre de Enrique- llegó buscando oportunidades en los negocios mineros. Establecida en Ensenada, la familia tuvo una posición acomodada, donde destaca el papel de Maximiliano en la Compañía Internacional de México como agente y representante (Gómez y Mejorado, 2015). Mientras que sus hijos Enrique, Guillermo y Luis, incursionaron en diferentes negocios y participaron en redes empresariales muy importantes de la época.

Las empresas mineras de la región entre 1916 y 1919

Los negocios de la familia nuclear o la familia extendida no pueden ser el único aliciente para personajes como Elfego Riveroll. El contexto en el que se halla inmerso un empresario es determinante y trasciende los círculos primarios. El ambiente regional que se estaba formando en aquellos años, incluidas Tijuana, Ensenada y Mexicali, propició espacios para innovar y expandir redes empresariales entre socios de California y la Baja California.

Tan solo de 1916 a 1919 se registraron en el RPPC de Tijuana once mineras de un total de veintiún sociedades nuevas. Es decir el 52% de los negocios registrados en el periodo previo a la Ley Volsdead, cuyo objetivo sería el de explorar y explotar fundos mineros, a pesar del declive de centros mineros como Real del Castillo. En los años de la prohibición (1920-1933) se sumaron 38 mineras más, llegando a un total de 49 empresas en menos de dos décadas.

Lo anterior nos indica que la etapa llamada de los “casinos”, fue solo una vía más para hacer negocios y no la única. Alrededor de la minería destacan empresarios y familias importantes como los Barbachano, Silverio I. Romero, Ray Buggs, los socios de Minas de Oro Avelina, Edward Northrup, así como los socios de las compañías Minera San Roque, la Occidental Mexicana, con participación de Luis F. Bernstein Riveroll (industrial y hermano de Enrique), y la San Fernando Compañía Mexicana de Cobre, por citar solo algunas. En la mayoría de los casos el capital social invertido superó los 10,000 pesos; las más importantes destacaron por tener inversiones de entre 70,000 y 200,000 pesos, ya fuese en oro nacional o en especie. En otros segmentos de Marca Propia analizaremos qué pasó después de 1933 y qué negocios nuevos definieron la dinámica empresarial sin la Ley Seca.

Las patentes de Riveroll

Se infiere que la pujanza de la industria minera en la franja que corre de Los Angeles a Ensenada, influyó en Elfego Riveroll no solo para constituir la E. Riveroll Co. y aprovechar las condiciones de crecimiento de las ciudades en ambos lados de la frontera, sino para innovar en procesos industriales relacionados con el acero y el fierro, que le permitieran eficientar el trabajo de fundición y el aprovechamiento de desechos. De 1903 a 1944 se procesaron y aprobaron las siguientes patentes de Elfego Riveroll relacionadas con la fundición de minerales.

1903-1904: US737487 A, correspondiente a un “Horno de fundición”.

1904-1905: US791577A, correspondiente a un “Nuevo proceso de fundición de minerales”.

1905-1906: US820133 A, correspondiente a un “Horno para fundir minerales”.

1912: US1105001A, correspondiente a un “Horno de fundición”.

1920-1921: US 1391507 A correspondiente a un “Método para la producción de hierro y acero”.

1942-1944: US2340346 A, correspondiente a un “Aparato para recuperar mineral”.

Si analizamos en conjunto los diferentes procesos que se presentaron en las décadas de 1920 y 1930 en Tijuana, notamos que la historia de sus empresas y empresarios está ligada a sucesos de alcance regional e internacional, donde las redes hacia el norte son un elemento fundamental para entender las interacciones binacionales y la complementariedad que siguen las sendas para el desarrollo regional. Si articulamos las historias de grupos empresariales, lo que  encontramos es una etapa de gran efervescencia y flujo de negociantes, inversores y empresarios que van buscando espacios para reproducirse. Tijuana en medio de esta dinámica es parte de la complejidad capitalista y no solo un espacio que surgió por la Ley de Alcoholes.

En nuestros siguientes segmentos hablaremos de otros inventores y otras dinámicas empresariales de las décadas 1920 y 1930 en la región.

Araceli Almaraz

El Colegio de la Frontera Norte