Los tejabanes de las colonias obreras en Monterrey

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Opinión de Mario Alberto Jurado Montelongo Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 30 de septiembre de 2019

A finales del siglo XIX, la ciudad de Monterrey comprendía físicamente lo que ahora llamamos primer cuadro de la ciudad, más el repueble del sur que en aquellos años era el barrio San Luisito y que en 1910 se le cambió el nombre a colonia Independencia.

Los datos municipales en 1900 mencionaban la existencia de 46 calles de oriente a poniente y 63 de norte a sur. Las colonias obreras todavía no se desarrollaban pero ya había pequeños asentamientos en lo que se llamaba repueble del norte. Varios hechos permitieron la llegada de los pobladores de estas futuras colonias. Primero, el arribo del ferrocarril y la creación de las estaciones del tren: en 1891 la estación del Golfo (ahora es la Casa de la Cultura del estado) y en 1907 la estación Unión ( ya desaparecida) ubicada en la zona donde ahora es Colón y Cuauhtémoc; también la construcción de algunos edificios como el palacio de gobierno y otros más, que utilizaron cantera proveniente de San Luis; la creación de  las avenidas Unión y Progreso (posteriormente llamadas Madero y Pino Suárez); y sobre todo la formación de las empresas como Fundidora de Monterrey y Cervecería Cuauhtémoc y posteriormente Vidriera, entre otras.

Otros acontecimientos externos ayudaron -como las crisis en las zonas mineras de la región-, para que inmigrantes provenientes de San Luis, Zacatecas, Coahuila y Tamaulipas, principalmente, se vinieran a buscar trabajo a Monterrey no solamente en la industria sino también en la construcción, el comercio y los servicios personales. Estos nuevos pobladores se fueron asentando en espacios ya desarrollados como la colonia Independencia o creando  nuevos, aprovechando los vacíos existentes entre las  estaciones de ferrocarril y sus vías y las empresas industriales.

Así, poco a poco, fueron apareciendo las colonias Sarabia, Industrial, Obrerista, parte de la Treviño y de la Terminal, entre otras. Este proceso de ocupación regular e irregular de terrenos fue desarrollándose hasta ya empezados los años cuarenta. Todavía unos extrabajadores ferrocarrileros narran cómo en 1943 se formó “el Barrio de la Estación Central”, entre la estación del Golfo y la empresa vidriera. Este barrio nació bajo la necesidad de vivienda de trabajadores ferrocarrileros, como los garroteros que habitaban en vagones estacionados del tren y que buscaban tener una vivienda más permanente. La mayoría de las construcciones de estas colonias eran de madera y sus residentes aprovechaban que los trenes proveían de este material para la construcción y por ejemplo, en este barrio, en un mes, las familias por medio de la solidaridad vecinal lograron construir sus casas e inclusive pintarlas.

No todos los habitantes de estas colonias ocupaban estos predios o eran propietarios, sino que algunos pagaban renta y después, cuando tenían posibilidades económicas, compraban en colonias como en la Larralde que ya vendía lotes habitacionales como parte de una empresa inmobiliaria, pero sin los servicios básicos.

Existen testimonios de cómo los residentes buscaban terrenos en renta para trasladar su vivienda de madera. Lo que no sabemos es cómo en una ciudad donde predominaba el sillar como materia prima de construcción, la madera empezó a tener un gran éxito en la construcción de la vivienda obrera y cómo fue que posteriormente se abandonó esta modalidad.

Como quiera, es importante hacer notar que las grandes empresas estaban rodeadas de este tipo de vivienda popularmente llamada “tejaban” y no de las viviendas de concreto que después financiaron a sus obreros. Inclusive, los asentamientos apoyados por una política privada de financiamiento de vivienda se desarrollaron posteriormente, y es por eso que algunas de esas colonias de trabajadores como la Cuauhtémoc, la Buenos Aires, no están ubicadas en la inmediatez de las empresas que las concibieron.

Pero habrá que mencionar como un antecedente importante, algunas casas en la colonia Larralde que fueron financiadas para trabajadores de Cervecería Cuauhtémoc. Pero en general, las empresas como Vidriera y Cervecería tienen como vecinos a asentamientos como el Pozo, la Industrial, Obrerista, Treviño, Larralde, Terminal y Primero de Mayo que contienen todavía un buen número de tejabanes o viviendas de madera construidas mediante el sistema de machihembre.

La permanencia de este tipo de viviendas de principios del siglo XX y que actualmente siguen dispersas, distribuidas, en diferentes colonias de la ciudad, dan cuenta de una historia que todavía está por detallarse, sobre todo, en documentos académicos de sociólogos e historiadores.

Dr. Mario Alberto Jurado Montelongo

El Colegio de la Frontera Norte