La población mundial está inmersa en una carrera que sostienen las compañías productoras de aparatos eléctricos y electrónicos (televisiones, teléfonos celulares y convencionales, iPods, computadoras PC y laptop, etc.) en la elaboración de cada vez nuevos y sofisticados aparatos que satisfacen hasta el más mínimo requerimiento de los consumidores.
Sin duda, los avances tecnológicos en esta materia nos transportan al mundo de lo inimaginable, situación que hace unos años ni siquiera nos pasaba por la mente, por ejemplo, que con un simple aparatito de mano las personas pudieran comunicarse, navegar en internet, tomar fotografías y videos, escuchar música, entre otras cosas, o ver programas de televisión en tercera dimensión.
Anteriormente comprar este tipo de aparatos implicaba desprenderse de una buena cantidad de dinero, lo cual representaba una limitación para la mayor parte de la población. En la actualidad, los avances tecnológicos han resuelto en gran medida ese problema, por lo que su producción y consumo han alcanzado niveles sorprendentes.
Y mientras que por un lado disfrutamos de esos aparatos que nos hacen la vida más placentera y confortable, por el otro, generamos grandes cantidades de desechos eléctricos y electrónicos que degradan el medio ambiente y pueden causar daños a la salud, debido a las sustancias químicas y metales (plomo, bario, selenio, mercurio, cadmio, Bifenilos Policlorados, entre otros) utilizados en su fabricación.
Un informe de la ONU señala que durante los últimos 20 años las cantidades de equipo electrónico, incluidas las computadoras, los monitores, las impresoras y los celulares, están creciendo de manera exponencial y que al año se producen más de 50 millones de toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos en todo el mundo.
En nuestro país el Instituto Politécnico Nacional estimó que potencialmente se generan entre 150 y 180 mil toneladas por año de desechos electrónicos, además Business Monitor International estima que para 2013 el consumo de aparatos eléctricos en México se incrementará en un 20 por ciento, lo que multiplicará el volumen de basura electrónica.
El problema es que solamente una pequeña cantidad de ellos es manejada adecuadamente, la mayoría de estos desechos van a dar al relleno sanitario o a tiraderos a cielo abierto, donde la lluvia o la incineración de la basura, liberan al suelo o hacia la atmósfera metales pesados y sustancias contaminantes.
Ante esta problemática que se está suscitando, y que cada vez es mayor, es necesario que los tres niveles de gobierno se coordinen para impulsar programas de manejo de residuos eléctricos y electrónicos donde realmente se involucren los consumidores, recicladores, productores, distribuidores y las instancias de gobierno correspondientes.