Los “poderes” para transformar nuestra playa en la mejor

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Opinión de Arturo Zárate Ruiz investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte, Sede Matamoros de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 29 de marzo de 2012

Me ha venido a la mente escribir este artículo por dos hechos:

1. Ya es Semana Santa, lamentablemente la única temporada alta de turismo de la que podemos gloriarnos en Matamoros, bastante raquítica, por cierto, sin ningún otro período importante más.
2. Discutí este martes en la universidad, con mis alumnos, sobre los “poderes” que, según la tradición clásica, se necesitan para lograr que salgan bien las cosas.

Se me ha ocurrido, pues, escribir ahora sobre estos “poderes” que, según la antigua Roma republicana, hacen próspera a una sociedad; escribir sobre qué necesitamos para lograr que nuestra playa sea la mejor, una que reporte beneficios y orgullo para todos los matamorenses, una que nuestros visitantes disfruten y gusten no sólo en Semana Santa sino en todo tiempo. Los explico aquí con cierta libertad:

Potestas. Es la capacidad en sí de lograr salirte con la tuya independientemente de que tengas o no la razón. Lo que cuentas es con la “fuerza”, con lo que se llama hoy “poderes fácticos” para lograr lo que quieres, sea dinero, acarreados que llenan plazas y bloquean las calles, grupos armados, etc. Hoy quienes sólo muestran este poderío en la playa son los paracaidistas que se han apropiado de gran parte de ella y a ver quién los saca; y está también PEMEX que cuenta con todos los recursos para apropiarse de ella cueste lo que cueste: lo que le importa es sacar petróleo, nada más. Hay, por supuesto, un actor más que goza de este poderío, las “fuerzas públicas”, los funcionarios y agentes policiacos del municipio, estado y federación con cuyo poderío podrían cumplir y hacer cumplir la ley. ¿Lo hacen? ¿Les interesa siquiera?

Dignitas. Por nuestra dignidad humana se nos reconocen los derechos humanos; por la de ciudadanos mexicanos, los derechos civiles; por la de plenos propietarios de un terreno, los derechos de uso, goce y disposición. Por su dignidad de Alcalde, Alfonso Sánchez será el anfitrión de Alicia Machado, Reina del Festival del Mar el 6 de abril. No lo seré yo, ¡qué envidia! Porque PEMEX tiene en cierto modo titularidad sobre el subsuelo, puede llegar y perforar un pozo petrolero justo en tu misma casa: lo hará pronto en la playa e inclusive, sin siquiera chistar, en la Laguna Madre, aunque sean Reservas Ecológicas nacionales. Pero porque la playa es costa es a la vez tierra de todos y tierra de nadie. Algunos ejidatarios reclaman su titularidad. Pero ésta termina, como la de cualquier otro inversionista, o aun del gobierno estatal o municipal, en la franja de 50 kilómetros de playa, de no haber una concesión federal clara. Lo dice nuestra Constitución. El titular de nuestra playa es el gobierno federal y no habrá seguridad sobre ninguna titularidad concedida si el gobierno federal no se apura en definir ésta. ¿Lo hará? ¿Le interesa?

Gravitas. Que yo publique mi opinión por este medio tal vez no tenga más valor que mi palabra. Que exprese su opinión Felipe Calderón por cualquier medio público rebasa su ámbito personal y alcanza todo México: cuando él habla, le guste o no, él representa a la nación que preside. Por eso se le exige a él mayor “gravitas”, mayor “seriedad” que a cualquier hijo de vecino. Hay, pues, alcances en la titularidad que exigen mayor responsabilidad. Con sus esfuerzos “mínimos” como sus campañas de salud y el atraer los visitantes con el Festival del Mar y con figuras como Alicia Machado, los gobiernos municipal y del estado en cierto modo hacen lo que pueden en la playa. El gran alcance o “gravedad” del poder permanece aún en el gobierno federal mientras no defina qué hacer con la playa y dé seguridad a los interesados.

Auctoritas. Tiene “autoridad” quien conoce y goza de la calidad moral para garantizar que se puede tener éxito en lo que él propone. Lo hace un médico en asuntos de salud; un abogado, en asuntos de leyes; un sacerdote, en asuntos de Dios. Por supuesto, la “auctoritas” no implica gozar de “dignitas” o de “potestas” para lograrlo. El médico, por ejemplo, sabe de tu remedio pero no puede forzarte a tomarlo. Si queremos desarrollar la playa hay, pues, 1) que saber distinguir los ámbitos de autoridad. PEMEX es la autoridad de petróleo, no la del turismo; los ejidatarios son autoridades de explotación agrícola y ganadera, todavía no de turismo; los inversionistas no son necesariamente autoridades ni de turismo ni de ecología, pero sí en lo que concierne al uso de los dineros. Hay además 2) que oír a cada cual y tomar en serio su consejo si queremos que nuestra playa sea próspera.

Virtus. Ninguno de estos poderes sirve si no hay virtud en los interesados y en los ciudadanos en general. Claro que el gobierno debería asumir su responsabilidad de conservar limpia la playa, pero nuestra playa está originalmente sucia porque los matamorenses somos unos bárbaros en eso de tirar basura donde nos place.

Charisma. Parte del poder para conseguir algo es contar con líderes carismáticos. Todavía no contamos con ninguno que nos atraiga a transformar la playa en algo grande y hermoso.

Charitas. Éste no es tanto un concepto de Roma republicana, sino más bien cristiano. Da un giro de 180º a cualquier concepto de poder. Éste no consiste en lograr salirte con la tuya. Consiste en el servicio, en el entregarte a conseguir el bien del prójimo, el bien común. ¿A quiénes de los interesados en la playa les interesa después de todo el servir, en lugar de sólo servirse?