Los elementos para una nueva tormenta laboral en Matamoros.

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Opinión de Cirila Quintero Ramírez Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 5 de diciembre de 2019

El inicio de las negociaciones contractuales en Matamoros empieza a generar expectativas en torno a si se volverá a repetir la movilización laboral de principios de año. A casi un año de que la movilización, el panorama laboral es incierto principalmente por la ausencia de una definición clara de hacia dónde van las relaciones laborales de esta localidad, para muchos considerada como la punta de lanza de donde podría despegar un mejoramiento laboral. 

El resultado de la movilización se podría considerar un triunfo del sector obrero: el incremento salarial del 20% arriba del aprobado por el gobierno federal, es decir, 212 pesos como mínimo, y el pago de un bono de 32 mil pesos para cada uno de los más de 60 mil obreros que participaron. Pero sin duda, el mayor triunfo fue el registro del Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores Industria y Servicios (SNITIS) como una opción para sindicalizarse para los trabajadores no solo de Matamoros sino también de los trabajadores de la maquila y servicios en todo el país. El trabajo inicial se ha realizado en Matamoros, en donde el SNITIS, a través de su abogada la Licenciada Susana Prieto, ha presentado la demanda en más de 40 empresas por la titularidad del contrato colectivo, el proceso se llevará varios meses. En el inter, y a través de año, parecen haberse ido configurando elementos que anuncian la formación de una tormenta laboral nuevamente en Matamoros 

Un primer elemento, es la ausencia de un anuncio gubernamental  del porcentaje de aumento salarial que regirá durante el año 2020, de manera informal, se ha anunciado el 20%, sin especificar si es general, es decir en la frontera y el centro o  solo en el centro. Distintos sindicatos, que, ya iniciaron negociaciones, han planteado como piso de negociación salarial este porcentaje, aún sin estar formalizado. Indudablemente los salarios en México deben incrementarse pero éstos deben hacerse de manera planificada en el corto, mediano y largo plazo que permita ver la articulación con otras variables de la economía. El aumento salarial no debe ser una decisión arbitraria o voluntariosa sino parte de un esquema económico que permita dar certidumbre y avanzar a una mayor equidad entre los factores de la producción.

El segundo elemento, ha sido la actuación empresarial. Después del movimiento, distintas plantas implementaron reestructuraciones productivas y laborales que han afectado a los trabajadores y creado su descontento, algunas de éstas son el  despido de trabajadores, no necesariamente del movimiento, mediante su liquidación y recontratación con el salario mínimo fijado por el gobierno federal de 176 pesos, eliminando el avance obtenido por el movimiento; el retiro de bonos extras, de despensa, transporte, que entregaban; el alargamiento de los tiempos de prueba para otorgan la planta laboral y otras más. Sin duda estas acciones, no han contribuido al saneamiento de las relaciones laborales en donde más allá de las peticiones económicas, surgió una demanda de un mejor trato por parte de la empresa y de las partes gerencial hacia los trabajadores.  La lucha laboral no solo es salarial sino también por la exigencia de mejor trato al interior de las empresas, algo muy relacionado con el cumplimiento de la norma 35 a la que México se ha comprometido. 

Tercer elemento, los sindicatos. En un territorio altamente sindicalizado como Matamoros, en donde la contratación colectiva no es letra muerta, los sindicatos desempeñan un papel central. El anuncio de la reforma laboral y la exigencia de democracia sindical, así como el surgimiento del SNITIS, son sus principales retos. El sindicato mayoritario, el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora (SJOIIM) se ha mantenido dentro de los canales legales en cuanto a los requerimientos actuales y ha tratado de responder a los requerimientos de la nueva legislación, asimismo, su líder ha declarado “que respetará el deseo de los trabajadores en cuanto a elección del sindicato que deseen elegir..y que nadie será mantenido a la fuerza”, aunque también ha solicitado “suelo parejo para todos los sindicatos”, esto en alusión a su filiación cetemista que parece ponerlo en desventaja;  el sindicato cuenta con un porcentaje mayoritario de sus agremiados, y ha planteado como punto de partida para su negociación una demanda salarial del 30% y la jornada de 40 horas, basado en conquista laboral de hace tres décadas, de acuerdo al líder, las negociaciones con las empresas se mantendrán dentro de los marcos legales.  

En el lado contrario, se encuentra el Sindicato Industrial de Trabajadores en  Plantas Maquiladoras y Ensambladoras de Matamoros (SITPME), en donde su líder ha optado por la confrontación abierta con los seguidores del SNITIS, su líder y particularmente con la abogada laboral Susana Prieto. 

Los primeros días de diciembre han mostrado confrontaciones en tres empresas que han pedido la renuncia al SITPME y la cancelación de cuotas sindicales, demanda que ganaron en Fisher Dynamics, sin embargo, en otras como Rosamax, la violencia ha escalado a niveles críticos. El enfrentamiento entre seguidores del SNITIS y el STIPME, dirigido por miembros de su comité Ejecutivo, golpearon a trabajadores y al líder del nuevo sindicato, en una acción por demás reprobable. Resulta inadmisible que en épocas de búsqueda de una transformación social, tácticas de violencia, golpes a obreros disidentes o que buscan la democracia, como ha sucedido en décadas pasadas, vuelvan a resurgir. 

Esta forma de acciones solo puede incentivar un resurgimiento del descontento obrero que ha existido hacia organizaciones no representativas y en empresas que se empeñen en apoyar a organizaciones o líderes no legitimados entre sus trabajadores. Todo parece indicar que los trabajadores del STIPME constituyen el contingente mayor de donde surgirán los nuevos miembros del STIPME, y la principal chispa que puede detonar el conflicto laboral en Matamoros, dado que la agresión continua a los trabajadores, independientemente de su filiación sindical, incentivaría una protesta generalizada por este sector.

Finalmente, la actitud gubernamental parece no estar aportando a esta conciliación. En el conflicto pasado el uso de la fuerza policial por el Gobierno del Estado en algunos de los conflictos fue altamente crítica, así como la injerencia de un senador federal, como forma de desactivar el movimiento. La situación no ha cambiado, en II Informe, el Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca expreso que no se toleraría paros laborales ilegales en las maquiladoras que ahuyenten la inversión, declaración que aplaudieron el sector empresarial. Declaraciones de este tipo en lugar de favorecer la conciliación parecen alimentar la confrontación laboral, algo que debería reconsiderarse. A diferencia de las tormentas naturales que no se pueden prevenir, las laborales si pueden evitarse, si los actores involucrados asumen con su responsabilidad su papel para lograr relaciones laborales más justas y equitativas. 

Dra. Cirila Quintero Ramírez

El Colegio de la Frontera Norte