Los aranceles en perspectiva histórica

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Opinión de Óscar Peláez Herreros Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 30 de abril de 2025

Los aranceles son impuestos sobre las importaciones, esto es, sobre los productos que llegan a un territorio. En este sentido, suele considerarse que los primeros aranceles se aplicaron en la Grecia clásica a modo de derechos portuarios. También fueron comunes en la Edad Media, cuando los señores feudales cobraban por las mercancías que ingresaban a sus dominios. En 1707, la unión aduanera interna de Gran Bretaña y el establecimiento de altos aranceles frente al exterior fue relevante para la consecución de los desarrollos tecnológicos de la revolución industrial y para que este instrumento empezara a ser visto como un elemento de la política nacional más que como un mecanismo para el control de mercados locales o regionales.

Estados Unidos aprobó su primera ley arancelaria en 1789. Se trató de un arancel de 5% para todas las importaciones, que se fue incrementando en los años siguientes hasta alcanzar un promedio de 40% en 1820. Desde entonces hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos mantuvo uno de los tipos arancelarios más altos del mundo para las manufacturas importadas.

A raíz de la mala experiencia del periodo de entreguerras, en 1947 se firmó el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) con el propósito de facilitar el comercio y la cooperación entre países. Fue entonces cuando los aranceles prácticamente desaparecieron.

Las nuevas tarifas que recién aprobó Estados Unidos son las más altas de los últimos ochenta años y confirman el cambio de paradigma desde la apertura, la integración y la promoción del comercio hacia el neoproteccionismo y la desglobalización. La salida del Reino Unido de la Unión Europea (el brexit), la renegociación de tratados comerciales, la estrategia de nearshoring, son otros hechos que evidencian estas nuevas tendencias que se vienen observando a nivel mundial.

¿Qué pretende Estados Unidos con su nueva política arancelaria? Lo más inmediato, aunque no lo más relevante como se expone a continuación, es que los aranceles permiten incrementar los ingresos fiscales y corregir el déficit de la balanza comercial. Desde mediados de la década de 1970, Estados Unidos compra más de lo que vende a otros países y esa brecha ha ido en aumento. El papel de los aranceles consiste en desincentivar las importaciones al encarecerlas en comparación con los productos nacionales. No obstante, como en esto también opera la tercera ley de Newton (el principio de acción y reacción), los demás países responden de manera simétrica elevando sus aranceles, lo que dificulta las exportaciones de Estados Unidos. La situación final no resulta muy distinta de la inicial, salvo porque las tarifas arancelarias son más altas para todos. Una guerra comercial de este tipo entorpece las transacciones y encarece los productos para los consumidores.

También está el argumento de que Estados Unidos necesita estos aranceles para proteger su industria de la competencia “desleal” de otros países que operan con menores costos de producción porque no cumplen normas medioambientales o pagan salarios bajos y vulneran derechos de los trabajadores. No obstante, en realidad, fue el capital estadounidense el que optó por la deslocalización en busca de esos menores costos de producción y, por ejemplo, México lleva décadas vendiendo la baratura (y pobreza) de su mano de obra como una ventaja competitiva.

Lo que parece claro es que los aranceles son un arma de negociación, no sólo en cuestiones comerciales, sino también para temas migratorios, de control del flujo de drogas y vinculados a otros objetivos políticos. Por ello, en el corto plazo, están dando lugar a negociaciones entre los países y bloques afectados, con continuos cambios, postergaciones, rectificaciones y ajustes. La incertidumbre que genera esta situación es tremendamente dañina para una economía mundial que se encuentra muy interrelacionada y que no puede ajustarse de manera inmediata a los cambios que se proponen cada día.

Óscar Peláez Herreros
El Colegio de la Fronteras Norte, Departamento de Estudios Económicos


Las opiniones expresadas son responsabilidad de quien las emite y no reflejan necesariamente una postura institucional de El Colegio de la Frontera Norte.

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