Las movilizaciones obreras en Matamoros, Tamaulipas

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Opinión de Cirila Quintero Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 7 de febrero de 2019

El pasado 25 de enero de 2019, 45 maquiladoras, con un total de 30,000 trabajadores, se fueron a huelga en Matamoros, Tamaulipas. El hecho llamó la atención particularmente porque se argumentó la ruptura de la paz laboral, entendida ésta como la ausencia de huelgas y de conflictos laborales, que había prevalecido en el país, en los pasados casi 20 años, al menos en Tamaulipas. Sobre el evento deseo hacer algunos comentarios, primero, la paz laboral , como tal, no ha existido, la prensa, en especial la local, da cuenta de una multiplicidad de conflictos y paros laborales en distintos sectores, por otra parte si han estallado huelgas  pero éstas han sido declaradas inexistentes. Así pues, la paz laboral ha sido un discurso que han privilegiado gobierno, empresas e incluso algunos sindicatos para atraer inversiones.

Segundo, el estallido de las huelgas fue asociado con el incremento salarial, anunciado por el gobierno federal, en la frontera a 176 pesos, y el no cumplimiento por parte de las empresas, y la no exigencia sindical de este incremento lo que es erróneo. El aumento fue sólo una parte del conflicto, en Matamoros, como en otras partes de la frontera, algunas empresas ya pagan casi los 176 pesos, incluso las maquiladoras en Matamoros, lo hicieron desde el primer pago en 2019. La explicación debe encontrarse más en el interjuego entre estos decretos y las características locales de la relación laboral existente entre maquiladoras y sindicato.

El Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora (SJOIIM), tiene un contrato colectivo herencia de luchas y negociaciones obreras de casi ochenta años, fue un sindicato algodonero, y se convirtió en 1964, en el principal sindicato hegemónico de la maquila. El sindicato, con un liderazgo férreo durante los años setenta y ochenta, y aprovechando el auge de la industria automotriz, especialmente de General  Motors, y después Delphi, consiguió los mejores contratos colectivos con conquistas como las 40 horas por semana. El sindicato fue frenado en el tiempo de Carlos Salinas de Gortari, sin embargo, continuó privilegiando la contratación colectiva como forma de negociación pero ahora en un marco de conciliación con las maquiladoras, representadas por la Asociación de Maquiladoras.

En este esquema negociaron desde principios del presente siglo hasta esta negociaciones contractuales de 2019. En que dos aspectos vinculados al contrato colectivo, el incremento salarial en caso de incrementos salariales extraordinarios, adicional a la igualación al salario mínimo de 176, estipulado en una de sus cláusulas laborales,  que justificó la demanda del 20% adicional incremento del salario mínimo, y un bono anual que equivalente al aumento salarial dictaminado es decir entre 4 o 5 pesos, en años pasados. En este año, la diferencia fue de 86 pesos, que multiplicado por 365 días, daba el bono de 32,000 pesos. En esencia, las peticiones procedían por estar planteadas y legalizadas en el contrato colectivo. Sin embargo, la parte patronal no aceptó, se hicieron contrapropuestas sindicales pero no fueron aceptadas.

Tercero, se ha argumentado que el movimiento rebasó a los líderes sindicales e hizo necesario otros actores. La afirmación puede ser cierta en parte pero cuestionable en otros apartado, me parece que la explicación a este apartado debe vincularse con el impulso  de un nuevo modelo laboral en donde se busca la no participación del actor gubernamental.

La frase de “arréglense solos”, por parte de la Secretaría del Trabajo y del mismo Presidente, fue repetida continuamente. La decisión impactó a los actores locales de manera diferenciada, el empresariado, se sintió “abandonado” por una decisión gubernamental, cuando el componente histórico-laboral de su contrato colectivo, y la ausencia de estrategias de negociación acordes al nuevo momento; por su parte, el líder se mostraba precavido en torno  hasta donde podría actuar, dentro de este nuevo gobierno; su filiación cetemista, también constituía un punto en su contra, en un momento que se les considera “charros” a todos los cetemistas, y se favorece a corrientes “democráticas”, cuando el punto central sería el cumplimiento o no de las funciones y objetivos de sus funciones sindicales. Finalmente, la mayor decisión de los trabajadores por conseguir sus demandas, y con exigencia de que fuera encabezada por él, llevaron a que le movimiento se iniciará el 12 de enero con paros y estallara la huelga general . El proceso de resolución de la huelga fue realizado por el  SJOIIM, como representante legal, con cada empresa, llegando a un acuerdo con la mayoría en una semana, dado la posición clave en el sector automotriz que ocupan varias maquiladoras de Matamoros.

Finalmente, los otros actores en el conflicto. El movimiento cobró visibilidad por la cobertura que se le dio por las redes sociales, en donde se movilizó a los trabajadores con información a medias, en donde las consignas se mezclaron con lo económico y la exigencia sindical que iba desde destituir el líder hasta desaparecer al sindicato.  La demanda si recoge en parte descontentos que existen particularmente en cuanto a cobro de cuotas y representatividad del líder sindical. Sin embargo, el movimiento no puede ser construido a partir de los medios virtuales y de quienes encabezaron estas protestas, primero porque borra todo el contenido histórico laboral enunciado y segundo porque sólo  un porcentaje de trabajadores, entre 3000 y 4000 trabajadores, de una fuerza laboral de 30,000, estuvo en estos movimientos, el resto continuó laborando pero exigiendo a través de los canales establecidos por el sindicato.

Ciertamente, les dio visibilidad e influyó como presión mediática para resolver el conflicto, sin embargo,  la otra parte de la historia, los que siguieron desde adentro de las plantas, no ha sido recuperada, ni contada. Una evaluación más clara y precisa amerita una investigación más profunda.  

Una nota final: el movimiento parece indicar, que pese a que se asoció al Sindicato minero, éste no tuvo una participación directa, y si por el contrario otras instancias laborales, como abogados y otras opciones sindicales, que también desean participar en esta nueva etapa sindical. En ese sentido, Matamoros es un laboratorio para visualizar la reconfiguración de las relaciones laborales en espacios altamente sindicalizados, habrá que ver lo que acontecerá en espacios con sindicatos de protección que también tenemos en la frontera.

Dra. Cirila Quintero Ramírez

El Colegio de la Frontera Norte