No sé si haya dolor más profundo e indescriptible que la desaparición de un ser querido y las personas desaparecen en los dos lados de la frontera México-Estados Unidos. Muchas veces sin dejar rastro alguno, muchas veces sin que sus familiares tengan la confianza de que las autoridades hacen un esfuerzo significativo por encontrarlos. Quizá la única certeza es que las desapariciones responden a lógicas distintas, dependiendo del lado de la frontera en que hayan ocurrido.
De acuerdo con el informe 2020 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en México las desapariciones se han recrudecido, principalmente, por la conjunción de corrupción, impunidad, violencia, inseguridad y por la colusión de servidores públicos con la delincuencia organizada que impera en algunas regiones del país.
En el lado mexicano de la frontera México-Estados Unidos, en los últimos 15 años se han incrementado las desapariciones. De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), del 15 de marzo de 1964 a la actualidad, ha habido más de 220 mil personas desaparecidas o no localizadas; casi una cuarta parte de esas desapariciones han sido en los seis estados de la frontera norte; noventa por ciento de esas desapariciones fronterizas han ocurrido a partir de 2005 que en México empezó a vivirse una oleada de violencia vinculada al crimen organizado que trafica drogas, armas y migrantes y que utiliza el secuestro como fuente de ingreso.
Pero la frontera norte de México tiene sus diferencias. Prácticamente la mitad de las desapariciones, de 2005 a la fecha, han ocurrido en Tamaulipas (15,650) y Chihuahua (12,190). En Baja California, por ejemplo, el pico más alto de esas desapariciones se vivió en 2013 que desaparecieron más de mil doscientos hombres y mujeres pero en Chihuahua los números más altos se ubican en 2014 (2056 desaparecidos) y 2018 (2134 desaparecidos). La mitad de las desapariciones de Nuevo León son en la Zona Metropolitana de Monterrey; en Sonora se distribuyen en Hermosillo, Nogales y Cajeme; en Coahuila esas desapariciones no ocurren en la frontera sino en las ciudades de Torreón y Saltillo.
Esta dura realidad ha hecho que, en la última década, se conformen muchas organizaciones que buscan a sus familiares y seres queridos desaparecidos. Esas organizaciones trabajan principalmente en dos frentes: siguiendo el proceso de la fiscalía y haciendo su propia búsqueda en los parajes rurales, con la esperanza de encontrar restos óseos susceptibles de ser identificados.
Del lado americano de la frontera, el National Missing and Unidentified Persons System (NamUs) contabiliza 20, 491 personas desaparecidas en ese país, desde 1944 a la actualidad; 5, 624 de esas personas han desaparecido en los cuatro estados fronterizos del sur de Estados Unidos; en cantidad es evidente que hay más desapariciones en México pero en porcentaje, los datos son similares para los dos lados de la frontera.
Prácticamente la mitad de las personas desaparecidas en los cuatro estados fronterizos del sur de Estados Unidos son hispanos o latinos; en esos estados también hay casi seis mil quinientas personas desaparecidas que no han sido identificadas y que podrían ser migrantes que pasaron a la unión americana sin documentación.
La relevancia y entrecruce de esos datos ha hecho que varias organizaciones del sur de Estados Unidos encaminen sus esfuerzos a la localización de migrantes. Lamentablemente, el informe más reciente de La Coalición de Derechos Humanos y No Más Muertes indica que hay miles de migrantes desaparecidos y que la Border Patrol, más que una organización de búsqueda y rescate, es una fuerza policial que no trata los casos de desaparición con la urgencia que ameritan.
Sean migrantes o residentes, sea a causa del crimen organizado o la negligencia de las autoridades, sea del lado mexicano o del americano, no importa, la desaparición de un ser querido es muy dolorosa y en la franja fronteriza es una problemática grave que debe atenderse prioritaria y binacionalmente.
Dra. Artemisa López León
El Colegio de la Frontera Norte