Es indudable que la migración internacional a través de México se ha convertido en un tema político de actualidad del cual, más que estudiar sus causas y posibles políticas para su solución, ha sido tomado por el gobierno federal del país de destino como un elemento de presión política para alcanzar objetivos ajenos al fenómeno de marras. En la frontera norte del estado de Coahuila, concretamente en la ciudad de Piedras Negras, se está viviendo en forma excepcional la presencia de un flujo migratorio que este año ha rebasado por mucho las experiencias de migración de años anteriores.
Para empezar el lunes 4 de febrero del presente año se presentó un hecho inédito que sorprendió a todos los actores sociales en esta ciudad. Se trató de la llegada de 51 autobuses que partieron por la mañana de la capital del estado en Coahuila con aproximadamente 1,800 migrantes que fueron alojados en dos naves industriales de una antigua empresa llamada MACESA previamente habilitadas como albergue por el ayuntamiento de la ciudad. Este fenómeno representó un esfuerzo de coordinación interinstitucional en que participaron autoridades municipales, estatales y federales para organizar una atención ordenada al fenómeno.
Pero el fenómeno migratorio no se terminó con la mencionada caravana sino que el flujo que pasa por esta ciudad ha continuado en mayor cantidad que la contenida en la caravana. Tal es la magnitud del fenómeno que la administración municipal ha establecido la figura administrativa de “enlace” con las autoridades norteamericanas para la regularización de migrantes en la frontera. Con lo anterior se pretende poner orden al proceso de regularización de migrantes en su paso hacia Estados Unidos cuyas autoridades aduanales han mostrado una capacidad de atención de entre 20 y 25 trámites diarios, es decir, todo un cuello de botella administrativo.
Sin embargo, es tal el flujo de migrantes que hay grupos que no esperan realizar un trámite ordenado sino que ingresan directamente hacia el país vecino a través del río Bravo con fatales consecuencias de persona ahogadas e incluso muertes por deshidratación a lo largo de las rutas hacia el norte del estado de Texas. Si bien gran parte de los migrantes son de origen centroamericano particularmente de Honduras, Guatemala, El Salvador y en menor cantidad de Nicaragua, también hay inmigrantes de Sudamérica particularmente de Brasil. Un caso especial es el de Cuba que en entrevista con la persona encargada de establecer el “enlace” con las autoridades norteamericanas indica que llegan en grupos de 10, 12, 15 persona diarias y hoy en día se están presentando personas que viajan con familiares provenientes de Venezuela.
Incluso hay mexicanos que provienen de los estados de Guerrero y Veracruz que vienen huyendo de la violencia generada en esos estados. Un caso especial es la presencia de inmigrantes provenientes de África, particularmente de El Congo, Camerún y Etiopía. Según la persona entrevistada, la patrulla fronteriza detiene en el lado norteamericano de la frontera entre 300 y 400 personas por día y calcula que en Piedras Negras se encuentra una población flotante de 1,500 personas además de las que están presentes en albergues o casas del migrante que ascienden a unas 250 personas.
Este fenómeno de números crecientes en los flujos migratorios en esta frontera es consistente con la observación del analista político José Blanco, quien escribía ayer en La Jornada sobre un sospechoso incremento significativo de aprehensiones de inmigrantes pues las estadísticas de la CBP Southwest Border Migration así los muestran para lo que va del año fiscal 2019 con respecto a los años anteriores. El punto es que entre 2014 y 2018 las aprehensiones de lo que llama la CBP Apprehensions/inadmisibles se mantuvo relativamente estable entre 35,000 y 45,000 aprehensiones mensuales mientras que en 2019 pasó a un promedio de 85,000 aprehensiones mensuales con un crecimiento de 144.5% en mayo pasado.
Si las aprehensiones por la CBP se mantuvieron relativamente estables entre 2014 y 2018 obedeciendo a causas estructurales en América Latina de expulsión de migrantes, el incremento en 2019 se conjetura por encima de esas causas estructurales, fenómeno que debería ser dilucidado para entender el trasfondo político de tintes electoreros del fenómeno de la migración.
Dr. Felipe Javier Uribe Salas
El Colegio de la Frontera Norte