En este año, se han registrado tres victorias de sindicatos independientes en votaciones por la titularidad del contrato colectivo. Las tres votaciones adquirieron relevancia por insertarse dentro de los cambios que se han derivado de la Ley Federal del Trabajo, aprobada en 2019, y el capítulo 23, referente al aspecto laboral, del TMEC. El hecho es sobresaliente y puede considerarse histórico, dado que nunca en tan poco tiempo se había registrado el triunfo de sindicatos independientes de manera continua. En estas elecciones sindicales participaron poco más de 8000 mil trabajadores, de los cuáles el 81% eligió una opción sindical diferente a la CTM. El caso más relevante lo constituye, el caso de GM-Silao, en donde el Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz (SINTTIA), obtuvo 4192 votos, en tanto que las votaciones de Tridonex en Matamoros y Panasonic Automotive Systems en Reynosa fueron ganadas por el Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y Servicios Movimiento 20/32 (SNITIS), surgido del movimiento sindical en Matamoros en enero de 2019. El triunfo más abrumador de este último sindicato se registró en Tridonex, donde el 87% de los trabajadores lo eligieron como su representante.
Los triunfos han sido considerados como un parteaguas en la historia sindical de México y han sido asociados a un mejoramiento inminente del trabajador. Mi experiencia como analista laboral, desde mediados de los ochenta, me hace escéptica en torno al mejoramiento laboral inmediato que se espera de estos triunfos, a pesar del contexto por demás favorecedor que existe para el mejoramiento laboral. Ciertamente, hay avances significativos, la participación de los trabajadores en las elecciones es encomiable, más del 80% por ciento de trabajadores en las elecciones sindicales ejercieron su derecho al voto. En ese sentido, habría que decir, en respuesta a los gobernantes y abogados que dicen que la democracia sindical depende de los trabajadores, que los trabajadores han cumplido con su tarea, al ir a votar y expresar su rechazo a sindicatos y líderes no representativos.
Sin embargo, hay obstáculos, algunos de ellos estructurales, que deben ser vencidos o derribados para llevar a un mejoramiento genuino de los trabajadores, y estos obstáculos van más allá de los trabajadores, se trata de estructuras o prácticas que deben ser trastocadas por las autoridades laborales y gubernamentales, sin este trastocamiento estructural, muy pocos cambios se pueden avizorar en terreno laboral, y si por el contrario, asistiremos a una derrota más en la búsqueda de la democracia sindical. En particular, quiero referirme a tres aspectos, que me parece son centrales de ser atendidos, para evitar el fracaso de estos triunfos sindicales: la ausencia de información suficiente y asesoramiento legal por parte de las autoridades laborales estatales y federales para los trabajadores; segundo, la inmadurez de los sindicatos independientes que han ganado y tercero, la corresponsabilidad que debería existir por parte del sector empresarial y gubernamental en este camino a la democracia sindical.
En cuanto a la ausencia de información suficiente y el asesoramiento legal. Esta problemática se vislumbró desde la legitimación de contratos colectivos, en donde los trabajadores no tenían claro que seguía después de no haber legitimado su contrato, que permitió estrategias que debilitaban su triunfo, por ejemplo en Panasonic, la empresa volvió a firmar contrato con el sindicato que no había sido ratificado, según expresar de los trabajadores. En la legitimación de contratos y en los recuentos, los trabajadores han actuado más por la información en redes sociales, o de amistades, que con información provenientes del sindicato o de las autoridades laborales. El triunfo del recuento abre nuevas incertidumbres entre los trabajadores. Por ejemplo, en el caso de Tridonex se conoció que el sindicato perdedor puede tramitar un amparo, el cual no ha sido un proceso expedito, a casi dos meses de haber ganado la elección el SNITIS no ha firmado contrato colectivo con la empresa. Asimismo, tampoco se sabe si el sindicato perdedor continuará como opción en la empresa, aunque el contrato colectivo negociado será del sindicato triunfador. Las autoridades laborales ayudarían en mucho a los trabajadores si difunden información sintetizada y entendible de los procedimientos que siguen y a los que deben estar atentos los trabajadores.
En cuanto a la inmadurez de los sindicatos ganadores. Los sindicatos que han ganado las elecciones son sindicatos nuevos, recién formados. Si bien, tanto al SNITIS como a SINTTIA, les antecede una organización, y en caso del SNITIS, una lucha laboral, son sindicatos jóvenes sin experiencia en las negociaciones colectivas, que han recibido asesoría de sindicatos hermanos, pero que al final se enfrentarán de manera solitaria a la empresa. Los eventos posteriores que se han registrado al triunfo sindical, me recuerdan el camino que siguieron varias organizaciones sindicales independientes que lograron el triunfo en maquiladoras. Solidev de México en los años setenta, Kuk Dong en 2004, y que al final fueron derrotados por la falta de experiencia, por el abandono de sus apoyadores, que consideraban que el reconocimiento sindical era lo más importante, y sobre todo por las estrategias empresariales que implementaron las empresas para evitar su funcionamiento.
En los triunfos actuales, a pesar de la legalidad de los sindicatos, las acciones son parecidas a las experiencias pasadas, en GM-Silao se ha mencionado un desconocimiento inicial de la empresa, que finalmente, ha accedido a negociar; en el caso de Tridonex, el líder perdedor, ha llamado al SNITIS, sindicato inexistente. Resulta fundamental que las autoridades laborales brinden el respaldo legal a estas organizaciones sindicales emanadas de la elección de los trabajadores, la supervisión gubernamental no termina con la elección sino debería estar presente en la instalación y funcionamiento de estas nuevas organizaciones. De la misma manera, los sindicatos independientes, con mayor experiencia, deberían acompañar como asesores a los trabajadores, y no solo a los líderes. La inmadurez también está asociada a la falta de relación entre sindicato y trabajadores, dado que, como he argumentado en otros escritos, los triunfos estuvieron asociados a un hartazgo de los trabajadores en contra de sindicatos no representativos, pero el hartazgo no basta para consolidar una organización es necesaria un trabajo de base de las nuevas organizaciones. En el caso del SNITIS resulta fundamental despersonalizar la organización del liderazgo de su abogada laboral, y fortalecer el trabajo de sus bases, y de sus dirigentes locales.
Empero, el punto más relevante, lo constituye la actuación empresarial y gubernamental. Las empresas han desempeñado un papel central hasta ahorita, a pesar de señalarse de que se deberían mantener al margen. Las tres empresas, en donde se realizaron elecciones, fueron señaladas por obstaculizar el proceso de elección sindical. En la fase de la firma de contrato colectivo con los nuevos sindicatos se avizoran nuevas, y más agudas, confrontaciones, en las que las que las empresas tendrán un papel por demás relevante dado su papel de patrón, y su actuación parece ser poco conciliadora, por ejemplo en GM-Silao, la empresa se niega a romper el tope salarial fijado por el gobierno, en tanto que en Tridonex y Panasonic aún luce incierta no solo la aceptación sino el tipo de contrato colectivo que impulsa el SNITIS. Por su parte, las autoridades laborales no han mostrado una actitud decidida hacia las empresas para obligarlas a respetar las nuevas legislaciones, cesar la confrontación y hostigamiento contra los sindicatos y convertirse en un real conciliador en las nuevas relaciones laborales que se están fermentando. Así pues, los triunfos sindicales parecen estar más envueltos en la incertidumbre que en la certeza laboral.
Dra. Cirila Quintero Ramírez
El Colegio de la Frontera Norte