La historia vitivinícola en Ensenada, Baja California: Hacia las Fiestas de la Vendimia II. Marca Propia

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Opinión de Araceli Almaraz Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 4 de julio de 2019

Hoy en día podemos hablar de cuatro grandes etapas en la historia de la vitivinicultura de Baja California. En cada una de ellas se fueron gestando distintos procesos que devienen en un contexto en constante evolución con una dinámica propia, una acumulación de saberes, procesos de innovación y la impronta de empresas familiares que han dado continuidad al legado de grupos pioneros. Asimismo, identificamos cada vez a más inversionistas y emprendedores de distintas regiones, que tomando en cuenta el núcleo productivo que emerge de la vid, reconocen en los valles Agrícolas de Ensenada un espacio de oportunidad. Asimismo, vemos que la joven tradición enraizada en las Fiestas de la Vendimia representa ya un patrimonio regional que se renueva cada año. En este segmento haremos un recorrido por las primeras tres etapas de la vitivinicultura bajacaliforniana y los hitos que las distinguen.

Etapa I

El despegue

La primera etapa de arranque en la cosecha uva en Baja California se inicia en el siglo XIX abarcando la región de Tecate y el Valle de Mexicali, hasta el Valle de las Palmas, el Valle de San Vicente, el Valle de Ojos Negros y el Valle de Guadalupe. La producción de vino en esta época será llevada a cabo de manera artesanal y estará dedicada en esencia al autoconsumo. Esta primera etapa tiene una fuerte impronta de personajes italianos asociados a emprendedores mexicanos. Las bodegas más representativas y que han continuado hasta nuestros días son Santo Tomás y Bodegas Cetto. La escasa dinámica alcanzada se extenderá hasta la década de 1960 incluyendo a todos los municipios de la Baja California. Para este periodo son veintiún empresas constituidas formalmente, cuyo objeto social fue separada y / o conjuntamente, la explotación de la vid y la producción de vinos (gráfica 1). 

Etapa II

Nuevos jugadores y jolgorio privado

El inicio de la segunda etapa estuvo definida por una notable expansión de las zonas de cultivo a partir de finales de la década 1960 que perfiló hacia una mayor dinámica de ranchos y viñedos, sobre todo en la década de 1980. La principal causa de esta expansión fue la aparición nuevos jugadores en la región, principalmente la Casa Pedro Domecq. Como señala el historiador Oscar Flores, regiones agrícolas de Aguascalientes, Baja California, Coahuila y Sonora, se vieron alentadas por la demanda de uva para producir brandy en México bajo la marca Domecq. En Baja California el proyecto productivo estuvo a cargo del español Antonio Ariza Cañadilla y familia, que años más tarde introdujo marcas de vino local como Los Reyes, Calafia, Padre Kino, XA y Château Domecq, estableciendo a su vez asociaciones con empresas regionales tales como Bodegas Cetto(1). 

Como resultado de este aliento en la producción de uva observamos que entre 1980 y 1989 la superficie cosechada en Baja California alcanzaría máximos históricos, superando las 5 mil hectáreas a partir de 1982 (gráfica 2). En cuanto a la producción vemos un periodo intermitente con un promedio para el periodo citado, que apenas fue superior a las 40 mil toneladas de uva (gráfica 3). Frente a este comportamiento un dato relevante que no hay que dejar pasar es el valor agregado. Para los años referidos, el valor anual es mínimo (gráfica 4). Este dato tuvo un comportamiento similar al que presentó el registro de nuevas empresas que no tuvo más de 25 (gráfica 1)

Paralelamente a la expansión del cultivo y la cosecha de uva lo que se registraron fueron las primeras fiestas en torno a la vid y la charrería, pero donde el “jolgorio” sería esencialmente privado. El viraje vendrá paulatinamente con los cambios en el tipo de producción y el posicionamiento de algunas marcas locales.

No obstante, el giro hacia un vino de calidad requerirá inversión, especialización, investigación y paciencia como lo exige toda empresa agroindustrial. En estos términos podemos afirmar que “la ruta del vino” no era fácil. Teniendo esto en cuenta, los esfuerzos se concentraron en impulsar mejores cosechas y ensambles, mientras que las casas vitivinícolas se fueron distinguiendo por el prestigio de sus enólogos -pieza clave en la elaboración de vino de calidad-, así como en metas visibles.

Etapa III. 

La ruta del vino: calidad y fiesta 

Entre 1989 y 1990 dos hitos marcarían la historia de los valles vitivinícolas de Ensenada. El primero de ellos fue la aparición de Monte Xanic en la escena internacional(2). Este suceso destaca porque el reconocimiento se dará a un año de haber iniciado la asociación mercantil. El parte aguas se manifiesta con las primeras miradas a la producción de vinos de Baja California incitadas por el vino blanco Chenin Colombard de Monte Xanic. 

El segundo hito fue la celebración de la primera Fiesta de la Vendimia extendida a la región. Explícitamente los objetivos de promover, difundir y expandir la cultura y el patrimonio histórico del valle de Guadalupe fueron presentados por la fundación que llevó el mismo nombre (1991) y que una década más tarde alienta la conformación del Comité Pro-Vino (2000). Ambas asociaciones tuvieron personajes centrales de la primera y segunda generación de familias arraigadas a Ensenada, relacionadas con las actividades primarias, pero sobre todo con el desarrollo de la vitivinicultura: Hans Backhoff  Urcuyo, Hans Backhoff Escudero, Santiago Bibayof K., David Bibayof Dalgoff. 

A este grupo se sumaron casi inmediatamente personajes que van a ser determinantes en el futuro del Valle de Guadalupe y de su herencia festiva. Por un lado, destaca la familia Liceaga que impulsó el Instituto de Investigación de la Vid en 1998 y en cuyo viñedo se realiza el cierre anual de las Fiestas de la Vendimia con el tradicional concurso de Paellas.

Por otro, destaca la trayectoria de Hugo D’Acosta en la región no solo desde los proyectos impulsados en la elaboración de vinos propios, sino por la visión y capacidad de unir los esfuerzos de vinicultores locales. Con el proyecto Escuela de Oficios El Porvenir en 2004, D’Acosta logrará incentivar un nuevo proceso de aprendizaje local que redundará en el paso acelerado hacia una ruta del vino reconocida y única.

El siguiente y último segmento de Marca Propia estará dedicado a la IV etapa de nuestros valles y nuestras fiestas. Esta última fase, que se encuentra en curso, nos permitirá hacer énfasis en la historia empresarial local, las mezclas y los ensambles galardonados, los efectos multiplicadores del cultivo de uvas, y sobre todo el tránsito de los “jolgorios” privados a los “jolgorios públicos”, que son el resultado de nuestro devenir histórico.

Dra. Araceli Almaraz

El Colegio de la Frontera Norte


Flores Oscar (2010) Antonio Ariza Cañadilla y la casa Domecq (1921-2005), ponencia presentada en el Coloquio de “Empresarios en la Historia de México” (México, 15-29 de junio 2010), organizado por la Asociación Mexicana de Historia.

Primera empresa productora de vinos de calidad destacará por la implementación de “un novedoso sistema de riego diseñado en la Universidad de Davis, California, con el objetivo de optimizar el uso del agua” (Almaraz, 1917).