Este jueves 21 de febrero, el Senado de la República avaló por unanimidad la Guardia Nacional, piedra angular en el Plan de Seguridad del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Algunas de las características que destacan de este proyecto que estará adscrito a la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, son: la vigencia de 5 años de la Guardia; la actuación de este cuerpo estará apegada a los Tratados sobre de Derechos Humanos firmados por México, respeto a la soberanía de entidades federativas y municipios, y contará con un control por parte del Senado en su actuar.
Sin embargo, la Guardia Nacional es necesaria solo si el nuevo diseño institucional se acompaña de:
1) Un modelo de gobernanza estratégica orientado a resultados.
2) Adaptación integral de una cultura militar con un enfoque de seguridad ciudadana.
3) Reconocimiento de los avances y buenas prácticas de seguridad en años recientes.
4) Promoción de incentivos para tener perfiles policiales eficaces, de proximidad policial y menos corruptos.
5) Capacidad de investigación e inteligencia militar-civil para reducir incidencia de grupos delictivos.
6) Eficaz coordinación militar-civil con prácticas y culturas de gestión diferentes entre los actores gubernamentales.
7) Efectiva capacidad institucional de planificación estratégica en distintos tiempos y escalas.
8) Integración de las culturas reactivas y preventivas de la GC en planes operativos y estratégicos.
9) El fortalecimiento de un Estado de derecho: menores incentivos corrupción, mejores investigaciones para fundamentar delitos y una actualización del NSJP; en general aplicar la ley.
10) La colaboración antidrogas, seguridad y preventiva con Estados Unidos para reducir la demanda de drogas y operaciones militares y policiales conjuntas fronterizas. En un marco de diferencias entre las iniciativas de EE.UU. y de México en la coyuntura actual.
Si todo estos factores no existen la Guardia Nacional tendrá un papel marginal y coyuntural.