Opinión de Salvador Corrales investigador del Departamento de Estudios Económicos de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 9 de agosto de 2012

Se asume el concepto de competencia por los hechos que en breve seremos testigos alrededor del mundo: la Olimpiada de verano en Londres, Inglaterra. La demostración de fuerza, destreza y velocidad para vencer a los adversarios en las competencias atléticas y deportivas habrán de testificar su contenido y, probablemente, lograremos entenderlo en su justa dimensión.

Competencia fue la que desplegaron distintas ciudades del mundo para organizar la Olimpiada de verano en 2012, con la demostración de sus capacidades de organización y de infraestructura para que los deportistas y sus delegaciones se sientan cómodos y satisfechos en las confrontaciones y en el desplazamiento dentro de la ciudad. Muchos de los visitantes podrán decir que en su país la Olimpiada se hubiese hecho con más calidad, lo cual es legítimo.

Londres, Inglaterra, ganó los derechos y como resultado tendrá la oportunidad de demostrar su capacidad organizativa, se beneficiará hasta el 2015 por los gastos de consumo según Carlos Mota, que el 23 de julio pasado hizo público con base en estadísticas de Visa, con ingresos estimados por £804 millones que se sumarán a la economía británica.

La gente en el mundo esperará que la competencia por las medallas se concentre en unos cuantos países, por ser más competitivos, organizados y poseer más capacidad para lograrlas. En la Olimpiada de 2008 en Beijing, China, se disputaron los tres primeros lugares Estados Unidos, el país anfitrión y Rusia.

China obtuvo 49 medallas de oro y 100 en total, que lo colocó en primer lugar; Estados Unidos 34 y 110 en total, el segundo lugar; y Rusia en el tercero con 23 y 72 en total. México logró el lugar 36 con dos medallas de oro y una de bronce.

La conquista de las medallas es una demostración de poder y fuerza, capacidad de organización y perseverancia, atributos que guardan una relación directa con otras actividades tal como en la economía, la industria, la ciencia y las artes. Para estar en el top ten se tiene que ser competitivo y como dicen los economistas, desplegar todas las capacidades de innovación para arrebatarle segmentos de mercado al adversario, pero este tipo de competencia comúnmente es degradada por la intervención de terceros.

La competencia que tendremos la oportunidad de observar hará gritar de alegría a muchos y a otros, llorar de tristeza por la derrota al desvanecerse los esfuerzos de años en unos cuantos segundos, característico de las carreras de velocidad. Todos esos años de entrenamiento en 10 segundos pueden significar la gloria o la derrota, asegurar contratos por años o pasar desapercibido, convertirse en el ejemplo a seguir u objeto de la crítica, etcétera.

El concepto de competencia es tan amplio que incluso penetra las más diversas actividades de la vida humana, en muchos de los casos se expresa de manera sutil e imperceptible entre el común de la gente. En las Olimpiadas de Londres se verá muy palpable, tangible y demostrable. Seguramente nos enseñará que para llegar al número 1 del pódium se requiere un gran esfuerzo, organización y perseverancia.

FE DE ERRATAS

►La publicación de la semana pasada, titulada «Un riesgo más para los migrantes», se le adjudicó por error a la doctora Cirila Quintero, sin embargo, la autoría de ese texto es del área de Comunicación y Difusión de El Colef.