La Colonialidad del Género y Poder: De la postcolonialidad a la decolonialidad

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Opinión de Andre González Vera Estudiante de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 16 de marzo de 2017

La Colonialidad del Género y Poder: De la postcolonialidad a la decolonialidad es un texto en el cual la Dra. Breny Mendoza articula una lectura crítica del devenir de lo anticolonial, lo poscolonial y lo decolonial. A partir de un ejercicio que más allá de definir lo que estas corrientes son, nos propone un recorrido teórico localizado en las propias tensiones y disputas presentes en las corrientes que demarcan el deslizamiento desde lo post a lo decolonial.

En términos generales, este devenir se encuentra imbricado en el texto a partir de dos niveles de análisis: en un primer nivel, las disputas presentes en las propuestas teóricas frente al valor epistémico colonial, y en un segundo nivel: cómo la teorías feministas interactúan con estas propuestas (y entre ellas mismas), articulando un campo de producción teórica que ha desarrollado sus herramientas conceptuales, desafiando los marcos teóricos que ocupan el estatus de la “teoría verdadera”, “teoría seria” o incluso de la teoría misma.

Interesante es que esta distinción metodológica en la organización del texto es justamente la puesta en uso de una de las principales preguntas de los feminismos al cuestionamiento de la colonialidad: cómo el campo del conocimiento se encuentra imbricado a través del género. Esta perspectiva si bien es abordada en la trayectoria que la Dra. Breny Mendoza como el hilo argumentativo de los devenires feministas post y decoloniales, no profundiza en el análisis de la heteronormatividad, de manera tal que esta parece ser reproducida en el texto al quedar fuera del análisis. Si bien Gloria Anzaldúa es citada, su posición queer parece quedar subsumida a la racialización y al orden de género.

En este sentido me pregunto ¿podemos pensar en formas de colonialidad un saber que además de generizar y racializar a lxs sujetxs los heteronoma? ¿Existen en este devenir conceptual aportes que nos hablen de ello? Si el orden de género europeo es heterosexual, ¿hay sujetxs que no presentan entonces ni siquiera el carácter de invisibilizadxs? Los no heterosexuales, ¿también comparten el lugar de los eliminables y explotables?

Tal como expone la Dra. Breny Mendoza, una de las principales características del tiempo histórico compartido para la escritura feminista es la puesta en funcionamiento de un “contragolpe epistémico” en donde las propuestas decoloniales o se caricaturizan como simples políticas de identidad o modas que requieren de “más teoría” o se segregan en la denominación de “feminismos de color” a programas de estudios específicos: étnicos, latinos, indígenas y afroamericanos, como si la raza y el género no estuvieran operando de manera transversal en los otros campos académicos.
Esta situación nos obliga a reflexionar respecto de cómo la segregación a programas y en temas específicos hace aparecer nuevamente a “la etnicidad”, “lo latino”, “lo indígena” como realidades en sí, como temas a estudiar, perdiendo tal vez estos espacios su potencial analítico como tecnologías específicas de producción de los sujetos. Esta distinción artificial en las prácticas institucionales desdibuja la co-construcción de los sistemas de poder de género, raza, etnicidad, clase, sexualidad, y nacionalidad y socava además la premisa fundamental de los análisis interseccionales de los feminismos negros.

En este sentido las reflexiones respecto de la interseccionalidad presentes en el trabajo de la Dra. Breny Mendoza nos presentan un análisis claro de cómo este aporte teórico no está exento de prácticas de asimilación por parte de la academia en general y de los feminismos en particular.
El desafío, diálogo y debate epistémico entre los feminismos poscoloniales y decoloniales se mueve en tres espacios: representa un posicionamiento frente a la (como dirían las decoloniales) colonialdiad del poder, y por tanto del saber, se sitúa en el cómo esta misma se afirma en o desde la producción del género y la raza y se desarrolla en los intensos debates sobre los cruces entre los feminismos como teoría y práctica política. En este sentido, nos encontramos frente a un trabajo que expone con claridad cuáles son los aspectos que delinean la práctica del conocimiento desde un análisis epistemopolítico.

Por ello, los aportes de la Dra. Breny Mendoza son un gran aporte para quien quiera comenzar a situar su práctica académica en estos debates, particularmente porque por una parte nos presenta una cartografía clara de sus fuentes y propuestas teóricas, pero a la vez respecto de cómo esta se encuentra articulada desde sus zonas de disputa.

De acuerdo a ello, su texto es relevante para la práctica feminista tanto desde los espacios académicos y activistas, pero muy especialmente y aquí agradezco la invitación a comentar este trabajo, porque nos invita a pensar y situar nuestros proyectos investigativos en zonas de disputa constantes: me refiero al cómo, tal como ha indicado la Dra. Breny Mendoza, si bien por una parte las teorías anticoloniales se definen por criterios vinculados por proyectos políticos que conducen a la descolonización, la pregunta por qué criterios y que proyectos políticos nos conducen a ella, qué debemos entender por descolonización o cuáles son las prácticas que logran efectivamente desafiar el colonialismo y la colonialidad, son motivo de un intenso debate, tal vez porque nos devuelven una y otra vez a la localización de nuestros quehaceres.
Quizás desde ahí, el acto de buscar una respuesta unificadora es tal vez otra trampa epistémica, ya que implicaría homogenizar cada una de las propuestas de transformación, invisibilizando su carácter particular, sus contextos y contingencias.

María Galindo (activista anarcofeminista boliviana) hace unos días ha difundido su opinión sobre el llamado a PARO internacional de las mujeres en 33 países, indicando que este es: una estrategia demagógica y utilitaria que usando solo una lucha, solo sirve para crear confusión. En este sentido, el llamado a paro generalizado quizás tiene el mismo efecto de homogenización del cual las teorías poscoloniales y decoloniales son objeto, pero quiero decir algo más a propósito de las reflexiones que el trabajo de la Dra. Breny Mendonza hacen posibles:
Las propuestas de Ni una menos en Argentina, el no Soy media naranja de Nadie, soy fruta entera y en todas sus variedades paraguayo, el De hacerte la cena, de hacerte la cama, se me fueron las ganas de hacerte el amor, peruano, el Ni sumisa ni devota: libre, linda y loca boliviano, la caminata del silencio en Valparaíso, Chiley la procesión del santísimo coño en Sevilla, que reconoce María Galindo en el análisis que he mencionado, son formas de activismo situadas, inexportables, pero no por ello inhermanables, pues accionan conjuntamente y se potencian en la acción política. Sin formar parte de lo que podemos denominar como un movimiento social unificado: son movilizaciones, que desbordan la necesaria homogenización discursiva que el concepto de movimiento social unificado necesita para funcionar, al menos teóricamente.

Por ello tal vez este texto compartido por la Dra. Breny Mendoza es un gran aporte contra las prácticas de homogenización, y a la vez un ejemplo que nos inspira a escribir sobre ella, pues tal como nos ha señalado en esta tarde: la homogenización es una práctica que hace perder de vista tanto las diferencias que sostienen las perspectivas y sus programas teórico-políticos, como sus contextos y la posición que se ocupa como sujetos dentro de los distintos marcos interpretativos de la colonialidad, pero lo más importante: desarticula el contenido de su fuerza crítica y las estructuras, tecnologías y formas de dominación que identifican y contribuyen a subvertir.

En este sentido, los aportes que la Dra. Breny Mendoza nos ha compartido son argumentos del todo necesarios para localizar la genealogía del anticolonialismo, el poscolonialismo y la decolonalidad, y a la vez situarnos en este campo de debates.