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This land is your land, this land is my land
From California, to the New York Island
From the redwood forest, to the gulf stream waters
This land was made for you and me
Fragmento de “This Land is you Land” words and music by Woody Guthrie
La película de la Bella y la Bestia dirigida por Jean Cocteau en 1946, tiene una escena que en estos días me asalta constantemente; esa donde la Bella (interpretada por la hermosa Josette Day) deambula por el castillo enorme, lúgubre y encantado de la Bestia (representado por el también hermoso Jean Marais); y de las paredes salen brazos con candelabros para iluminar su camino, y de las mesas surgen manos para servirle el vino. Ahí donde la servidumbre, toda ella encantada e invisible a los ojos de Bella, mantenía sus labores.
Esta escena viene a mi mente porque me parece que esa es la condición de muchos inmigrantes indocumentados en Estados Unidos: se han vuelto invisibles pero siguen trabajando para tener la comida preparada y las oficinas limpias. Y una parte de la sociedad estadounidense piensa que esas y muchas otras cosas se desarrollan por arte de magia, no ven a las personas detrás de todas esas labores, ni sus esfuerzos, y aplauden las redadas de estos días, aún cuán absurdas e inhumanas puedan ser.
Y las anécdotas se apilan, que si aquella migrante illegal salvadoreña sacada del hospital a punto de ser operada de un tumor cerebral, que si aquél par de dreamers acusados de pandillerismo, que si aquella mujer que demandaba a su marido por violencia intrafamiliar y fue levantada en pleno juicio, que si esto y aquello. Y bajo la justificación de que todos y cada uno de los inmigrantes indocumentados tienen antecedentes penales porque han ingresado sin permiso a este país, se da rienda suelta a persecuciones y visitas de puerta en puerta. Viendo esto, el que nos soliciten papeles migratorios al descender de los vuelos domésticos dentro de los Estados Unidos, es nada.
En este entorno de desazón y pavor, las respuestas se empiezan a mostrar; el jueves 16 de febrero se realizó la primera manisfestación de migrantes hispanos para no ir a trabajar y boicotear la adquisición de enseres. Fui una involuntaria testigo de los arreglos de los venezolanos y mexicanos que trabajan en la cafetería cercana a mi oficina en la Universidad de Stanford, ahí entre cuchicheos y en estricto español unos animaban a otros a unirse al paro y que ese gesto ayudaría al tío tal y a la prima cual; se dijo que no tenían que aceptar las mentiras que se dicen sobre ellos, que este también es su país. Si bien aquí el evento no se extendió como en Chicago, Austin o Nueva York, sí se presentó tímidamente. Mientras las acciones en contra de los inmigrantes indocumentados arrecian, la llegada del primero de mayo donde se planea un boicot nacional parece muy lejano. Queda el consuelo de saber que hay otras acciones de apoyo, sobre todo en los medios, que también han sufrido un intento de censura de la administración federal.
Si bien la película de “La Bella y la Bestia” trata del triunfo del amor sobre lo material y de la belleza interna sobre la externa, a mi me ronda la idea de que si en estos tiempos no debería ser sobre el despertar de una sociedad cegada que cree que las cosas se hacen por arte de magia, y me pregunto si sería también acerca del despertar de la servidumbre encantada.
Dra. Gabriela Muñoz Meléndez
El Colegio de la Frontera Norte[:]