Innovación: economía y medio ambiente

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Opinión de José Luis Manzanares Rivera Profesor-Investigador del Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 9 de mayo de 2012

En alguna ocasión Mark Twain, el afamado escritor norteamericano del siglo XIX, comentó: “No hay nada más antiguo que un periódico de ayer”. Y claro, sabiendo que Twain es conocido notablemente alrededor del mundo por obras como Tom Sawyer, en donde narra las aventuras de un niño especialmente curioso y audaz que vive a la orilla del río Mississippi, uno pensaría que Twain nada tiene que ver con economía, sin embargo, en realidad, el comentario anterior permite hacer una reflexión interesante que comparto a continuación:

A pesar de las contribuciones de la ciencia económica a nuestra sociedad durante los dos últimos siglos, su campo de estudio formal es joven, ha experimentado un rápido proceso de evolución y continúa en desarrollo.

Un caso emblemático de este proceso resulta el planteamiento de Robert Malthus, filósofo y economista inglés del siglo XVIII, quien llegó a sugerir la extinción de la especie humana a causa de la escasez de alimentos frente al constante incremento demográfico. Hoy sabemos que esto no ocurrió (al menos no todavía), al parecer su argumento omitió un detalle fundamental: la capacidad emprendedora de los agentes económicos y el efecto de la innovación en los procesos productivos.

Lo que nos lleva a pensar que planteamientos económicos de épocas anteriores podrían no ser válidos hoy; sin embargo en el terreno empírico esta noción de innovación presente en las acciones de los agentes económicos se pudiera perfilar como la clave para resolver problemas actuales en el medio ambiente, como el calentamiento global y la dependencia del petróleo. Siendo el caso de la producción de etanol, un ejemplo.

Al respecto, en países como Estados Unidos, las medidas de política pública como los subsidios a la generación de etanol, la regulación que hace obligatoria su mezcla con gasolina y el desarrollo de infraestructura productiva, han resultado en un incremento de su producción y un consecuente incremento en el uso de maíz con este fin. De hecho el consumo de maíz con fines productivos para etanol pasó de 6% al inicio de la década, a cerca del 40% de la oferta de maíz en aquel país en 2012 (USDA).

Quizás desde este punto de vista, las palabras de Twain cobran vida y si bien algunos planteamientos económicos de épocas anteriores podría no ser válidos hoy; otros logran sobrevivir a la prueba del tiempo, tal es el caso del papel de la innovación en nuestra sociedad, que el aclamado economista nacido en el entonces imperio austrohúngaro, Joseph Schumpeter, abordó en su obra clásica: Capitalismo, socialismo y democracia.

Si bien, la producción de etanol como mecanismo para mitigar los efectos adversos del consumo de productos derivados del petróleo y las medidas de política pública que lo respaldan es una cuestión empírica que los científicos en la materia podrán determinar, su comportamiento en el mercado hasta ahora avanza con solidez particularmente en el contexto latinoamericano, donde Brasil se ha posicionado como líder.

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