Colocar los productos cerca del consumidor final es una de las funciones del comercio. Una diversidad de obras de ingeniería, arreglos mercantiles e institucionales son necesarios para el desarrollo del comercio. Los costos de transacción y de transporte se incrementan: mientras más intermediarios se necesiten, mayor la distancia y las deficiencias en la infraestructura de carreteras, ferrocarriles, puertos, etcétera.
Después de que el comercio exterior se convirtió en la fuente del crecimiento económico con la firma del TLCAN, la demanda de infraestructura se ha incrementado para atender los cuellos de botella en las aduanas fronterizas México-Estados Unidos. Los puentes de cruce son insuficientes así como el número de garitas; las grandes colas de camiones, autos y peatones en las ciudades fronterizas mexicanas representan un costo financiero enorme y de estrés crónico.
Carreteras, ferrocarriles, puertos y otros medios para llegar al mercado americano se requieren en mayor cantidad y calidad. El Foro Económico Mundial en su informe de 2006-2007 colocó a México en el lugar 64 por la calidad de su infraestructura, de 125 países evaluados. En carreteras tenemos la posición número 49, en ferrocarriles 65, la posición 55 en aeropuertos y 51 en telecomunicaciones. El Banco Mundial utiliza como indicador de eficiencia de carreteras el número de kilómetros por cada 100 km2; el Noreste de México posee 10 km, mientras que Texas posee 70 km.
El anterior indicador es sólo cuantitativo, si le agregamos la calidad, encontraremos marcadas diferencias con nuestros socios del TLCAN. Las carreteras mexicanas fueron construidas con estándares diferentes a las americanas y canadienses; son de menor calidad, más inseguras y costosas. A nadie puede parecerle extraño esos hechos para un país en vías de desarrollo: todas las cosas se parecen a su dueño.
No obstante, si se quiere competir en el mercado americano se hace necesario invertir en infraestructura carretera, puentes, patios de revisión, etc. Los especialistas del Banco Mundial aseguran que los países en desarrollo incurren en costos de transporte promedio 70 por ciento superiores a los países desarrollados, en consecuencia, invertir en carreteras y mejores accesos a las garitas en las ciudades fronterizas mexicanas, contribuirá al crecimiento económico de México a través de su comercio.