Impune asesinato de la migra

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Opinión de Jorge A. Bustamante Fundador e investigador emérito de El Colegio de la Frontera Norte y Miembro del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 26 de abril de 2012

Anoche no me dejó dormir la imagen y, sobre todo, los gritos de agonía de Anastasio Hernández Rojas en un video de la cadena de televisión pública de Estados Unidos (PBS) que fue ado a conocer por primera vez el pasado viernes 20 de abril. En ese video aparecen escenas de cómo fue brutalmente golpeado hasta matarlo por un grupo de 12 policías de la Patrulla Fronteriza de ese país. Las imágenes de ese video tomado por unos testigos presenciales de nombres Humberto Navarrete y Sergio González, que vieron cómo los agentes se amontonaron golpeando y disparándole sus pistolas eléctricas para inmovilizarlo con descargas de 3 mil voltios, mientras Anastasio yacía en el suelo retorciéndose del dolor con las manos esposadas por la espalda y gritando mientras moría: ¡ayúdenme… por favor!

Cuando el consulado mexicano en San Diego pidió entonces una explicación de la muerte de Anastasio, las autoridades de la Patrulla Fronteriza dijeron originalmente que le habían quitado las esposas y que al sentirse libre de ellas, empezó a agredir a los agentes que tuvieron que actuar en defensa propia. No contaban entonces con que un testigo grabó en video con su cámara celular las escenas de cuando Anastasio yacía en el suelo esposado, obviamente desarmado, mientras un grupo de 12 agentes lo golpeaba y le disparaba sus pistolas eléctricas.

Aunque yo ya había escrito para este espacio sobre el asesinato de Anastasio (véase mi colaboración publicada por este diario el 9 de junio de 2010, cuya copia enviaré a quien me lo pida a:jbustama@nd.edu) yo no había visto, ni oído, el video de lo ocurrido a Anastasio hasta el 20 de abril, en que la cadena televisiva PBS mostró por primera vez el video. Ahora se cuenta con las evidencias del video y las declaraciones de los testigos presenciales. No se sabe aún cuál será la nueva explicación de la Patrulla Fronteriza.

Aunque sea con dos años de retraso, la exhibición de ese video hace que sea ahora que el gobierno de México y la sociedad civil de nuestro país nos toque responder al asesinato de Anastasio, por la simple justificación de que sigue impune. Es obvio, por lo que se ve en el video exhibido y lo que ha trascendido a los medios, que Anastasio fue asesinado por parecer mexicano y por ser indocumentado. Es tal el odio con el que fue golpeado hasta matarlo por un grupo de 12 agentes de la Patrulla Fronteriza, que hace pensar que no era un odio sólo contra Anastasio sino contra todo aquel que parezca mexicano por el color de su piel. Es decir, un odio racial contra todos los mexicanos. No se trató sólo de los 12 agentes que aparecen en el video atacando a Anastasio, sino de un odio compartido por los grupos sociales a los que pertenecen esos 12 agentes, además, de sus superiores que estuvieron dispuestos a mentir, en complicidad con los agentes asesinos, para ocultar los hechos en los que ocurrió ese asesinato tumultuario sin que haya habido el más mínimo castigo para los agentes asesinos hace dos años y que, hasta la fecha, ha quedado impune.

El gobierno de México no ha hecho caso de mis sugerencias, particularmente la de exigir al gobierno estadounidense la extradición de los agentes responsables, lo que ha contribuido a que esos asesinatos de ciudadanos mexicanos a manos de agentes de la Patrulla Fronteriza sigan ocurriendo con la total impunidad de esos agentes. Por eso, ahora, para el caso de Anastasio, sugiero que se inicie una acción pública, lo más amplia posible, con el objetivo de protestar por la inefectividad del gobierno para cumplir con su obligación legal de proteger a los mexicanos en el extranjero y generar costos políticos por tal inefectividad, empezando con la cita a comparecer ante el Senado a la canciller para dar cuenta de esa inefectividad. La omisión del gobierno mexicano de hacer algo efectivo para impedir la impunidad de los responsables del asesinato de Anastasio deberá ser vista por el Senado de la República como un acto de cobardía de nuestro gobierno ante el poder estadounidense.