Impacto económico de la sequía en Nuevo León

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Opinión de Salvador Corrales C. Profesor-Investigador del Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

martes 30 de abril de 2013

Los expertos en geografía y cambio climático parece que tienen la razón: unas regiones se harán desérticas por completo y otras sufrirán de inundaciones por el incremento en la temperatura de la tierra.

Los estados del norte de México caracterizados por su escasez de agua, el cambio climático les está cobrando la factura en sentido adverso a su condición natural. Los que no somos especialistas en estos menesteres creímos por algún momento que se habría de beneficiar cuando el huracán Alex en julio del 2010 nos inundó, por fortuna no hubo víctimas.

Aquel fenómeno demandó mucha inversión en puentes y se calcularon 17 mil millones de pesos para reconstruir los daños; no obstante sirvió como un aliciente para la inversión. La sequía que hoy vivimos se estima que ha aniquilado 100 mil cabezas de ganado en los últimos dos años y si estimamos a 4 mil por cabeza, se han perdido unos 400 millones de pesos.

La citricultura nuevoleonesa no logrará cosechar el mismo tonelaje del pasado reciente, que significará pérdidas para la economía local en el triángulo de Montemorelos, Terán y China, Nuevo León. Por la sequía, los frutales no retienen los frutos aun cuando posean sistema de riego; la madre naturaleza es vital para todos los seres vivos.

Por la sequía se estima que se incrementarán los precios de frutas y verduras en un 20%, habida cuenta de que tendrán que ser importados de otras latitudes. Tal vez los sinaloenses, principales productores de hortalizas frescas en México, vean incrementar sus mercados en esta región.

Ese proyecto de traer agua desde el río Pánuco para satisfacer las necesidades del vital líquido en Nuevo León se hará realidad una vez que se construya el acueducto de 390 kilómetros hasta conectar con la presa de Cerro Prieto, localizada a 20 kilómetros de Linares, Nuevo León. Se calculan tres años para concluir la obra, y desde entonces Monterrey y su área metropolitana tendrán garantizado el agua en los siguientes 50 años.

Actualmente las presas se encuentran en su nivel más bajo, pero poseemos el vital líquido para satisfacer las necesidades del consumo humano, así también para la industria. Si el proyecto anterior no es concluido en tiempo y forma por problemas en la administración financiera, el cambio climático tendrá un impacto negativo en la economía, al ponerse en riesgo los mantos acuíferos subterráneos que pudieran satisfacer las necesidades de la gran urbe en que vivimos.

La sequía que nos espera por el cambio climático tendrá altos costos económicos e impactos ambientales en la forma de desaparición de ríos, pastizales y ganado. Cada vez tendremos que perforar más profundo para encontrarla y las comunidades rurales ya no podrán criar ganado en pequeña escala; los grandes ganaderos tendrán que emigrar hacia regiones donde la rentabilidad del negocio les permita obtener ganancias.