El robo de hidrocarburos (huachicoleo), no es nada nuevo siendo que al parecer se presentaba desde hace varias décadas, lo cual es lamentable y vergonzoso por ser un robo a la Nación, es decir, nos roban a todos los habitantes de México.
Aunque, lo más grave es el riesgo que se pusieron los pobladores de una comunidad de Hidalgo no sólo por el robo sino por la explosión de hidrocarburos que sigue sucediendo en diversas zonas del país.
El evento anterior, me impactó en un primer momento al ver por televisión cómo los lugareños robaban con singular alegría el combustible que brotaba de ductos, quizás pensando “combustible gratis”, mientras algunos policías medio intentaban contener el robo. Desafortunadamente, hacia el anochecer el jolgorio del “combustible gratis” se volvía una tragedia al darse la explosión, tristemente sólo se veían correr a decenas de antorchas humanas que trataban de apagar el fuego que consumía su cuerpo y que tristemente los llevaría a la muerte. Al día siguiente el segundo impacto, fue ver las imágenes de una zona totalmente devastada por el fuego y potencialmente contaminada por los hidrocarburos, lo cual me llevó a reflexionar, no sólo en la pérdida de vidas humanas sino en el impacto ambiental, económico y psicosocial que será mayor, ¿por qué?
Algunas de las razones son que los hidrocarburos son altamente contaminantes y pueden migrar hacia otros sitios afectándolos. Por lo cual, el huachicoleo causará además afectaciones en suelo, aire, agua, flora y fauna de manera silenciosa y letal. Y que acorde a cifras oficiales son alrededor de 42 sitios diarios con extracciones clandestinas, que si se multiplican por años de robo; se podría suponer son cientos de hectáreas contaminadas en México. Ante lo cual, me surgió una pregunta de corte legal ambiental: ¿Quién, cómo y cuándo se le aplicará el principio legal “el que contamina paga”? Porque, las sanciones por el robo hasta hoy día ha llevado a muy pocos delincuentes a la cárcel.
Antes de avanzar es importante indicar, las implicaciones ambientales y socio-económicas del derrame descontrolado de hidrocarburos. En un primer momento un derrame de combustible tiene los impactos negativos y acumulables porque está constituido de sustancias tóxicas para los seres vivos que afectan el sistema nervioso central, causan depresión, irritación en piel y mucosas llevando al organismo a la muerte.
En el caso de que algún hidrocarburo afecte el suelo, éste quedará inhabilitado para uso productivo, siendo que afectarán las propiedades químicas del suelo e incluso a los microorganismos que ahí habitan. Además, el costo por limpiar, remedia o bio-remedia un suelo contaminado resulta muy costo, es decir, aproximadamente $175,000 peso por hectárea y el tiempo en que recupere dicho suelo su productividad original sería entre 3 a 4 años.
Además de lo anterior, al darse la combustión de los hidrocarburos se liberan gases efecto invernadero (GEI), contribuyendo al cambio climático, un incremento en temperatura del planeta que se traduce en eventos meteorológicos extremos como: lluvias, sequía, plagas e incremento del nivel del mar, entre otros muchos efectos; lo cual paradójicamente afecta a los más pobres, esto quizás ni les importará a los huachicoleros.
Otro impacto negativo de los hidrocarburos es cuando contaminan los cuerpos de agua causando la muerte de peces, anfibios u otros, y que en el caso de moluscos o peces acumulan algunas de las sustancias tóxicas en su cuerpo que si son ingeridos por otros organismos pueden provocarles daños a nivel genético, bioquímico y fisiológico en general.
Finalmente, durante el derrame de hidrocarburos se liberaron gases que al ser inhalados por los seres humanos les afectan las vías respiratorias y al darse la explosión provocan quemaduras de más 50% del cuerpo; que generalmente llevó a la muerte de los individuos. Mientras que las víctimas que sobreviven, tendrían que asumir gastos económicos sea para quemaduras pequeñas, medianas y grandes de alrededor de US$73.75; US$130.65 y US$190.65, respectivamente. A lo que se suma, el costo por injertos de piel por quemaduras será de aproximadamente US$1070; lo cual es extremadamente oneroso o casi imposible de pagar para las familias de zonas rurales.
Ante todo lo descrito, vale preguntar, ¿vale la pena afectar el ambiente y ponerse en riesgo a una comunidad por unos cuantos litros vendidos o comprados de combustible? Y ¿quién pagará por el daño ambiental de los derrames y explosión descontrolados de los hidrocarburos? Acaso, serán nuestros hijos, sobrinos, parientes, vecinos o nosotros mismos. Por ello les preguntaría, ¿qué propondría usted para minimizar no sólo el delito, sino los daños ambientales y sociales del huachicoleo?
María Eugenia González Ávila
El Colegio de la Frontera Norte