Hacer investigación sobre la frontera desde la frontera. In memoriam del Dr. Jorge Bustamante

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Opinión de Cirila Quintero Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 8 de abril de 2021

El pasado 25 de marzo murió el Dr. Jorge Bustamante, abogado y sociólogo, fundador de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef). Los investigadores e investigadoras que trabajamos cerca de él sentimos una gran tristeza por considerarlo un maestro en el hacer investigación y en la lucha para posicionar la investigación social en la frontera norte. Sirva esta reflexión para honrar su memoria. Conocí al Dr. Bustamante en 1989, en mi segunda visita al (El Colef) en Tijuana. Había estado en 1987 pero no habíamos tenido oportunidad de cruzarnos. Lo conocí mientras caminaba por el pasillo de sus instalaciones en Abelardo L. Rodríguez. Ambos nos conocíamos por referencias del Dr. Francisco Zapata del Colegio de México, quien era mi asesor de tesis Doctoral. Al Dr. Bustamante, como otros compañeros de El Colef, le sorprendía que hubiese venido a estudiar la frontera sin más apoyo que una beca de CONACYT, hoy a poco más tres décadas de esa locura, reconozco que sin la existencia de El Colef y del apoyo de sus estudiantes, personal administrativo y directivo eso no hubiese sido posible.

El objetivo del Dr. Bustamante de construir una institución de investigación en la frontera norte, para estudiar a la frontera y los fronterizos, con criterios de excelencia académica se vislumbraba desde los años ochenta, en donde la investigación realizada por sus primeros investigadores, sobre todo de maquiladoras y economía de la frontera, y la rigurosidad de su  Maestría en Desarrollo Regional. Nacido en Chihuahua, Chih, el Dr. Bustamante encontraba poco convincente que la frontera se estudiará desde el centro de México, creando estereotipos como de una región alejada de México y más identificada con Estados Unidos, con ciudadanos antinacionalistas, su propósito era investigar y vivir en la frontera norte para brindar una mirada más cercana de la frontera.  Para conseguir este objetivo, el Dr. Bustamante incorporó, a un naciente Centro de Estudios Fronterizos, a un puñado de jóvenes investigadores, recién formados en la Ciudad de México o regresados del extranjero. La tarea no era fácil, en una tierra, como tan árida para las ciencias sociales del norte de México, tan poco tolerante a la crítica a sus gobernantes, y difícil para vivir para los que nos unimos a esta aventura. 

El Dr. Bustamante era un conocedor del norte de México, sabía lo complejo y de lo heterogéneo de los más de 3000 kilómetros a lo largo de la frontera norte, por lo que delineo la idea de abrir sedes de El Colef en las principales ciudades de los estados norteños para dar cuenta de esta complejidad y riqueza fronteriza. Así nacieron las sedes de Ciudad Juárez, Matamoros y Nuevo Laredo, después surgirían Mexicali, Nogales, Monterrey y Piedras Negras. Contrario al centralismo, el Dr. Bustamante acostumbraba visitar las distintas sedes, y dada su pequeñez de las mismas, conocía a la mayor parte de los que trabajaban en las sedes desde el de limpieza hasta el encargado de la oficina.  Hoy la planta de El Colef a lo largo de la frontera la conformamos más de 120 investigadores, además del personal de apoyo y administrativo, el criterio de hacer investigación y docencia de excelencia sigue siendo el motor de nuestra institución. 

La visualización de la necesidad de una institución para estudiar la frontera, había nacido de la experiencia de investigación del Dr. Bustamante, su estudio sobre la migración indocumentada desde los años sesenta, para él, el contacto con los actores de las problemáticas resultaba central. Una de las anécdotas que le gustaba compartir al Dr. Bustamante fue cuando fue apresado por la migra estadounidense al cruzar el Río Bravo, al igual que un migrante indocumentado, para su tema de tesis. La migración, sobre todo la defensa de los migrantes, y de los mexicanos en Estados Unidos, constituyó desde inicios de su carrera su mayor preocupación, la continuidad y profundización en la temática le hizo convertirse en una autoridad, por lo que se le reconoció académicamente en distintas universidades e instancias dedicadas al tema, incluso se convirtió en relator internacional de la temática. Pero sin duda, una de las mayores satisfacciones como investigador fue el traspasar el texto académico a las políticas públicas, primero al poner a los migrantes como un tema central en la agenda gubernamental y luego en implementar programas de gobierno que los protegiera como sería el Programa Paisano. El Dr. Bustamante también fue de los primeros analistas que expresó que uno de los principales violadores de los derechos de los migrantes eran las autoridades migratorias y los policías de los distintos niveles, por lo que era urgente, tomar cartas en el asunto, una solución fue a partir creación del Grupo Beta, que buscaba proteger a los migrantes que llegaban a las ciudades fronterizas, sin embargo, no fue suficiente, dado que esta problemática  tiene raíces estructurales que persisten, y que aún esperan solución.

Al Dr. Bustamante se le recuerda por este legado en los estudios de migración, sin embargo, a la par de este aporte científico, estaría el colocar a la frontera norte como un área central no sólo de estudio sino en la agenda gubernamental.  El hacer visible las problemáticas económicas y sociales que enfrentan los fronterizos, y lo que significa ser fronterizo, ha contribuido a deconstruir los estereotipos que pesan sobre la frontera norte, como sería ser considerada una región de vicio, y los fronterizos como agringados.  Su idea de otredad, el reconocerse diferente al otro, y sobre todo la conciencia del fronterizo de percibir el poder del otro, al otro lado de la frontera, y aprender e implementar estrategias diarias para sobrevivir en esta región y mostrarlo a través de sus estudios, tanto por el Dr. Bustamante como por otros compañeros de El Colef, forma parte de esa mirada que el Dr. Bustamante pensaba: ofrecer una mirada social desde la frontera. Esta aportación también debe ser mencionada.  

En un último punto, algunos investigadores, como quien escribe, también tuvieron como mentor en cuanto a forma de dirigir una institución al Dr. Bustamante. Él, en los años noventa, abrió espacios para que las mujeres participáramos en el Consejo Académico, decía que la mirada de las investigadoras era necesaria para tener una institución más equilibrada en trato hacia hombres y mujeres. En la primera reunión, en la que participaba como Directora Regional, junto con otra directora de un Departamento, nos invitó a tomar la palabra, y desde entonces aprendí que si formas parte de una organización siempre hay que hablar y aportar tus ideas y no solo ser convidado o convidada de piedra. La invitación a participar en órganos de decisión de El Colef durante la administración del Dr. Bustamante no siempre fue tersa, tuvimos fuertes confrontaciones, una de ellas, amerito una larga plática en su oficina, en donde él me dio una de las grandes enseñanzas: aprender a debatir y defender mis argumentos de manera razonada y no con las vísceras. También aprendí de él, la importancia de la diplomacia más que de la confrontación abierta. Así pues, aunque nunca fue mi profesor en las aulas el Dr. Bustamante, si fue mi maestro en la enseñanza para hacer investigación de excelencia en la frontera norte y mi inspiración para colaborar en la extensión de El Colef en otras fronteras más agrestes, como Matamoros. 

Descanse en paz el Dr. Jorge Bustamante. 

Dra. Cirila Quintero

El Colegio de la Frontera Norte