Expectativas de hiperinflación en 2012

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Opinión de Belem Vásquez de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 9 de febrero de 2012

Después de la crisis financiera de 2009, muchas economías en el mundo todavía se encuentran en recesión y no han podido recuperar las tasas de crecimiento que tenían antes de esta crisis. En realidad aún nos encontramos en una recesión donde prevalece la incertidumbre y desconfianza en los mercados, sobre todo en la región de Europa. En tiempos como estos, los gobiernos tienen la posibilidad de estimular su economía a través de dos mecanismos que son opuestos: aplicando medidas de austeridad o aplicando medidas expansivas. Mientras muchos países europeos han aplicado políticas de austeridad, como reducción del gasto, pago de deudas y estableciendo objetivos de inflación a fin de recuperar la confianza de los acreedores y obtener líneas de créditos.

A partir de la crisis financiera en EU, que evidenció el mal manejo del sistema financiero, el gobierno ha cambiado su estrategia de priorizar el pago de la deuda y se ha inclinado en endeudarse todavía más para incrementar el gasto. En general existen tres formas para financiar el gasto: aumentando los impuestos, con endeudamiento o imprimiendo más dinero. EU recurrió a la medida más peligrosa y que es la impresión de dinero. Es decir, inyectó circulante a la economía y bajó las tasas de interés para que los bancos pudieran aumentar el crédito al consumidor e inversionista. Aunque en el corto y mediano plazo esta medida puede generar empleos, consumo e inversión, inevitablemente en algún momento la deuda se tendrá que pagar.

Es en ese momento cuando el valor de la moneda pierde su valor, pues no está respaldada por nada. Es como si cada uno de nosotros pudiéramos imprimir billetes y gastarlos comprando bienes y servicios, pero como no es resultado de un trabajo real, llegará el momento en que ya no habrá productos que se puedan adquirir con ese dinero y los pocos que existan tendrán un valor altísimo. Esto es lo que da lugar a la hiperinflación. Lógicamente nosotros como individuos no podemos imprimir dinero, pero la reserva federal a nombre de todos sus ciudadanos lo hizo en 2011 y existen expectativas de que lo vuelva a hacer en este año. No por nada, EU es el país más endeudado del mundo.

Esta situación nos puede afectar de varias formas, pues parte de las reservas monetarias de México están en dólares, así que si el dólar se devalúa, nuestros activos o ahorros se evaporan. También, una devaluación del dólar reduciría la compra de importaciones mexicanas, por ello el impacto sería inmediato sobre nuestra economía, y si como resultado de la hiperinflación, se pierde confianza en la economía de EU, dejará de fluir inversión directa a México. Lo más descabellado de este escenario es que Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, sea uno de los principales proponentes de la política expansionista basada en la impresión de dinero. Lo de Premio Nobel no debe resultar extraño, pues proviene de la misma academia que otorgó el Premio Nobel de la Paz a Barack Obama.