El estado de salud de estudiantes de nuevo ingreso a medicina

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Opinión de Felipe Javier Uribe Salas Profesor-Investigador de El Colegio de la Frontera Norte, Piedras Negras, Coahuila de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 20 de junio de 2016

En el ejercicio docente en la Escuela de Medicina uno se pregunta sobre las condiciones de salud de los estudiantes siendo que ellos se encargarán, en un futuro, de atender la salud de la población. De entrada nos encontramos con una población joven, privilegiada hasta cierto punto por poder acceder a cursar estudios de educación superior sobre la base de un aceptable desempeño académico al alcanzar el puntaje de calificaciones requerido para su ingreso a la carrera. Se esperaría entonces estar ante una población con las mejores condiciones de salud físicas y mentales, además de practicar estilos de vida saludables.

Sin embargo, un profesor de propedéutica me comentaba que estaba sorprendido de encontrar alumnos con hipertensión arterial, sobrepeso y obesidad. Estas observaciones nos llevaron a desarrollar un proyecto de investigación para la identificación de factores de riesgo cardiovascular a largo plazo en estudiantes universitarios (no se reportan aquí resultados del estudio por lo limitado del espacio). Se trata de un tema que se ha venido abordando en las universidades desde la década de los noventas del siglo pasado, siendo pionera en este campo la UNAM. Esa casa de estudios ha desarrollado a través de la Dirección General de Servicios Médicos, el Examen Médico Automatizado (EMA) para valorar la salud física y mental, así como los estilos de vida y aspectos del ámbito familiar con lo que se intenta realizar una valoración integral de la salud de los estudiantes (RevFacMed UNAM2005; 48: 224-31).

Estamos ante un instrumento que permite realizar un tamizaje grueso para identificar a los alumnos que presentan vulnerabilidades que pueden poner en riesgo su vida escolar y personal y que al identificarlos facilita la orientación y el apoyo para abordar los problemas que enfrentan. Se definieron 12 marcadores de alta vulnerabilidad en las áreas de autocontrol (consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas), efectos adversos del entorno (violencia sexual), consecuencias de prácticas de riesgo no seguras (embarazo no planeado, infecciones de transmisión sexual), efectos de estilos de vida no saludables (obesidad, desnutrición grave), trastornos de salud mental (bulimia, anorexia, ideación suicida). También fue considerado el sobrepeso de los alumnos y los antecedentes de hipertensión arterial y/o diabetes mellitus en familiares directos como una base hereditaria de esas enfermedades. Lo interesante fue que de 434 alumnos de primer ingreso a la Facultad de Medicina en 2014, un tercio mostró indicadores de alta vulnerabilidad. La principal vulnerabilidad se presentó en el consumo de sustancias adictivas, particularmente el alcohol en 9.7% del total. En segundo lugar estuvo la hipertensión arterial con 6.9%, seguida de ¡diabetes mellitus! con 5.4%.

Esto quiere decir que 53 de 434 alumnos de nuevo ingreso a la Facultad de Medicina tuvieron Hipertensión arterial y/o diabetes mellitus. Otras vulnerabilidades fueron la obesidad (3.3%), consumo alto de tabaco (1.9%), embarazo no planeado (1.8%), violencia sexual (1.4%), violencia familiar (1.2%), infección de transmisión sexual (0.7%), anorexia y/o bulimia (0.4%) e ideación suicida (0.3%). Lo importante de este panorama no es el diagnóstico en sí de la vulnerabilidad de los estudiantes sino del establecimiento de una estrategia de intervención y seguimiento donde no se privilegie solamente la evaluación del área académica de los alumnos sino que incluya también las otras áreas ya mencionadas. Además, este instrumento no debe ser privativo de ser aplicado a los estudiantes de medicina sino en forma más amplia a todos los niveles de educación media y superior en México.

Felipe Javier Uribe Salas
Piedras Negras, Coahuila.