Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 14 de junio de 2012

El segundo debate entre candidatos presidenciales fue seguido por millones de mexicanos gracias, entre otras cosas, a los logros del movimiento Yo soy 132 (alcanzó 22.6 de rating). Los canales estelares de las televisoras con mayor audiencia, 2 y 13, decidieron transmitir el evento, pese a sus reticencias iniciales. Frente a la comunicación horizontal producto del uso intensivo de las redes sociales, mantenerse en la negativa de transmitir el evento era un contrasentido.

El segundo debate del pasado domingo 10 de junio fue más flexible que el primero y mejor conducido. Sigue siendo un absurdo la cantidad de temas y subtemas a tratar, pero fue notable el avance respecto al primero celebrado el 6 de mayo. Como nunca la expectativa se centraron en lo que los cuatro candidatos plantearían desde la ciudad de Guadalajara. Según los sondeos más difundidos, Enrique Peña Nieto (EPN) llegaba con una ventaja de dos dígitos sobre sus contrincantes Josefina Vázquez Mota (JVM)y Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Eso hacía pensar que estos dos últimos atacarían al primero con el ánimo de reducir las diferencias y ganar esos votos perdidos por el puntero. La dinámica fue otra.

AMLO y EPN actuaron como quienes tienen el marcador a su favor. Ambos, basados en sus encuestas, sostienen que están arriba en las preferencias o en empate técnico. Decidieron llevar a cabo una estrategia de no caer en las provocaciones y no atacar a nadie. Se trataba de ganar a esa porción tan importante de indecisos. Como en un partido de futbol, se dedicaron a manejar el resultado. Por el otro lado, JVM y Gabriel Quadri asumieron que se encuentra en tercero y cuarto lugar de las preferencias, respectivamente. Repartieron críticas y comentarios negativos a sus adversarios, pero también entre ellos.

EPN estaba nervioso; no era para menos. Desde el 11 de mayo ha sido blanco de múltiples protestas, sobre todo por parte de los jóvenes. Su nerviosismo lo delataban los errores de dicción. Para su fortuna, sólo JVM se le lanzó a la yugular; ya no AMLO como fue en el primer debate. Se dedicó a “dar bola”, como se dice en el argot del boxeo cuando el que va arriba en las puntuaciones sólo administra su ventaja en el último round. No le fue mal, no le fue bien: un empate, pero el triunfo se le da al que va en primer lugar.

AMLO aguantó la andanada de JVM. Su estrategia era mantenerse sereno: y lo cumplió. Basado en sus propios sondeos, sostiene que va arriba por dos puntos. La meta era ir por los indecisos y por aquellos decepcionados del PRI y del PAN. Estuvo mucho mejor que en el primer debate. Propositivo, simpático. Manejo el escenario; ya son muchos años de andar en la brega. Lo paradójico: a él que lo acusan de violento e intransigente, fue el más sereno y ecuánime de todos. Salió ganando pues empató con EPN.

JVM tensa, temblorosa tomó los papelitos que le señalaban los turnos correspondientes. Sus estrategas decidieron que había que atacar a los otros tres candidatos. Hacerlos ver mal, no importaba la denostación o la calumnia: había que provocarlos. Fue la admisión tácita de encontrarse en el tercer lugar de las preferencias. A diferencia del primer debate que sólo atacó a EPN, ahora tenía que ocuparse de todos. Acusó a AMLO de rijoso y violento: lo hizo con violencia e intransigencia: como en un pleito callejero se fue al descontón. Fue el mundo al revés: acusó al más sereno de los cuatro. Pero se quedó con las ganas de que le contestaran; sólo pequeñas aclaraciones “con todo respeto”. Cachetada con guante blanco. Hubo quien pensó que “ganó” el debate. Difícil conclusión para quien vive en spot permanente y a quien la sonrisa se le ha convertido en rictus de dolor. Se reafirmó como la candidata de la continuidad y no del cambio. Ya se verá si le dio resultado la estrategia.

Gabriel Quadro, perdón, Quadri, es un caso perdido. Su obsesión por China y la banda ancha solo convencen a un puñado. Es patético que se sienta juez supremo y que trate que todos respondan a sus ocurrencias. Transitará sin pena ni gloria y al tiempo volverá al anonimato del cual salió.

Hay quien sostiene que todos dicen medias verdades. Les recuerdo que así son las campañas en todas partes. Tenemos que aprender a reconocer la verdad de las mentiras, como dijera Mario Vargas Llosa.

Felicitaciones
A Felizza Quiñones quien recientemente estuvo en San Diego ofreciendo una conferencia para alentar a los jóvenes al estudio e investigación científica y orientarlos para obtener financiamiento. Ella realiza un postdoctorado en Chicago haciendo investigación sobre microbiología e inmunología. Un abrazo a sus orgullosos padres Fernando y Maguie.

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