El Corredor Fronterizo: «La izquierda como obstáculo».

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Opinión de Manuel Antonio Jiménez-Castillo Profesor e Investigador de El Colef de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 25 de abril de 2016

Por: Manuel Antonio Jiménez-Castillo
Profesor-Investigador de El Colegio de la Frontera Norte de Nuevo Laredo

Muy probablemente el eslabón determinante (o al menos uno de los principales) que enlaza elementos aparentemente tan disociados en el orbe mundial tales como el ascenso meteórico del magnate Donald Trump para las presidenciales estadounidenses, los famosos “Panama Papers” que han sacado a la luz toda la “mierda” del sistema, o el espinoso asunto migratorio que está cubriendo el mediterráneo de cadáveres pudiera deberse al hecho mismo de que la izquierda política es hoy más que nunca el capitalismo en estado puro.
La carencia de una alternativa real y universal al capitalismo es en estos momentos más irrisible que nunca. Pareciera ser que una obscena correlación negativa asociara al capitalismo con los desastres mundiales de modo que a mayor calamidad mayor fortaleza del sistema mismo. Todo parece sofocantemente perturbador. El supuesto discurso de izquierda que comparten hoy los líderes mundiales es precisamente eso, un mero relato buenista. No existen propuestas reales a ninguno de los apocalípticos acontecimientos hacia los que nos arrojamos. Quizás fuera que lo apocalíptico por antonomasia se encuentre precisamente en el sistema capitalista. Pongamos un ejemplo para ilustrar de qué modo izquierda=capitalismo.
Sitúen en su mente el famoso largometraje de Titanic interpretado, entre otros, por el recientemente oscarizado Leonardo Di Caprio. Imaginemos que el Titanic representa el capitalismo hegemónico. Un coloso “que se gobierna solo”, insumergible, agraciado por la providencia; el resultado mismo de la razón ilustrada. Pues bien, ante un “ser” de tamaños atributos; ¿Quién o quienes representarían la izquierda dentro del insumergible transatlántico? Vayamos a una de las escenas de la película. Cuando sorprendentemente el coloso choca con el iceberg y los pasajeros corren despavoridos de un lado del barco a otro, aparece en la escena un grupo de músicos (la orquesta) que espontáneamente deciden aliviar la tensión componiendo un poco de música.
Pues sí, ese grupo de músicos representaría la izquierda política y económica en el mundo de hoy. Su función no deriva en cuestionar lo grandioso del Titanic, tampoco presentan una alternativa que permita llegar a Nueva York ante las presumibles consecuencias del accidente. Su único fin es precisamente acompañar musicalmente para combatir así lo dramático del acontecimiento. Lo que verdaderamente hacen los músicos es “simbolizar” (dar razones) a aquello que el Titanic (capitalismo) mismo no puede hacer, es decir, aceptar que de Titanic no tiene nada. ¿Acaso la izquierda no representa hoy día precisamente la función de la orquesta en el Titanic?
Ante la incapacidad del sistema por “integrar para sí” las desigualdades, injusticias, pobreza, contaminación, etcétera, la izquierda se pone a “cantar”. No propondrá alternativas, sus líderes no se acogerán al transporte popular, a la educación pública, a la sanidad estatal, etcétera. La pobreza seguirá siendo el emblema por combatir (que triste acabar con ella y eliminar el goce que nos provoca sabernos que estamos actuando contra ella…puro cinismo el nuestro). Ellos (nosotros) solo están para ponerle “música” al asunto. La izquierda representa precisamente hoy el cinismo insoportable en el capitalismo tardío (conducir un Mercedes con la cara tatuada del “Che”). Su retorica es muy ilustrativa; le hace el trabajo sucio al sistema presentándose ante nosotros como su antídoto ejemplar.