En nuestro país, desde hace dos décadas se empezó a percibir que los suicidios estaban incrementándose. Según Inegi, en 1994 se registraron 2,603 suicidios, en 2005 fueron 4,315 y en 2016 se incrementaron a 6,370. Es decir, en este periodo el suicidio en México se ha incrementado en 245 por ciento. Siendo la gran mayoría hombres, puesto que en los intentos de suicidio eligen los métodos más letales como el ahorcamiento y las armas de fuego.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud indica que por cada suicidio hay 20 personas que intentan suicidarse. Si en promedio cada año se suicidan en nuestro país 4,440 personas, por lo tanto, la cantidad de personas que intentan suicidarse cada año es considerable y lo preocupante es que más de la tercera parte de los suicidios que ocurren en México son jóvenes en plena vida productiva.
En el caso de los estados del norte, las estadísticas de Inegi muestran que en 2015 el estado que presentó la tasa de suicidio (por cada 100,000 habitantes) más alta de los estados del norte y a nivel nacional fue Chihuahua (11.4), seguido de Sonora (8.3), Coahuila (5.7), Nuevo León (4.9), Baja California (4.3) y Tamaulipas (4.0).
Con respecto a Coahuila desde hace varios años el suicidio va en ascenso y en 2018 existe preocupación por la cantidad de suicidios que se han suscitado. En este sentido el Consejo Cívico de las Instituciones de Coahuila advierte que en los primeros cuatro meses y medio de este año ocurrieron 94 suicidios, lo que coloca a Coahuila en la segunda entidad a nivel nacional con más suicidios y lo más preocupante es que pueda superarse los 200 suicidios registrados en 2017.
La mayoría de estos 94 suicidios han ocurrido en las dos principales ciudades del estado, Saltillo y Torreón. El 33 por ciento de esos suicidios corresponde a personas jóvenes de entre 20 y 30 años; mientras que en relación al sexo de los suicidas, del total que van en el año, el 84 por ciento corresponde a hombres y el 16 por ciento mujeres.
Según los expertos entre las causas más frecuentes del suicidio están las decepciones amorosas, la violencia familiar, la depresión y los trastornos mentales, problemas económicos y sociales como la separación de los padres, el bullying, el consumo de alcohol y otras drogas, enfermedades crónicas o incurables entre otros aspectos.
El problema no sólo son las muertes, también hay que tener en cuenta, el daño que sufre la familia y los amigos (as) del fallecido. El sentimiento que queda por mucho tiempo en los padres, hermanos, otros familiares, vecinos, amigos de que tal vez hubieran podido hacer algo por salvar la vida de ese ser apreciado.
Ante esta situación, el gobierno de Coahuila presentó un plan para prevenir el suicidio a través de cuatro ejes principales: promoción de la salud, asistencia médica, capacitación y seguimiento y evaluación. Para su ejecución intervendrán diferentes dependencias de los tres niveles de gobierno y los diferentes sectores de la sociedad. Sin embargo, es necesario que también se destine una buena cantidad de recursos para lograr mejores resultados.
En el caso de los padres debemos estar atentos a situaciones como los cambios en el comportamiento de nuestros hijos, uso de drogas, su vida social, si sufren de bullying, platicar con los maestros o atender algunas alertas que ellos nos señalen. De tal manera que, si la situación lo amerita buscar ayuda especializada inmediatamente.