En octubre de 2020, y a raíz de los efectos de una sequía que afectó los estados norteños de la cuenca del río Bravo que comparte México con Estados Unidos en los anteriores cinco años, México concluyó su último ciclo de entregas de agua pactadas en el Tratado de 1944 con un déficit acumulado desde el ciclo anterior, el cual fue posible cubrir solo mediante un arreglo de emergencia con el gobierno de EU (Acta 325) bajo términos más accesibles.
Un aspecto que sobresalió en el proceso anterior, y que recibió amplia cobertura de los medios nacionales, fueron las reacciones de los agricultores de la cuenca del río Conchos y de los estados mexicanos aguas abajo del río Bravo ante las acciones previstas por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), para cumplir con los volúmenes comprometidos a partir del agua disponible en las presas de la región. Estas noticias generaron una visión negativa entre el público en general sobre un estado de intransigencia y desinformación entre los agricultores de Chihuahua y en particular de la cuenca del río Conchos, independientemente del factor político que estuvo presente a lo largo de este episodio.
El movimiento descrito, con toda su presencia mediática e implicaciones nacionales y binacionales, parece haber pasado por alto un tema central como sería considerar en algún momento las características y problemática mismas del río Conchos y su cuenca, y los efectos que estas tienen en las entregas de agua al río Bravo. Esta premura parece ser una tendencia recurrente en época de ajuste de cuentas bajo los términos del Tratado, conforme las presiones de EU han ido en aumento.
El río Conchos tiene una importancia estratégica para México, al ser uno de los principales sistemas de los estados norteños, y el pilar por así decirlo del desarrollo de Chihuahua. En su cuenca habita la mitad de la población del estado y poco más de 90% de la población urbana en siete de las ciudades más grandes, incluyendo a la capital, Chihuahua. También en ella se localizan cuatro distritos de riego que han hecho del estado un líder nacional en doce productos agrícolas, entre ellos la nuez y la alfalfa, cuyo consumo de agua es proporcionalmente mayor.
Aunque la cuenca ha sido objeto de estudio de sus características hidráulicas desde años atrás, existió un repunte de trabajos de investigación en las últimas dos décadas con enfoques más interdisciplinarios, a partir de la academia y de instituciones internacionales. Este nuevo interés por las problemáticas de la cuenca más allá de la existencia de datos duros fue motivado en parte por las reacciones y secuelas de la sequía que azotó la región en la década de los noventa, las que se puede decir que marcaron una nueva fase en las relaciones binacionales en torno al cumplimiento del Tratado de 1944.
Además de la tradicional modelación hidrológica, estos estudios han abordado las características generales de la cuenca, los efectos de la sequía y la variabilidad climática en diferentes partes de la misma, los cambios en usos del suelo, la calidad del agua, así como la construcción de escenarios de manejo, entre otros temas. Entre las problemáticas más recurrentes destacan las condiciones de consumo de agua del sector agrícola y de las ciudades, las que dependen básicamente de agua subterránea, así como los efectos de las sequías en las mismas.
A la evidencia anterior se han sumado recientemente estudios que incluyen como insumo las opiniones de los mismos usuarios de agua de la cuenca, a partir de sus experiencias cotidianas, su relación con Conagua y su conocimiento en torno a los compromisos de entregas de agua de México dentro del Tratado de 1944. Estos trabajos han puesto de manifiesto –y contrariamente a lo esperado– una visión diferente, más objetiva y realista de algunos problemas de la cuenca, como son las tomas clandestinas de agua y el sobreconcesionamiento, y la necesidad de una más estrecha relación no solo con Conagua, sino con la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) en las acciones que se deben tomar pensando en horizontes de más largo alcance.
Lo aquí descrito, aunque breve, habla de la importancia que tienen el río Conchos y su cuenca en el contexto nacional y binacional, y de la imperiosa necesidad de prestar atención a sus características y problemáticas en esquemas de planeación a largo plazo, que permitan no solo mejorar las condiciones en que se gestiona el agua y el papel central que juega Conagua en ellas, sino contar con escenarios más sólidos para hacer frente a los compromisos de México en el marco del Tratado de 1944.
Dr. José Luis Castro Ruiz
El Colegio de la Frontera Norte