El regreso a las aulas y los rezagos educativos por resolver

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Opinión de Gerardo Núñez Medina Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 1 de septiembre de 2022

En México, la educación debe por ley (artículo tercero constitucional), ser universal, laica y gratuita. De modo que, el Estado mexicano está obligado a proporcionar, a través del Sistema Educativo Nacional, acceso a educación a la población que así lo requiera; en especial a aquella que se encuentra en edad normativa respecto del nivel educativo correspondiente. Si bien, la obligatoriedad de la educación se ha ampliado principalmente en los últimos cuarenta años, ya que antes de 1993 sólo la primaria era obligatoria y a partir de ese mismo año se incorporó el nivel secundaria, en 2002 el nivel preescolar y, finalmente, en 2012 se incluyó la educación media superior; por consiguiente en la actualidad, la educación obligatoria abarca un rango de 15 años, entre los 3 y 17 años de edad.

Sin ahondar en cuestiones de calidad, los niveles de cobertura educativa presentan importantes desigualdades regionales, los cuales dependen tanto de rezagos en materia de infraestructura derivados de diferencias socioeconómicas, culturales y lingüísticas, como de la existencia de serios problemas de dispersión poblacional en todo el territorio mexicano, esto a pesar de que el derecho a la educación incluye tanto la cobertura como la calidad. 

La cobertura, equidad de acceso y disponibilidad de oferta educativa en todo el territorio nacional son factores fuertemente ligados al grado de marginación de las localidades. Mientras que las localidades con bajo o muy bajo grado de marginación cuentan con cobertura educativa suficiente no sólo para cubrir a su población, sino incluso para dar servicio a poblaciones provenientes de localidades aledañas. La población que habita en localidades con niveles altos o muy altos de marginación, mayormente no cuentan con cobertura educativa, a veces ni siquiera en los niveles básicos: preescolar, primaria y secundaria; por lo que, su población debe trasladarse a alguna localidad vecina, cuando le es física y/o económica posible, para hacer válido su derecho a recibir educación.  Así, las localidades más apartadas, las ubicadas en regiones rurales, las comunidades indígenas y/o las más marginadas, son precisamente las localidades que presentan las mayores carencias en materia educativa. 

La desigualdad continúa siendo, sin lugar a dudas, uno de los principales retos de la educación en México. El acceso desigual a la educación es producto del contexto socioeconómico (regional), donde el ingreso monetario de las familias, junto con su clase social de origen son factores que determinan tanto la capacidad para acceder al Sistema Educativo Nacional en todos sus niveles, como la calidad de educación que recibirán sus hijos. La calidad educativa deviene en muchos casos de la capacidad de los padres de reconocer y exigir una mejor educación para sus hijos, y no de un monitoreo del propio sistema educativo. Sólo cuando los padres de familia son capaces de reconocer la presencia de un mal profesor y exigir su remoción, es cuando el sistema educativo mejora. 

En general, las localidades dispersas, indígenas y/o marginadas, donde habitan los grupos sociales con las mayores desventajas (económicas, educativas, sociales y/o culturales), donde existen las escuelas con las mayores carencias (monogrado, multigrado, telesecundarias y telebachilleratos), mismas que son atendidas por los docentes menos preparados (como docentes que sólo hablan español en localidades indígenas monolingües), evidentemente impactan tanto los niveles de cobertura como de acceso y calidad educativa. En consecuencia, la educación se convierte en un factor generador de mayores desigualdades, ya que deviene en un espacio que consolida y reproduce las desigualdades sociales, debido a que los grupos poblacionales más vulnerables reciben una educación más deficiente, lo que resulta especialmente evidente en el caso de poblaciones indígenas. En contraste,  los estratos socioeconómicos medios y altos, reciben en general mayores niveles de cobertura y una mejor calidad educativa,

Después de una pandemia de más de dos años, que ha mantenido a los alumnos alejados de las aulas, la 4T enfrenta el reto de revertir la inercia del abandono y la desigualdad a la que se ha sometido al Sistema Educativo Nacional. Se enfrenta al reto de hacer que la educación sea un elemento fundamental para romper el ciclo de pobreza y desigualdad presente, desde hace ya muchas generaciones en localidades dispersas, marginadas e indígenas de México; lograr que la educación sea un vehículo para desarrollar capacidades, formar un espíritu crítico, instruir a ciudadanos conscientes de sí mismos y de su entorno y de construir ciudadanía, y dejar atrás los dogmas impuesto por el credo neoliberal, consistentes en el logro de competencias educativas.

Dr. Gerardo Núñez Medina

El Colegio de la Frontera Norte