El mundo laboral mexicano: del amanecer a la penumbra

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Opinión de Cirila Quintero Ramírez Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 18 de junio de 2025

El 1 de mayo de 2019 se promulgó una Nueva Ley Federal del Trabajo (NLFT), con la finalidad de impulsar la creación de sindicatos democráticos, renovar las dirigencias sindicales e impulsar la contratación colectiva real, con lo que se acabaría con los contratos colectivos de protección, es decir, sindicatos en favor del patrón, así pues todos los trabajadores conocerían su contrato colectivo, dado que tendrían que legitimarlo mediante una votación libre y secreta. Tanto la elección de dirigentes como el contrato colectivo parecían más una elección popular que una decisión consensuada como grupo trabajador. La NLFT ofreció también una justicia expedita de los conflictos individuales mediante juicios rápidos, que impulsarían la conciliación. Los conflictos colectivos, como la huelga, también se realizarían por juicio.

Con la implementación de la NLFT parecía que a los trabajadores les aguardaba un futuro promisorio con sindicatos democráticos y contratos colectivos benéficos en salarios y prestaciones, es decir, como expresó un connotado abogado laborista: “Todo estaba en su favor”. La pregunta sería: ¿Se cumplió esta promesa? La respuesta es tajante: no, por el contrario, la situación sindical y laboral se hizo más compleja y oscura. Las razones: la falta de información a las bases, la burocracia de los nuevos procesos, la falta de habilidades cibernéticas de viejos sindicatos, más metidos en la vida diaria que en el manejo de plataformas y por el aprovechamiento de huecos en la ley por parte de políticos, oportunistas, y la indecisión del mismo Gobierno para apoyar más un nuevo sindicalismo y el mejoramiento laboral. Los resultados son preocupantes.

El surgimiento de sindicatos democráticos fue mínimo, no rebasa la docena; otros tantos no pudieron obtener la constancia de representatividad, “por no haber firmado con tinta azul”, algún documento. En tanto que se fortalecieron agrupaciones de dudosa naturaleza sindical como la CATEM y decenas de sindicatos nacionales que llegaron a las localidades ofreciendo promesas salariales y laborales a un trabajador ávido de mejoramiento, pero que una vez obtenida su firma no les cumplieron sus promesas, además surgieron organizaciones que bajo el nombre de “sindicatos”, vinculados a lo ilegal, especialmente en el comercio, en la construcción, desde donde se intimida a los trabajadores, y para rematar, en las celebraciones obreras, en la mesa de los gobernantes, no están los líderes democráticos, sino las viejas cúpulas sindicales, dando paso a un neocorporativismo.

Finalmente los mejores contratos colectivos tampoco llegaron: primero, porque las empresas retardaron hasta donde pudieron la firma de contrato colectivo con los sindicatos democráticos, algunas empresas prefirieron cerrar antes que firmarlo; segundo, otros contratos colectivos fueron realizados por el líder y un círculo de allegados, en los cuales nunca participaron los trabajadores de base, de manera que aunque haya legitimación, ésta es más un proceso burocrático que un mejoramiento laboral. Para cerrar, la rapidez en la justicia nunca llegó, en Matamoros, 500 trabajador@s, con una huelga ganada, desde noviembre de 2023, siguen esperando su indemnización, debido a trámites burocráticos en los tribunales que no dan el veredicto final. Así pues, más que un promisorio amanecer, los trabajadores enfrentan un amargo y preocupante despertar. 

Cirila Quintero Ramírez
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Matamoros


Las opiniones expresadas son responsabilidad de quien las emite y no reflejan necesariamente una postura institucional de El Colegio de la Frontera Norte.


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