El (im)predecible futuro del muro fronterizo

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Opinión de Ana Gabriela Hernández López Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 11 de febrero de 2021

Cuando me  mudé de CDMX a Tijuana, lo que más me sorprendió, además del maravilloso paisaje, fue el muro de 3 metros construido entre la frontera de México y Estados Unidos de América (E.U.A.). Y sí, es un muro, y no una “valla”, como se le llamó cuando empezó a erigirse en 1993, durante el gobierno del presidente demócrata Bill Clinton. Las precisiones lingüísticas, bajo este contexto, son importantes, porque ese muro que fue una de las promesas de campaña de Donald Trump en 2016,  en realidad, una parte de este, existe desde 1993.

Para muchos mexicanos, la construcción de ese muro era indignante, por decir, lo menos. Trump aseguraba que con ello detendría a los miles de bad hombres mexicanos que intentaran llegar a su país. Recordemos, que, históricamente, la relación entre E.U.A. y México se ha caracterizado, principalmente, por ser desigual y complicada más que cordial. Sin duda alguna, el triunfo de Trump en las elecciones del 2016, anunciaba malas noticias para los migrantes mexicanos. 

Cabe mencionar, que un año antes del triunfo de Trump, la película de Jonás Cuarón de 2015, Desierto, nos mostraba  de forma ficticia, la violencia con la cual son tratados los migrantes en las tierras de nuestro vecino del norte. Aunque más que película, podría considerarse como casi un documental, advertía lo que estaba por venir.

 La política migratoria de Trump estableció “cero tolerancia” hacia las personas que entraran ilegalmente a los Estados Unidos. A mediados de 2018, por diferentes medios de comunicación, fuimos testigos de cómo cientos de adultos y niños detenidos por las autoridades fronterizas fueron llevados a Centros de Detención conocidos como “jaulas”. Las historias de niños separados de sus padres abundaban en las noticias. Aún ahora, no se sabe con precisión cuántos niños siguen separados de sus padres.

Aunado a estos lamentables acontecimientos, en octubre de 2018, desde Honduras, salió una caravana de migrantes con destino a los E.U.A., compuesta con aproximadamente 7 200 personas. Siguieron, cinco caravanas más, comprendido el 2019, hasta que llegó la pandemia, pero, solo un pequeño porcentaje de personas  logró que su solicitud de asilo fuera aceptada. 

Todos estos hechos nos dejan ver cómo una de las fronteras más importantes, se está haciendo impenetrables para los migrantes con el uso de tecnologías (detección de movimiento), militares y muros que no permiten el cruce de nada. De los casi 3,200 km de frontera, 1488 km han sido amurallados (eso sin contar la frontera natural que forma el Río Bravo), y no fue Trump quien más kilómetros amuralló, si no George W. Bush con 781 km.  Aunque sí hay que decir, que fue Trump quien más enfatizó en su discurso político el levantar un gran muro, o más bien, continuar la muralla que sus antecesores iniciaron. Resulta curioso que, casi al mismo tiempo que se firmara el Tratado de Libre Comercio (1994), entre México, E.U.A. y Canadá, se comenzara la construcción de este muro. ¿Qué significa esto? Más que Canadá, México, por el tamaño de su mercado, es el principal socio comercial de E.U.A. También, es en este país donde viven casi 38 millones de mexicanos, entonces, ¿por qué la insistencia en amurallar la frontera? Vale la pena reflexionar sobre ello, ya que, si miramos otros ejemplos de fronteras con muros, como entre España y Marruecos, las dos Coreas, Israel y Palestina, su propósito fue resolver problemas políticos locales, conflictos étnicos y detener la migración en masa. ¿Cuál es la verdadera función de las murallas en las fronteras? La historia nos dice que más que proteger, es excluir y clasificar a los “otros”, a los de los de “afuera”. En fin, somos “los otros” y los reelegidos para firmar un nuevo tratado comercial, ahora llamado T-MEC. Por lo pronto, para atenuar la política migratoria de Trump, el nuevo presidente de los E.U.A, Joe Biden, revirtió diversas medidas migratorias, por ejemplo, la legalización de 11 millones de migrantes y la suspensión temporal durante 100 días de las deportaciones. ¿Será el fin del “muro”?

Dra. Ana Gabriela Hernández López

El Colegio de la Frontera