*** Las opiniones expresadas son responsabilidad de quien las emite y no reflejan necesariamente una postura institucional de El Colegio de la Frontera Norte. ***
La modernidad trae consigo nuevas herramientas para hacer más fácil la vida, y una de ellas amenaza revolucionar totalmente la forma de estudio y de reflexión que hemos construido a lo largo del tiempo. Las inteligencias artificiales no solo facilitan la vida, en este momento la reflexión, la enseñanza tradicional y la forma de generar conocimiento están en juego.
Es verdad que generar conocimiento es una ardua labor, que la reflexión requiere una serie de elementos no solo cognitivos, también sociales, económicos, políticos y culturales. ¿Quién puede reflexionar con hambre? ¿Atrévete tú a pedirle a un trabajador que labora de 10 a 14 horas diarias, que viaja 2 a 3 horas desde su trabajo hasta su casa, que su salario solo le permite medio cubrir sus necesidades básicas, cuál sería su opinión sobre las implicaciones de la ética en la investigación científica utilizando metodología cualitativa? Lo mínimo que recibirás será una mirada desdeñosa.
Dile a una ama de casa, que saque tiempo entre su agenda de 24 horas por 7 días a la semana para analizar, reflexionar y hacer un ensayo de 600 palabras sobre la relevancia del territorio en la región transfronteriza del norte de México. Seamos coherentes, queramos o no, la ciencia y sus estudios requieren tiempo, dedicación y oportunidades para desarrollarse. No es que aquel trabajador y aquella ama de casa no tengan la capacidad para reflexionar estos temas, es que no tienen ni el tiempo, ni las ganas, tampoco obtendrán nada ello.
Nosotros en cambio, los que hemos decidido por cuenta propia dedicarnos por lo menos en un periodo de nuestra vida a la ciencia, tenemos por principio sentarnos a reflexionar sobre esta y muchas otras cuestiones relacionadas con la generación de conocimiento, porque este es nuestro trabajo, es esta la labor que la sociedad nos demanda, y para la cual recibimos un salario pagado por esas personas que no tiempo, ni ganas, ni energía para reflexionar sobre esos relevantes tópicos.
Cada uno de nosotros tiene un papel importante en esta sociedad, el nuestro ya está establecido; somos quienes estudian los fenómenos de la sociedad. Los trabajadores laboran manualmente, los transportistas trasladan la mercancía, los políticos deben velar por el bien público.
Qué hacer entonces con esa AI (Artificial intelligence) que prácticamente están diseñadas para dejar de lado la enseñanza (positivista) actual; leer, repetir, hacer un ensayo, examen, pasar a lo siguiente. Podrían, como ya lo anuncia el título de este artículo, ser una oportunidad o una amenaza.
Pudiera ser considerado una oportunidad al usarse como las herramientas de Word que nos permiten detectar errores ortográficos y gramaticales, contar las palabras, buscar sinónimos. Pero está latente que es una amenaza, pues hasta qué punto las ideas generadas serán nuestras o de la máquina, y al igual que como sucede en Word, podríamos acabar con nuestra capacidad de raciocinio, de reflexión y debate, como cuando sucede con la ortografía y la gramática que de tanto ya no escribir hemos perdido poco a poco la capacidad de escribir ortografía y gramática de manera correcta, es difícil ya saber donde se acentúa una palabra, que palabra es esdrújula o grave. Vamos, que hasta la escritura manual de tanto no usarse se ha ido perdiendo, podríamos atrofiar de ya no usarla, nuestra capacidad de reflexión.
¿Oportunidad o amenaza? Yo lo considero una amenaza. Podríamos estar frente al inicio del fin de la reflexión humana, dando paso a la reflexión y posterior ciencia desde la inteligencia artificial, y como decía aquel fabuloso libro de cuentos de terror que leí en mi niñez: nunca confíes en una computadora.
Martha del Carmen González Reyes
Estudiante de la Maestría en Desarrollo Regional
El Colegio de la Frontera Norte