El futuro y el Presidente

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Opinión de Salvador Corrales Profesor-Investigador del Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 6 de diciembre de 2012

Que todo mejore es la principal expectativa de los mexicanos cuando inicia un nuevo sexenio. Los mexicanos quisiéramos tener todos los bienes y servicios necesarios para una vida confortable, una vivienda digna, que nuestros hijos cursen su carrera universitaria con éxito y consigan un empleo bien remunerado.

Los empresarios desearán que el ISR no se incremente, ni el impuesto a la nómina, así como el IVA, entre otros; las empresas transnacionales esperan una estabilidad macroeconómica que les garantice productividad y ganancias; a los políticos legislar para corregir el desempeño de la sociedad mexicana; a los profesores y científicos del país, que sus hallazgos se incluyan en las decisiones de política y experimentación científica.

Todos nos fijaremos metas para los próximos seis años; ¡ay de aquel que no aspire a un futuro mejor! Toda la sociedad mexicana deseará estar tranquila y que tanto delincuentes como militares dejen de ser una amenaza con sus enfrentamientos. Al concluir un sexenio de atroz criminalidad, la presente administración priista tendrá que modificar la estrategia militar contra el narcotráfico; tendrán que leer y releer el significado de guerra asimétrica para entender que no hay éxito absoluto en esta guerra.

Esperaríamos que la política económica resuelva el desequilibrio fiscal, para no exponer al sector salud, que puede entrar en bancarrota en los próximos años. Nos gustaría mejorar la educación básica –primaria y secundaria– para fortalecer los cimientos del desarrollo del país. Aspiraríamos a reducir a su mínima expresión las prácticas de corrupción, que han lacerado la economía y el bienestar de amplios sectores de la sociedad mexicana.

Muchos mexicanos que viven en Estados Unidos esperarán que Enrique Peña Nieto y Barack Obama resuelvan su situación migratoria para conseguir los derechos legales y transitar con mayor libertad dentro del país. Los residentes fronterizos se sentirían muy felices si se resuelven su carencias de infraestructura, los largos tiempos de espera para cruzar y alcanzar un mejor nivel de vida que se asemeje más a sus vecinos.

Para las diferentes clases y sectores de la sociedad mexicana el nuevo Presidente y su sexenio representa una oportunidad; algunos partidos políticos e intelectuales mexicanos aseguran que se volverá al pasado autoritario, porque muchos de los políticos de la vieja guardia continúan en el PRI y no cambiarán sus prácticas de ejercer el poder. En las comunidades rurales tal vez regrese el caciquismo donde las prebendas y privilegios servirán de ritual como formas cotidianas de convivencia.

Muchos desde la academia, la política y el sector empresarial creemos que esto no puede regresar, entraría en contradicción con los procesos de modernización y transparencia que ha impulsado el país para hacer cumplir la ley y acabar con la corrupción. En fin, si las prácticas del pasado regresan, nunca alcanzaremos el progreso, perpetuaríamos el subdesarrollo; lo cierto es que el futuro está en juego.

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