El embarazo adolescente y la mortalidad materna I

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Opinión de Humberto González Galbán Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 20 de enero de 2022

Las personas experimentan cambios biológicos, psicológicos y sociales en un periodo relativamente pequeño de tiempo de sus vidas al que se nombra adolescencia. Entre los acontecimientos de mayor trascendencia que pueden ser condicionados en esta etapa de la existencia se encuentra el embarazo, el cual es considerado por la Organización Mundial de la Salud como un importante problema con diversas implicaciones psicológicas, económicas sociales y culturales.

La problemática asociada al embarazo adolescente se presenta de diferente manera según el grado de desarrollo de la transición demográfica, o sea a la  evolución de las variables poblacionales, básicamente la fecundidad y la mortalidad, relacionados a los cambios socioeconómicos experimentados en un país o territorio dado,  o de las condiciones culturales e institucionales dominantes en la región.

En el caso de los países de más desarrollo, donde el crecimiento natural de la población está en declive, la ciudadanía es más envejecida, los niveles de fecundidad son generalmente bajos porque los métodos anticonceptivos efectivos son más accesibles y usados con mayor  efectividad y las leyes sobre el aborto son menos restrictivas. En estos casos las preocupaciones fundamentales se encuentran en los niveles de embarazos no deseados o no planificados entre las adolescentes en el contexto de cambios en la actitud hacia la conducta sexual y del incremento de la edad al primer matrimonio, así las jóvenes residentes en dichas regiones han experimentado –aunque con un general retraso con respecto al resto de las otras mujeres– un significativo descenso de niveles de fecundidad, en lo que ha incidido, de manera directa la prevalencia anticonceptiva, a pesar que aún se presentan limitaciones al respecto.

Donde la transición demográfica ha avanzado en menor sentido; en poblaciones menos desarrolladas, conjuntamente con otras como pueden ser las jóvenes muy pobres, las indígenas y los migrantes, el crecimiento poblacional es alto y la mortalidad elevada al igual que la natalidad.

Otra característica asociada a la problemática del embarazo adolescente es la importante recurrencia del aborto para interrumpir embarazos no deseados, pero los mismos son realizados en general en la mayoría de los países menos socioeconómicamente desarrollados de forma inadecuada e ilegal y aun en el relativamente escaso número de interrupciones provocadas sea una práctica legal, realizado en condiciones médicas adecuadas, este no deja de implicar una decisión extrema para las jóvenes pues generalmente deben recurrir a dicho procedimiento conscientemente de que ello implica un riesgo para su salud.

La mortalidad materna de las muy jóvenes, es marcada, enfrentándose a mayores riesgos de complicaciones y muertes que el resto de las mujeres de otras edades, en lo que importa más que la cobertura o el acceso a los métodos anticonceptivos, la calidad del servicio recibido por la joven de acuerdo a lo planteado por la Organización Mundial de la Salud en 2013.

En estudios realizados por este autor los riesgos sanitarios del embarazo adolescente y los de  enfermedades de transmisión sexual en la referida población son aquí considerados. En otras investigaciones no incluidas en el presente artículo se desarrollan aspectos psicológicos y problemáticas sociales y familiares asociadas al embarazo en la adolescencia y elementos culturales y educacionales de las gestaciones tempranas.

El embarazo en las jóvenes implica, según se reconoce en diversas publicaciones, un problema grave de salud pública ya que las adolescentes tienen una probabilidad más elevada de morir por complicaciones en el embarazo o el parto que las mujeres adultas. Ello se corrobora ya que las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte de las mujeres de 15 a 19 años en México. También en diversas situaciones se pone en riesgo al producto de la gestación a corto, mediano o largo plazo.

Un embarazo adolescente, puede concluir de forma fatal más común ya que usualmente en los mismos no se recibe atención prenatal, o si se tiene menos de 17 años de edad, ello viene unido a que el organismo de la mujer en dicho estado no cuenta con los nutrientes suficientes para el desarrollo correcto del recién nacido y su cuerpo anatómicamente tampoco está listo para asumir ello, es así que la embarazada adolescente necesita una ganancia de peso mayor al de una adulta para lograr un niño con peso adecuado.

Entre los riesgos y complicaciones que se presentan se destaca la mayor posibilidad de experimentar preeclampsia, o sea niveles de presión elevados, más allá de los normales, ello a partir de las 20 semanas de gestación lo que puede evolucionar a grados más agudos o eclampsia que puede venir acompañada de convulsiones y afecciones importantes en órganos del cuerpo para la mujer. También se puede presentar placenta previa, óbito o anemia severa En este sentido las adolescentes pueden tener niveles bajos de hierro, es decir padecer de anemia lo que multiplica el riesgo de morir del recién nacido y de la joven madre.

Factores que puedan determinar tanto un embarazo no deseado como alguna enfermedad sexual son el realizar encuentros amorosos íntimos con penetración sin el uso de elementos protectores en sus relaciones como puede ser el condón. El análisis de la prevalencia en el uso anticonceptivo, permite tener una idea más clara de que elementos han contribuido a que las parejas puedan decidir con libertad el tener hijos o no, el número de nacimientos y su espaciamiento. La mexicana “Encuesta Nacional Demográfica” del 2018 capta información sobre el conocimiento y uso de métodos anticonceptivos para evitar o postergar el embarazo de las mujeres. Otra base de datos es el Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica el cual refiere que la edad mediana al inicio de la vida sexual de las mujeres es a los 17.5 años

Del grupo de 15 a 19 años que ya tuvieron relaciones sexuales, 59.9% usaron algún método en su primera relación, cinco puntos porcentuales más que las jóvenes de dicha edad en 2014. En 2018, en relación con el motivo por el cual las mujeres no utilizaron protección en su primera relación sexual, que fue de un 28.4% pues no planearon tener relaciones, 24.4% deseaban embarazarse y 24.1% no conocían de métodos.
Las preferencias reproductivas se definen como “la aspiración, propósito o deseo de la mujer de embarazarse y tener o procrear más hijos, así como al ideal respecto al número y espaciamiento de sus hijos”; los cambios en estas aspiraciones, han motivado la adopción de prácticas anticonceptivas, por lo que su estudio en el análisis de la fecundidad es de gran relevancia. En el uso de anticonceptivos por los adolescentes para evitar un embarazo temprano o una enfermedad de trasmisión sexual es importante considerar el comienzo de las relaciones sexuales y el inicio del uso de anticonceptivos, así como el tipo de los mismos que son empleados.

Entre los métodos existentes se cuentan: Los hormonales los que pueden ser orales o inyectables, el anillo vaginal con sustancias que afectan los espermatozoides, los parches a través de la piel e implantes subcutáneos. Los métodos vaginales y de barrera: coitus interruptus, el preservativo masculino o femenino, el diafragma, los espermaticidas y la esponja vaginal. Los Dispositivos Intrauterinos de los que se destaca la llamada T. la esterilización masculina o femenina. Otros métodos como la abstinencia periódica, la amenorrea de lactancia y los anticonceptivos de emergencia.

Algunos anticonceptivos incluyen ventajas clínicas como son el disminuir el sangrado, el dolor y el riesgo de enfermedades inflamatoria pelviana. En sentido contrario también se presentan posibles mitos negativos por el uso como son el alterar el físico del cuerpo de las jóvenes y la aparición de vellos en zonas poco apropiadas.

En general los métodos más empleados en esta etapa de la vida, que es la adolescencia, son el condón masculino y los orales. El primero se utiliza en mayor grado aunque parece dominar ampliamente que a pesar de tener relaciones sexuales muchas adolescentes nunca lo han usado de forma continua, de manera similar se presenta el uso muy frecuente o siempre. La causa del no uso del condón fue estar utilizando otro método por tener pareja única, no le gusta o le resulta incómodo básicamente a su pareja y una pequeña parte por falta de acceso a dicho método. 

El riesgo de abandono en el uso del método está condicionado en más alto grado cuando se presentan un elevado número de parejas sexuales o cuando se vive sin los padres. También se hace referencia al mayor nivel educacional del padre y de la pareja en general, así como la edad materna entre otros aspectos. En sentido contrario los factores que protegen del abandono del uso serían contar con más elevadas aspiraciones académicas.

No todos los anticonceptivos son recomendables para los adolescentes, sobre todo por las mayores tasas de fracaso y discontinuidad. Entre los métodos no recomendables para los adolescentes se encuentra el coitus interruptus y la abstinencia periódica o ritmo ya que estos requieren una voluntad mayor y un entrenamiento, considerando además que los ciclos menstruales suelen ser más irregulares en las más jóvenes. De igual forma no es recomendable el uso de espermicidas o de esponjas vaginales puesto que estas contienen sustancias que pueden influir negativamente en la producción de hormonas y otras sustancias que actúan en el desarrollo físico de las mismas. La elección del método adecuado debe ser recomendado de forma individual por un especialista de acuerdo a las necesidades de cada usuaria de acuerdo a su situación médica específica.  

Para finalizar esta temática sobre la anticoncepción es oportuno retomar lo planteado por una  investigadora “es necesario considerar una atención especial en la adolescencia donde se puede atender a estos de manera integral, no en base de un modelo de atención paternalista, sino respetando y promoviendo la autonomía y los derechos de esta población”.

Dr. Humberto González Galbán

El Colegio de la Frontera Norte