Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Profesor-Investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública del Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

viernes 22 de marzo de 2013

Hace unos días la Cámara Nacional de Comercio de Tijuana, encabezada por Karim Chalita Rodríguez, convocó a un evento trascendente: el Foro de Cultura Democrática. Invitó como ponentes a diversas personalidades para exponer los temas vinculados a la vida pública y la democracia, con énfasis a lo que acontece a nivel local. Durante una semana las instalaciones de la CANACO en la Zona del Río de Tijuana, recibieron a un público diverso interesado en escuchar y dialogar con los invitados especiales. Fue un auténtico ejercicio ciudadano.

Es de aplaudirse que los empresarios, que tienen una gran capacidad de convocatoria, organicen este tipo de eventos donde se presentan reflexiones y opiniones sobre diversos aspectos de la vida pública nacional y local. Desde luego que la coyuntura política por la que atraviesa Baja California es decisiva y así ha sido abordada. Lo interesante es que los comerciantes aglutinados en la CANACO han apostado a que quienes trabajamos en la entidad abordemos sin ningún tipo de restricción diversos aspectos de la realidad nacional y local. Quiero decir que no invitaron a ningún “iluminado” que aparece en los llamados “medios nacionales de comunicación” que normalmente acuden a este tipo de eventos cobrando cantidades exorbitantes de honorarios para venir a decir cualquier cosa, casi siempre mostrando un profundo desconocimiento del entorno local.

Y no soy de los que se envuelve en la bandera regionalista o chauvinista ni mucho menos. Lo que pasa es que en estos días he escuchado a sesudos periodistas que por el solo hecho de salir en la televisión nacional, se sienten con derecho a decir barbaridades y a sentirse conocedores de todos los temas.

Los organismos intermedios, como son las cámaras empresariales, forman parte de ese vasto universo de organismos de la sociedad civil, que cumplen un papel fundamental y cada vez más decisivo en las sociedades democráticas. En muchas ocasiones, ante la retirada gubernamental de la actividad económica o social, suplen dicha actividad estatal y permiten resolver o mitigar problemas que de otra manera vendrían a agudizar los conflictos sociales. Pero también son el espacio que tiene la sociedad civil para canalizar demandas que de otra manera carecerían de vías de expresión.

Precisamente durante el presente proceso electoral, varios analistas, académicos y representantes sociales hemos sido convocados por la organización Gente Diversa, para participar en el Observatorio Electoral Baja California con Perspectiva de Género, que vigilará un asunto crucial para la vida pública democrática: que los partidos políticos cumplan con las llamadas cuotas de género que contempla la legislación electoral. Al igual que la norma federal, se establece que en las candidaturas no podrá haber más del 60% de candidatos del mismo sexo. Sin embargo, formalmente se exceptuaba aquellos casos donde la designación fuera por métodos democráticos. Con ello al darse un proceso de elección de cualquier tipo, la regla no se aplicaba. Pero gracias a la demanda de organizaciones sociales ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación durante los comicios de 2012, éste determinó que independientemente del método, siempre habría de respetarse la cuota del 60-40%.

Esa sentencia del tribunal será fundamental para resolver las quejas que se presenten si los partidos no respetan las cuotas de género durante el actual proceso. Es un precedente legal indiscutible. Ya veremos, por lo pronto las cuentas no me salen en el caso de las precandidaturas. Preveo un fuerte debate legal al momento de registrar las candidaturas e inmediatamente después, tal como aconteció el año pasado durante las elecciones federales.

Lo dicho, las organizaciones intermedias juegan un rol de primer orden en el proceso de construcción democrática.