Donald Trump y los primeros 100 días de desgobierno

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Opinión de Guillermo Alonso Meneses Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

martes 2 de mayo de 2017

El pasado 20 de enero, Donald Trump tomó posesión como Presidente de los Estados Unidos de América en una ceremonia deslucida y una de las primeras medidas que tomó fue oficializar la orden para iniciar la construcción de un muro en la frontera con México. Nada que ver con la ceremonia inaugural de la presiden¬cia de Barack Obama el 18 de enero del 2009, cuando Pete Seeger junto con Bruce Springsteen, su nieto Tao Rodríguez-Seeger y una multitud de decenas de miles de perso¬nas cantó This Land Is Your Land. Una canción de Woody Gu¬thrie elevada a himno de los desarraigados que simbolizó los vientos del cambio y de la esperanza depositados en Obama.

La letra de «Esta tierra es tu tierra» es un manifiesto contra los muros y vallas que impiden el libre paso, por eso jamás imaginamos que ocho años después la situación cambiaría tan radicalmente. El muro que quiere Trump ha dejado de ser un exabrupto de campaña política para convertirse en una acción sintomática, indicio de una enfermedad populista y xenófoba.

Cuando Trump firmó ante los medios de comunicación la orden de construir un muro en su frontera con México, iniciaba también la construcción de un híbrido de Gulag y de Guantánamo. Porque junto con el muro, las deportaciones son la otra promesa de Trump. Si la administración Obama en sus primeros cuatro años realizó 1.589.451 deportaciones, Donald Trump perfectamente podría llegar a los dos millones en su mandato. Por eso al instruir al fiscal general Jeff Sessions y al ICE [la Migra con marchamo de Gestapo] a cumplir estrictamente con las leyes de migración, y deportar indiscriminadamente, lo que está anunciando es una limpieza étnica de los Estados Unidos. Expulsar a los extranjeros por antonomasia que son los mexicanos o prohibir la llegada de viajeros por el solo hecho de ser connacionales de países musulmanes.

En estos primeros 100 días, Trump ha estado gobernando a golpes de órdenes ejecutivas o, si se prefiere, de ucases, mandatos arbitrarios y tajantes a la usanza de los zares. Ciertamente, varias de sus órdenes y medidas han sido detenidas en los tribunales como la que pretendía acabar con la hospitalidad de las ciudades santuarios para los migrantes, mexicanos en su mayoría. O la que iba contra el «Obamacare» que fue retirada ante el presumible rechazo del Congreso. Asimismo, entre las medidas más nefastas están las presiones a empresas automovilísticas para que no inviertan en México, la impugnación del TLCAN o la eliminación de normas desreguladoras de las emisiones de CO2 que además de contaminar influyen en el calentamiento global.

Por tanto, a la luz de lo acontecido en estos 100 días, incluido el bombardeo de una aeródromo sirio o el lanzamiento de una potente bomba contra el ISIS en Afganistán, los próximos 100 días sabremos si las instituciones democráticas made in USA son capaces de domesticar a este mediocre empresario. Porque sabemos que Trump es otro Presidente-marioneta como Reagan o Bush Jr.; igual de ignorante e inepto, solo que más peligroso. Pues hasta ahora Trump ha demostrado ser un bruto engreído que quiere transformar el mundo a su imagen y semejanza.


Guillermo Alonso Meneses
El Colegio de la Frontera Norte