En tiempos electorales es común que empiecen a moverse las fichas del tablero político y que los medios de comunicación den seguimiento a las jugadas. Hoy en día, las redes sociales han permitido no sólo que la ciudadanía siga la partida en tiempo real sino que se vuelva un partícipe activo que, con sus opiniones, inclusive ha contribuido a marcar tendencias virtuales y no ha faltado algún Trending Topic emergido de las filas ciudadanas, a razón de algún comentario o acción de los candidatos y políticos del momento.
En tiempos electorales es común que los esfuerzos se centren en describir el tablero de la partida en cuestión, en socializar las reglas y en seguir las jugadas específicas, particularmente de los nuevos contendientes o de quienes pintan para ser los triunfadores.
En tiempos electorales es muy importante tener en claro los procedimientos porque inclusive las reglas de los juegos ancestrales y ampliamente conocidos pueden sufrir cambios variados recurrentes o cambios aislados pero de implicaciones profundas que inciden en el juego en curso y no saber las reglas procedimentales puede hacer que el resultado de la partida nos tome por sorpresa.
En tiempos electorales también es muy importante tener en claro los procedimientos para no perder detalle del juego que en un inicio observamos pero que, más adelante, específicamente durante la jornada electoral, tenemos la oportunidad de definir su resultado con nuestro voto; es un juego largo, tardado, donde a veces todo se vale pero también todo se cuestiona.
En tiempos electorales, los contenientes no pueden darse el lujo de quebrantar las reglas de manera directa y abierta porque pueden quedar fuera de la competencia y eso los pondría en aprietos para alcanzar la preciada y utópica zanahoria.
En tiempos electorales también empiezan a surgir jugadas específicas que, por su importancia y perdurabilidad, son bien conocidas e incluso llegan a ser bautizadas con nombres específicos que permiten que cualquiera, medianamente informado, sepa que ha empezado a echarse la carne al asador.
Esas jugadas, particularmente, dan cuenta de la prevaleciente cultura política que, como lo expresó el investigador Jorge Alonso hace más de dos décadas, combina “lo axial con la praxis [; esos componentes] constituyen el meollo de la cultura política. Principios, valoraciones, concepciones, fines que desembocan en regulaciones, normas, prácticas, acciones y hábitos en torno al poder, su ejercicio y su interpretación”.
Y esta semana en México, el arraigo de la cultura política vinculada al priísmo ha vuelto a hacerse sentir con el destape y el albazo. El destape del candidato del Revolucionario Institucional para el 2018 y el albazo legislativo que se espera en materia de seguridad interior.
Aunque los medios más críticos hace tiempo que vislumbraban que José Antonio Meade fuera el candidato a la presidencia de la Republica del partido tricolor, hasta hace unos días se evidenció que para los priístas que toman las decisiones importantes durante el 2017, ha valido más un candidato con fama de no-corrupto –en lo que parece ser una estrategia para hacer frente al famoso Peje– que la ideología profunda del candidato, por lo que ni siquiera se considera un factor relevante el tránsito del candidato de un partido a otro ni de una Secretaría de Estado a otra.
En estos días, la sociedad civil también advirtió de un posible albazo legislativo con la discusión y posible aprobación de la ley en materia de seguridad interior; una ley que no sólo ha hecho converger a diversas organizaciones preocupadas porque se haga una votación exprés que no sólo avalaría una ley que tiene severos tintes anticonstitucionales sino que puede poner en jaque a todo el país, a riesgo de abonar a la violencia ligada al narcotráfico que sigue extendiéndose en México, en lugar de contenerla.
Sin duda, ha arrancado la primera fase del juego político por la presidencia y, conforme avance la partida, seguiremos conociendo una serie de discursos y acciones que, si les prestamos atención, nos ayudarán a decidir a quién dar nuestro apoyo, o a quién negárselo para minimizar los riesgos de un país que tiene un complejo panorama político.
Dra. Artemisa López León
El Colegio de la Frontera Norte