Desde la frontera: Salud, sociedad y política

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Opinión de Felipe Javier Uribe Salas Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

martes 25 de abril de 2017

No cabe duda que en contadas ocasiones salen a luz pública trabajos de investigación que permiten articular los fenómenos de la salud de la población con los procesos sociales y políticos de actualidad. Tal es el caso del trabajo de Case y Deaton sobre la morbilidad y la mortalidad en población blanca no hispánica en Estados Unidos (EU).

Aunque el trabajo se publicó en diciembre de 2015 (PNAS, volumen 112, número 49), representa un tema de gran actualidad en el acontecer social y político de aquel país. Veamos por qué. Estos autores concentraron su análisis en la mortalidad de la población que llaman “de mediana edad” entre los 45 y los 54 años en un período que va de 1978 y2013.

Encontraron que mientras que la mortalidad declinaba en población equivalente de países como Francia, Alemania, Reino Unido, Suecia, Canadá, Australia y en la población que llaman Hispánica de EU, la mortalidad de la población blanca no Hispánica aumentaba en una tendencia ascendente sostenida.

Los autores consideran que este es un fenómeno único en EU al menos desde 1950 y no un simple efecto de cohorte. Al analizar las tres principales causas de muerte en la población bajo estudio encontraron al suicidio, al consumo de alcohol y drogas y las enfermedades crónicas del hígado como la cirrosis.

Interesantemente, cuando se comparan las causas de muerte en la población blanca por nivel de escolaridad se mostró que las causas de muerte se incrementaron a expensas de los individuos blancos de mediana edad con menor escolaridad.

Por ejemplo, las tasas de mortalidad en ese grupo de escolaridad aumentaron en 134 por 100000 entre 1999 y 2013 mientras que hubo pocos cambios entre aquellos con educación superior (College pero no Bachelor) y entre los que tuvieron educación superior de mayor nivel (Bachelor o más) las tasas de mortalidad cayeron en 57 por 100000.

Al graficar las tasas de mortalidad por suicidio en relación con las tasas de mortalidad por alcohol y drogas en cuatro regiones de EU (Northeast, Midwest, South and West), se observó un incremento en las tasas de suicidio de 1 por 100000 con una tasa correspondiente de 2 por 100000 por alcohol y drogas en el periodo en todas las regiones.

En términos de morbilidad hubo en la población bajo análisis un incremento significativo en el reporte de dolor crónico, dificultades de la vida diaria como caminar un cuarto de milla, subir diez escalones, socializar con otros e incapacidad para trabajar. La información descrita sugiere que algo profundo ha cambiado entre la población de mediana edad blanca en EU, cambio que ha afectado particularmente a la población con menos escolaridad.

Este impacto negativo en la salud de la población aludida puede también arrojar luz sobre la intensa actividad política en EU. Ya Paul Starr había observado en su momento que los resultados del trabajo de Case y Deaton sugerían un colapso de la esperanza en este grupo de población lo que podía impulsar el apoyo a un cambio político más radical (http://prospect.org/article/shocking-rise-white-death-rates-midlife-and-what-it-says-about-american-society), apoyo que en gran medida, (como hipótesis) fue dado al candidato del partido republicano en las pasadas elecciones de EU.

La pregunta ahora es si las medidas políticas de la nueva administración apuntan a resolver los problemas, en este caso de salud, de una población que seguramente tuvo un peso significativo en la definición de las elecciones mencionadas.

Felipe Javier Uribe Salas
Piedras Negras, Coahuila, a 11 de abril, 2017.