Desde la frontera norte: La cooperación fronteriza

Regresar a Columnas de opinión

Opinión de Jorge A. Bustamante Fernández Fundador e investigador emérito de El Colegio de la Frontera Norte y Miembro del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 10 de abril de 2014

Este año se cumplen 20 de haberse creado la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza (Cocef) y el Banco de Desarrollo de América del Norte (Bandan) por acuerdo de los gobiernos de México y de Estados Unidos. Ambos gobiernos acordaron que la sede de la Cocef fuera en Ciudad Juárez, Chihuahua, y la del Bandan fuera en San Antonio, Texas. Las antenas de El Colegio de la Frontera Norte en Ciudad Juárez han captado la existencia de un proyecto, que aun permanece en secreto, que propone la unificación de ambas instituciones en una sola. O sea que, una de las dos desaparecerá. Este proyecto no es nuevo. Me tocó a mí, como primer presidente de la Cocef, defenderla de su desaparición, que resultaría de la absorción de sus funciones por el Bandan. El argumento principal de quienes proponían la fusión era el de ahorrar el gasto de mantener a dos instituciones en lugar de solo una, del que se derivaba el supuesto de que la «una» que quedara podría hacer el trabajo de las dos. Yo argüí que el tema de la fusión de las dos instituciones había sido ampliamente debatido por los representantes de los dos poderes legislativos respectivos de las dos naciones, mismos que llegaron concertadamente a la conclusión de mantener separadas a las dos instituciones por las dificultades inherentes a los diferentes objetivos de cada una; es decir, los del banco de hacer dinero y proteger su capital y los de la Cocef de estudiar y evaluar los proyectos de construcción de obras de infraestructura para proteger los recursos naturales -principalmente el agua- y las acciones necesarias para promover la sustentabilidad de proyectos orientados a elevar la calidad del medio ambiente de ambos lados de la región fronteriza. Se acordó bilateralmente que todos los financiamientos de proyectos de obras considerados por el Bandan deberían ser previamente aprobados por la Cocef, quien debería estudiar y evaluar como condiciones necesarias para esa aprobación la sustentabilidad de las obras que hubieran sido evaluadas mediante la participación democrática de las comunidades involucradas en los proyectos. Después de 20 años de existencia de las dos instituciones, sus respectivos registros hablan de éxitos bajo diferentes condiciones. Para la Cocef no fue fácil introducir dos elementos nuevos en la concepción y realización de obras de infraestructura para el beneficio de las comunidades fronterizas del lado mexicano: la sustentabilidad de los proyectos y la participación democrática de los miembros de las comunidades afectadas en los diseños y ejecución de las obras públicas. Se puede documentar entre los logros de la Cocef la práctica exitosa de una participación democrática en la decisión de obras de infraestructura para su comunidad, que se hizo en todos los casos en asambleas públicas certificadas que nunca antes había ocurrido en la historia de las obras públicas para las comunidades fronterizas del lado mexicano. El trabajo de los técnicos de la Cocef para romper con las tradiciones de autoritarismo que antecedieron a todas las decisiones de todas las obras públicas de las comunidades fronterizas del lado mexicano es una historia documentable que por sí misma justificaría su supervivencia. Así fue como la Cocef logró el tratamiento de aguas residuales en el 90% de las comunidades fronterizas mexicanas frente al 40% de las comunidades en las que se ha logrado dotar de obras de tratamiento de aguas residuales en el resto de las comunidades urbanas del país. Las responsabilidades de los técnicos de la Cocef han sido no solo de carácter técnico sino de carácter político que durante los últimos 20 años han caracterizado una experiencia pionera en la democratización de las decisiones sobre la construcción de obras públicas en el país. La simbiosis que han logrado en su actuación respectiva la Cocef y el Bandan es un modelo de cooperación entre dos países fronterizos que debería ser un ejemplo repetible en los proyectos de cooperación internacional tanto de las regiones fronterizas de México en el norte como en el sur. La historia de operaciones del Bandan es también una historia de éxitos en paralelo con las del Cocef solo que manejar dinero no es lo mismo que promover la participación ciudadana en las decisiones institucionales. Del lado estadounidense de la frontera se conoce un dicho popular que dice «if it ain’t broken don’t fix it» (si no está descompuesto, ni le muevas).