Desde la frontera: El otro lado (de este lado)

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Opinión de Manuel Antonio Jiménez-Castillo Profesor-investigador del Departamento de Estudios Económicos de El Colef en Nuevo Laredo de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 4 de julio de 2016

A veces lo más oculto no es aquello que aparece privado de realidad sensible sino justamente lo contrario. Aquello mismo que por revelarse de manera “excesiva” termina por atribuirse el mismo carácter recóndito que le corresponde a lo vedado. Por ejemplo, tenemos la cosa sobre “nuestras narices” y no llegamos a localizar el vaso, el jabón o el celular que hemos atravesado con nuestra mirada repetidamente. No existe ese espacio necesario que permita poner entre nosotros y la cosa su identidad “un sentido”. Por eso cuando tenemos un libro sobre nuestra cara no somos capaces de identificar su naturaleza, “está demasiado cerca”. Algo parecido parece ocurrir con el tema fronterizo.

Desde que llegué a Nuevo Laredo hace más de 8 meses me he ido percatando que la población local padece el síndrome del “demasiado próximo”. Y es que por mucho que la geografía, la institución o cualquier otro factor legítimo pudiera determinarlo, Nuevo Laredo posee una frontera mucho más “frontera” que la que pudiera compartir con Laredo (Texas); el Poniente. Esa imposibilidad para detectar ese “demasiado cerca” se encuentre precisamente en la desigualdad.

Cuando los individuos no se reconocen unos a otros (la desigualdad los aleja en estratos sociales, económicos, culturales, etcétera) se genera de forma espontánea una barrera “simbólica” que materializa en la instintiva pregunta “¿Qué pinto (tengo que ver) yo con aquello?”. Este hecho consigue crear una barrera artificial (que deriva posteriormente en una realidad material) entre los propios vecinos.

La población ya sea del poniente o del centro viaja más recurrentemente a Laredo Texas que a las zonas correspectivas de la ciudad (para más datos ver el Prontuario socioeconómico de Nuevo Laredo 2016 del ICCE). Atajar la desigualdad con el fin de superar la frontera que divide a Nuevo Laredo en al menos dos mitades (zona centro y sur vs zona poniente) es radical con objeto de: a) hacer frente a la violencia; b) incrementar la eficacia y eficiencia en los servicios públicos; c) fomentar el intercambio cultural y cívico de la población local; d) fortalecer la conciencia ciudadana y el sentido democrático; e) reconquistar el espacio público; f) romper con la paradoja fronteriza de mayores ingresos y menor bienestar social; g) ser en definitiva más felices y prósperos. Las altas tasas de desigualdad le impiden el lujo europeo de atajarla desde una especie de gastritis ideológica. La desigualdad en Nuevo Laredo no es un dolor de cabeza; es un cáncer. Dejemos de medicar aspirinas.

Dr. Manuel Antonio Jiménez-Castillo
Profesor-investigador del Departamento de Estudios Económicos de El Colef en Nuevo Laredo