Desde la frontera: Independencias

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Opinión de Xavier Oliveiras González Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 7 de diciembre de 2017

Soy catalán y partidario de la independencia de Cataluña. Y en las últimas semanas varios compañeros y conocidos aquí en México me han preguntado sobre la cuestión; hasta me han invitado a programas de radio a hablar de ello. Me he encontrado personas con ganas de saber más del tema y comprender; otras que, extrañadas, exclaman que “no deben separarse de España”. ¿Cómo?, pienso, qué paradójico resulta que en México alguien se oponga: “¿Se acuerdan de 1821?”.

No sé si con la voluntad de ridiculizar o, por el contrario, de promover la reflexión sobre la posibilidad de independizarse, varios medios en México trataron sobre aquellos estados o regiones en México que también querrían su independencia: Baja California, Sonora, el Norte o, el más clásico aún, Nuevo León. Incluso en algunos medios leí que se referían a este último estado como la “Nueva Cataluña” (nada que ver con la Nueva Cataluña que, en el siglo XVII, intentó fundarse en lo que hoy es Venezuela, allá donde está la ciudad de Barcelona).

En varios medios españoles, estos sí, con el fin de ridiculizar, se preguntaban “¿qué pasaría si los andaluces, los murcianos, los castellanos o los cántabros también decidieran independizarse? Esto sería un absurdo”. Para que nos entendamos, es como si en México se preguntaran “¿qué pasaría si los veracruzanos, los tabasqueños, los morelenses o los hidalguenses…?”. (Un pequeño inciso: en España no mencionan al País Vasco porque se trata de una región que también ha buscado la independencia). Ante esta pregunta son muchos los que responden algo así como, “cierto, sin lugar a dudas esto sería un absurdo”. Pero, ¿y si no lo fuera? ¿Cuál es el problema de que cada pueblo o cada región decida, libremente, cómo debe gobernarse a sí mismo y cuál debe ser su relación con los demás?

Sé que esta pregunta es muy rebatible y que genera muchas dudas (¿quién forma ese pueblo?, ¿quién decide?, ¿quién otorga ese derecho? o ¿existe tal derecho?), pero vale la pena cuestionar la supuesta absurdidad que supondría una respuesta afirmativa. Considerarlo como un absurdo se fundamenta en la nacionalización de los países, según la cual la integridad territorial de los Estados es sagrada, símbolo y esencia misma de la Nación. Asimismo, se basa también en su naturalización: la idea que son entidades inmutables, al margen del devenir histórico de las sociedades, que han existido siempre, y que fuera de ellos no ha existido ni puede existir nada más.

Sin embargo, la mera existencia de México y de los demás países de América Latina contradice aquella inmutabilidad. Pero no hace falta remontarse a principios del siglo XIX (ni más aún en el pasado) para demostrar esto; quedémonos en los últimos años del XX y primeros del XXI. En este periodo hemos visto independizarse un buen número de Estados en África, Asia y Europa: Sudán del Sur, Eritrea, Namibia, Timor Oriental, Uzbekistán, Turkmenistán, Ucrania, Estonia, Letonia, Eslovaquia, Chequia, Serbia, Croacia, Montenegro, etc. Y esos sólo son los que cuentan con reconocimiento internacional; otros son independientes de facto, sólo reconocidos parcialmente o sin reconocer, como Kosovo, Somalilandia, Osetia del Sur, Abjasia, Transnistriay algunos más.

En total hoy los Estados soberanos son 206. Si tan absurdas fueran sus independencias, entonces nos deberíamos dirigir a su unificación para que hubiera un solo Estado; es decir, que el mundo entero fuera el solo y único país. Y, ciertamente, intentos ha habido: proyectos totalitarios que, mediante la expansión territorial, han buscado esa ecúmene; sin embargo, lejos de responder a una unidad entre iguales, se basaba en la homogeneización e imposición.

En este sentido, parece que la única forma de garantizar la igualdad y la diversidad es mediante el derecho a la independencia de cada pueblo, y que estos libremente puedan decidir si unirse con los demás o no.

Dr. Xavier Oliveiras González
El Colegio de la Frontera Norte