Desde la frontera | Fin del MPP, no de la migración en tránsito

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Opinión de Blanca Vázquez Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 25 de agosto de 2022

El gobierno de Estados Unidos dio por terminado finalmente el Protocolo de Protección a Migrantes (llamado programa MPP o “Quédate en México”) después de una discutida orden judicial federal que, en el mes de febrero, llegó a la corte suprema. De igual manera, un reporte reciente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de aquel país (conocido como CBT) reportó una disminución en el número de detenciones de migrantes durante julio, muchos de los cuales fueron devueltos a la frontera bajo el llamado Título 42, dejando la impresión de que han disminuido los cruces no autorizados que desde las ciudades fronterizas mexicanas como Nuevo Laredo, ingresan de manera irregular.

Sin embargo, el análisis histórico del flujo migratorio de tránsito que recorre México desde la frontera sur, deja ver que la migración que llega hasta las ciudades de la frontera norte no terminará. Al final del día todo programa que busque sólo reducir los ingresos no autorizados a EU tendrá algún efecto temporal, pero no atiende el problema estructural detrás de la decisión de migrar de la población proveniente de Centro y Sudamérica, o del propio país.

Los reportes de la autoridad migratoria en EU dicen que, por ejemplo, los mayores solicitantes de asilo, y quienes fueron regresados a México a esperar el llamado para procesar su solicitud, fueron venezolanos y nicaragüenses; pocos menos fueron solicitantes que provienen de los países centroamericanos que componen el grueso de la migración en tránsito por el país. Pero no se avizoran cambios en la situación económica -y política- en Nicaragua y Venezuela por lo que seguramente personas de ese origen buscarán otros mecanismos para llegar a aquel país.

A la vez, desde México, el Instituto Nacional de Migración reportó durante el primer semestre de 2022 una cantidad similar al registrado durante 2021, en cuanto a los eventos de devolución de extranjeros a su país de origen (56 mil), y de eventos de extranjeros presentados y canalizados a estaciones migratorias mexicanas (172 mil), fundamentalmente de Centroamérica. Los datos reflejan que la movilidad -incluso bajo un escenario de crisis sanitaria- no paró.

La situación que se vive en la región de Centroamérica, en términos de la crisis de seguridad y crisis económica, impulsa la migración, no la paran. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha reiterado una y otra vez que lo que impulsa la creciente migración internacional son esos factores, además de los ambientales, demográficos, etc., que con el tiempo han creado corredores y patrones migratorios (teóricamente también llamados sistemas migratorios). El caso de Centroamérica -México es uno de ellos, y en este esquema las ciudades fronterizas juegan un rol importante que, en la misma lógica, continuará.

Por otra parte, se sabe que el riesgo para las personas migrantes de cruzar por Tamaulipas es mayor por la presencia de grupos delictivos vinculados al tráfico y extorsión de gente. Muchos, acogidos al MPP, incluso decidieron esperar en Nuevo León el llamado de la autoridad migratoria estadounidense y no permanecer en Nuevo Laredo, Reynosa o Matamoros. Pero la migración no autorizada o irregular continúa llegando a esta frontera a pesar de todo porque también aquí existen rutas, patrones de tránsito y tráfico que están dentro de ese sistema migratorio referido.

Que puede haber ligeros cambios, es cierto, pero no significativos como para parar la llegada de personas que buscar alcanzar el norte. En ese sentido, ciudades de tránsito como Nuevo Laredo mantendrán su función dentro de ese esquema migratorio, y deberá ajustarse a las circunstancias de cómo y cuándo se presente; ya no MPP o Título 42, pero sí como migración en tránsito.

Dra. Blanca Vázquez