Derechos y deberes: Dualidad indispensable para la Paz

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Opinión de Rosa Isabel Medina Parra Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 15 de julio de 2021

La paz es una de las mayores aspiraciones universales, deseo que con la evolución social logra constituirse como el Derecho Humano a la Paz, con el cual todas las personas tenemos derecho a vivir en paz, lo que no solo implica la ausencia de conflictos bélicos o violencia física, sino erradicar la pobreza, la desigualdad y la discriminación, a partir de la observancia de los derechos humanos.

Ciertamente debemos generar las condiciones adecuadas para lograr un equilibrado desarrollo en: Educación, Igualdad entre hombres y mujeres, Democracia, Desarrollo económico y social, Derechos Humanos, Seguridad y paz, Comprensión, tolerancia y solidaridad, Libertad de información y de comunicación, además del respeto irrestricto a los derechos de las personas y el cumplimiento a cabalidad de sus deberes, temas en si mismos complejos de abordar, especialmente dada la pluralidad de perspectivas existentes, pero también por la tendencia de inclinarnos de manera preferente por los primeros y no por los segundos, ya que con frecuencia nos gusta más exigir que cumplir.

Si bien, existen posturas que cuestionan la reciprocidad y la vinculación entre derechos y deberes, es importante identificarlos claramente, ya que ambos tienen como finalidad procurar la estabilidad social y la convivencia armoniosa entre las personas, por lo que se encuentran plasmados en distintos instrumentos jurídicos, desde la Constitución de cada país hasta acuerdos mundiales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, creada y promovida por la ONU.

Si bien el término ¨Derecho¨ puede tener distintas interpretaciones y significados, es posible decir que: Los derechos son todos aquellos mecanismos legales, ya sea leyes y normativas diseñadas para la protección de las personas, su libertad individual, garantizar el bienestar de la sociedad y los mecanismos de acción para procurarla.

Por su parte, las obligaciones o deberes, son aquellos compromisos, morales, sociales y legales que las personas adquieren en función de sus derechos, y se deben cumplir para poder ejercerlos, de tal forma que el ejercicio de todo derecho implica el cumplimiento de una serie de obligaciones.

Es común que se aborde el tema de derechos, pero difícilmente se hablará de los deberes, olvidando con ello que el derecho en sí mismo contiene el deber correspondiente ya que el derecho de una persona implica en otro la obligación de no impedir su ejercicio, poniendo con ello de manifiesto que el deber mismo es garantía para el ejercicio de los derechos al no impedir que se ejerza. 

No puede pretenderse el orden justo de considerar solamente los derechos y rechazar los deberes, ya que al ejercicio del derecho de uno corresponde el cumplimiento del deber de otro, correlación desde la cual los derechos obligan a otros a respetarles, aplicando no solo en ámbitos políticos y sociales, sino intrapersonales, donde los mismos derechos obligan a respetar y tolerar las ideas de otras personas.  Esta dualidad presenta tal relevancia que un antecedente importante, con constituye la Declaración Interamericana de los Derechos y Deberes del Hombre de 1948. 

De forma pragmática podemos decir que cuando acepto que tengo derechos, también acepto que las demás personas tienen los mismos derechos, consecuentemente, si exijo que se respeten mis derechos, tengo el deber de respetar también sus derechos, además al no cumplir con nuestros deberes podemos infringir los derechos de otras personas, especialmente cuando tales derechos –humanos-  abordan todas aquellas condiciones inherentes al ser humano necesarias para garantizar el respeto a su dignidad, su desarrollo y trascendencia, ya sea de forma individual, social y/o colectiva, en todo tiempo, lugar y circunstancia.

Lograr la paz requiere articular adecuadamente los esfuerzos de los distintos sectores de la sociedad, en torno a esquemas normativos adecuados desde la no violencia, en ámbitos privados, públicos, académicos, laborales, sociales y domésticos.

El Manifiesto para la cultura de la Paz y no Violencia, de la UNESCO, reconoce nuestra responsabilidad frente al futuro de la humanidad y el compromiso de respetar la vida y la dignidad de todas las personas, especialmente la de aquellas más vulnerables, rechazando todas las formas de violencia, sin discriminación ni prejuicios. Así, cumplir con nuestros deberes constituye la base de la solidaridad en torno a los derechos humanos, en la construcción de una mejor sociedad bajo el respeto irrestricto de la dignidad humana, especialmente de aquellas personas en situación de vulnerabilidad. 

No olvidemos que, como individuos y sociedad, somos corresponsables de construir la paz, y esta solo puede darse a partir de un esfuerzo conjunto donde derechos y deberes se cumplan a cabalidad, ya que como dijo el Benemérito de las Américas ¨Entre los Individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz¨.

Dra. Rosa Isabel Medina Parra

El Colegio de la Frontera Norte