Democracia electrónica

Regresar a Columnas de opinión

Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 8 de noviembre de 2012

El proceso electoral 2011-2012 nos recordó algunos pendientes. Sobre todo cambios y adecuaciones que harían más fácil el tránsito hacia nuevas formas de ejercicio del sufragio. La nuestra es una “democracia votada” como diría Mauricio Merino; por ello es tan importante incentivar la participación ciudadana: ante las dificultades del proceso de consolidación de nuestra democracia, el ejercicio del sufragio es un asidero fundamental.

Buena parte del costo económico de la organización de una elección lo constituye  la papelería electoral. Miles de toneladas de papel se consumen de elección en elección; y luego viene la distribución hacia los 300 distritos electorales y su resguardo. Estamos hablando de 79.7 millones de boletas sólo para la elección presidencial.

La semana pasada tuvo lugar el XXIII Congreso Nacional de Estudios Electorales que organiza la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales; como ya es tradición, los compañeros del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEyPCJ) instalaron un stand donde destacaba una de sus principales innovaciones: la urna electrónica. Tuve la oportunidad de operarla y quedé sorprendido por la rapidez y sencillez del voto electrónico: en segundos pude sufragar para los tres tipos de cargos en disputa en la mayoría de las entidades. Luis Gabriel Mota, director de Capacitación, me explicó con claridad las ventajas de la urna y la confiabilidad de la misma.

Durante el congreso, la secretaria técnica de las comisiones de consejeros y comités del IEyPCJ, Griselda Beatriz Rangel Juárez, realizó una exposición detallada acerca de la introducción y aplicación de la urna electrónica en la entidad; pero también de sus ventajas y las principales críticas. Mediante su exposición supimos que los países más exitosos en el uso intensivo de este tipo de urnas son Brasil y Venezuela. Y que se encuentran en vías de aplicación Argentina, Colombia, Paraguay, Ecuador y Perú. En el caso mexicano han sido pioneros los estados de Coahuila y Jalisco y ha avanzado el Distrito Federal (donde se agrega el voto por internet en la pasada elección de 2012, en la que votaron a distancia para elegir al jefe de gobierno).

En el caso de Jalisco, este primero de julio se dio un paso importante hacia la regularización en el uso de las urnas electrónicas; si bien en 2006 se utilizaron a manera de prueba piloto en 42 casillas, sus resultados no fueron vinculantes. Tres años después, en 2009, en un total de 34 casillas en tres municipios: Tuxcueca, San Cristóbal y Gómez Farías –en estos dos en elecciones extraordinarias- los resultados fueron vinculantes, es decir, los votos contaron como si se hubieran emitido en las urnas tradicionales. Sin embargo, el pasado 1 de julio se dio un avance significativo: dos distritos –el 01 y 17- y de nuevo Gómez Farías, utilizaron urnas electrónicas. En total sumaron 991 casillas donde se votó de manera no convencional; estamos hablando del 10% del total de votantes potenciales inscritos en la lista nominal. Mediante una encuesta se supo que el 79% de los habitantes de los dos distritos, manifestaron que era mejor la urna electrónica que la utilización de las boletas de papel.

En las elecciones que en Estados Unidos tuvieron lugar este martes 6, y a pesar de la complejidad del voto dada la cantidad de cargos en disputa –empezando por la presidencia e iniciativas sobre temas varios-, había la opción de utilizar la “pantalla táctil”. El elector decidía si quería sufragar en papel –por cierto en una sola boleta con las opciones en ambos lados- o en la urna electrónica. Su carácter era vinculatorio. Es una práctica a emular. Además de que se ahorra mucho papel y tiempo; reduce el margen de error y el número de personas que se requieren para atender una casilla.

Considero que un paso importante para solucionar el problema de la lentitud y aglomeración en las casillas especiales en las elecciones mexicanas sería utilizar urnas electrónicas; con un par de urnas por casilla resolveríamos las desgastantes filas que se forman a lo largo del día: 4 horas en una fila en el verano mexicalense puede ser la muerte. Ya lo podemos instrumentar para la elección intermedia de 2015; antes lo podríamos hacer para los comicios locales de 2013. El tiempo apremia; la democracia también.