De la lavadora de dos patas al “está por mí”. Machismo y misoginia en la política

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Opinión de Cirila Quintero Ramírez Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 9 de febrero de 2023

En octubre de 1953, las mexicanas conseguimos el derecho al voto, este año cumplimos 70 años con este derecho. Los derechos no se conceden se reconocen, y la obtención del voto no es un regalo o concesión sino el reconocimiento de una lucha de miles de mujeres, llevada a lo largo y ancho del territorio nacional, previo a su reconocimiento gubernamental. Los derechos son normas que tienden a la equidad y la vida digna. Sin embargo, en México aún estamos a años luz del trato con equidad y respeto a la dignidad de las mujeres, particularmente en la vida política. Nuestras leyes desde la constitución hasta las electorales pueden ser impecables para esta equidad, sin embargo en la práctica distan mucho de su cumplimiento cabal. Particularmente, habría que mencionar la violencia simbólica que se ejerce por parte de los gobernantes tanto para las mujeres en común como para las mujeres políticas. Derivado sobre todo de una mentalidad masculina y patriarcal que se niega a cambiar. 

Detrás de la violencia simbólica subyace el no reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres, el seguir asignando roles, el demeritar la preparación académica de las mujeres para desempeñar cargos y tomar decisiones, algo por demás preocupante. El tema permanece latente desde hace décadas, pero se toma como algo coyuntural cuando pertenece a todo un proceso que busca mantener el statu quo de una política masculinizada y machista, en ese sentido puede haber una igualdad numérica entre hombres y mujeres, pero que se rige y legisla desde la perspectiva masculina. Frases recientes, como la del ejecutivo en torno a que la Presidenta de la Suprema Corte está en el cargo por él,  https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2023/02/08/norma-pina-es-presidenta-de-la-suprema-corte-por-mi-dice-amlo/, no hace sino recordar que urge la capacitación de funcionarios públicos en temas de género y transversalidad, y sobre todo recordar el respeto que debe prevalecer entre funcionarios públicos. 

La política mexicana está llena de referencias misóginas y descalificativas hacia las mujeres que realizan los funcionarios de primer nivel, que se caracterizan por su machismo y descalificación hacia las mujeres. Retomaré solo algunos testimonios que transmiten este machismo y conservadurismo mental que busca preservar los estereotipos y roles de las mujeres, en cuatro aspectos, primero en la sexualización y cosificación que se hace de las mujeres, que alimenta la violencia de género;  segundo, en el énfasis de querer mantener los roles tradicionales, tercero, su descalificación como funcionarias públicas y cerraré en cómo estas ideas pueden incidir en las políticas públicas.

En cuanto a la cosificación y sexualización, en el 2007, Hank Rhon, político bajacaliforniano, en conversación sobre su colección de animales exóticos, expreso: “mi animal favorito sigue siendo la mujer”, y lejos de ser censurado por su partido participó como candidato a Gobernador, en 2014, el exdiputado priísta por Chiapas declaró “las leyes como las mujeres se hicieron para violarlas”. Ni una sanción menos una expulsión provino de su partido. En otras latitudes, declaraciones como esa ameritaría la cárcel. Una podría pensar que esto cosas del pasado pero recientemente el fallecido Manuel Mireles, nombrado como Subdelegado del ISSSTE en Michoacán, se refirió a las mujeres como “nalguitas”  y “pirujas”, sin que el presente gobierno lo haya sancionado. Expresiones como éstas y sobre todo su no castigo favorece la violencia, dado ¿qué se puede esperar del ciudadano común cuando sus gobernantes se expresan de la mujer de esta manera?

En cuanto a los roles y las conductas asignadas a las mujeres, las frases de algunos mandatarios mexicanos han sido preocupantes. Algunas de las más relevantes fue la de Vicente Fox en 2006, cuando expresó que el 75% de los mexicanos tenía lavadora “y no de dos patas..sino mecánica” https://www.proceso.com.mx/nacional/2020/2/26/del-viejerio-las-lavadoras-de-dos-patas-las-frases-misoginas-de-los-politicos-239057.html. Las feministas, activistas y funcionarias que impulsaban la equidad de género exigieron una disculpa, pero no se dio. En 2011, el Presidente Enrique Peña Nieto, tuvo una respuesta similar al preguntarle sobre el precio de las tortillas, diciendo “ no soy la señora de la casa”. Es decir, las mujeres para el siguen siendo las responsables no solo del trabajo sino de las finanzas de la casa.  Empero, las declaraciones no solo vienen de los gobernantes federales, sino de los estatales, el 8 de marzo de 2015, en una ceremonia del 8 de marzo, Francisco “Kiko” Vega expreso: «Ustedes son lo mejor que nos ha pasado. Están rebuenas todas para cuidar niños, para atender la casa, para cuando llega uno, y a ver mijito, las pantunflitas. No, no, ustedes de veras que son el pilar de la familia y perfectamente lo saben”. https://laoctava.com/trending/2021/03/07/lavadoras-de-dos-patas-las-frases-misoginas-de-pena-nieto-calderon-y-fox . El gobierno actual no se diferencia mucho de expresiones como éstas, cuando considera que “por tradición las hijas cuidan a los padres”,(https://www.animalpolitico.com/2020/06/amlo-feminismo-cambiar-rol-mujeres-padres). Nuevamente, con expresiones gubernamentales de este tipo no solo se avanza sino que se observa una conducta gubernamental aferrada a viejos parámetros de dominación masculina sin reconocer los avances sustanciales que han las mujeres en todos los ámbitos.

En la parte política, la situación es aún más preocupante, primero porque como participantes, como electoras, a veces se nos denomina “viejerio”, como llamo Diego Cevallos a las mujeres que se movilizaban en el 2004. Y cuando llegan a un cargo, si tienen alguna relación con un político hombre, pasan a ser la hija de o la esposa de, sin reconocer la valoración propia de las mujeres, tal fue el caso de la Gobernadora de Guerrero, más conocida por la hija de Félix Salgado que como Evelyn Salgado (https://elpais.com/mexico/opinion/2021-05-06/evelyn-la-hija-de.html).

Finalmente, estas concepciones tienen fuertes incidencias en las políticas públicas que se generan basten dos ejemplos, en los años noventa, cuando Juárez era azotado por feminicidios, mismos que no han sido controlados, el Gobernador Francisco Barrio, expresaba que “mataban a las mujeres porque se vestían provocativamente”, haciendo eco a esta situación varias estaciones de radio comenzaron a difundir anuncios invitando a las mujeres  “a no vestir provocativamente o salir de noche” cuando lo que se necesitaba era una política de seguridad que protegiera a las mujeres, finalmente, el cierre de guarderías participativas en el 2018, y el pensar que las abuelitas o abuelitos, u otro miembro de la familia cuidaran a los hijos, mantiene la idea de que el cuidado de los hijos corresponde a la familia, en especial a las mujeres, como ha demostrado la encuesta de uso de tiempo, sin reconocer que es también una tarea gubernamental.  Por eso frases, como “está por mi” no hace más que recordarnos que nos falta un largo camino para que en México se reconozca que las mujeres avanzamos de manera propia y sin necesidad de una legitimación masculina.

Dra. Cirila Quintero Ram´írez

El Colegio de la Frontera Norte