De El colef: ¿Vibró México?

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Opinión de Artemisa López León Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

martes 14 de febrero de 2017

Sin lugar a dudas, las manifestaciones ciudadanas son el pan de cada día en el 2017.

No ha pasado un solo fin de semana sin que, en alguna parte del país, se lleve a cabo una marcha, toma de instalaciones o protesta de la población para expresar su inconformidad con el régimen imperante.

El repudio al incremento a la gasolina y a las declaraciones de Donald Trump han sido las dos consignas que han logrado que converjan los más disímiles, en esta coyuntura dada por el cambio de poderes presidenciales en México y Estados Unidos.

El pasado 12 de febrero, la organización “Vibra México” convocó a una marcha porque, como lo anuncian en su sitio Web, “Es momento de que los ciudadanos sumemos esfuerzos y unamos voces para manifestar nuestro rechazo e indignación ante las pretensiones del Presidente Trump, a la vez de contribuir a la búsqueda de soluciones concretas ante el reto que ellas implican” (http://vibramexico.com.mx/post/156637763193/m%C3%A9xico-vibra).

Esta acción fue promovida por Causa en Común como una marcha por el respeto para México (http://causaencomun.org.mx/vibra-mexico/) y que, por tanto, pretendía afianzar la soberanía nacional ante las embestidas del nuevo Presidente de los Estados Unidos.

Indudablemente, la marcha empezó a hacer vibrar al país desde días antes de realizarse. Causó gran polémica el perfil de los convocantes y la manera de convocar.

Con relación al perfil de los convocantes, cuando nombres muy conocidos empezaron a promover la marcha, las reacciones no se hicieron esperar en redes sociales ni medios de comunicación. Para muchos, los promotores de Vibra México no eran más que una élite que defendía sus intereses y se consideró que no tenían calidad moral para convocar a una acción de este tipo.

Desde mi óptica, esta crítica es un poco dura. No puede descalificarse, per se, a quien convoca por pertenecer a un selecto grupo con cierto estatus social o poderío económico; hacerlo sería negar la validez de otras manifestaciones que han logrado cambiar algún aspecto de México.

Como El Barzón que se constituyó, principal y originalmente, por productores agrícolas privados del norte de México, quienes decidieron manifestarse al verse severamente afectados por la devaluación del peso, en 1995.

O el movimiento navista en San Luis Potosí que se integraba, en su núcleo dirigente, por profesionistas de clase media-alta y que fue fundamental para terminar con el cacicazgo de Gonzalo N. Santos en la década de los cincuenta del siglo pasado y que también fue parte de una oleada de luchas por la democracia, que se vivieron en México en la década de los ochenta y noventa.

La manera de convocar a la marcha también resultó atípica. Se dio tan amplia difusión a esta marcha que inclusive fue promovida por instancias gubernamentales que, generalmente, se mantienen al margen de este tipo de acciones, como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Sin duda, el Conacyt estuvo a tono de otras instituciones de educación superior y de posgrado que se sumaron a la marcha. La respuesta de la comunidad de estas instituciones no se hizo esperar: muchos de los miembros se deslindaron del apoyo institucional a la marcha y algunos, incluso, publicaron desplegados en algún medio impreso para manifestar su desacuerdo con adhesión pública que hicieron las autoridades de sus instituciones.

A pesar de estos esfuerzos de promoción, Vibra México no fue una marcha tan numerosa ni tan pro-Peña como se esperaba, al menos es la lectura inmediata que puede hacerse, a través de lo reportado por diversos medios de comunicación y la información que puede rastrearse en redes sociales con los hashtag #VibraMexico #YoNoVibro y #VibroContraPeña.

Pero, sin duda, México vibró el domingo pasado. Quizá el movimiento no fue tan armónico como se esperaba pero sí hubo una oscilación y esa es una señal importante de que en México se avizoran cambios, aunque todavía no sabemos de qué tipo ni con qué intensidad, sólo sabemos que este año México está empezando a vibrar.

Artemisa López Léon
Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte