De El Colef: Mujeres reales que sorprenden

Regresar a Columnas de opinión

Opinión de Artemisa López León Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

martes 28 de marzo de 2017

Jamás me he considerado feminista. De hecho, evito hablar de cuestiones de género porque desconozco el lenguaje, los conceptos y las principales corrientes teóricas. Quizá he adoptado esta actitud porque me da nervio ser juzgada duramente por diferir de los planteamientos de las feministas o por no entender el punto medular de alguna de sus múltiples y loables luchas.

Pero a veces hay que intentar sobreponerse a los temores. Sobre todo cuando la realidad nos rebasa y mirar hacia otro lado sería más irresponsable que intentar dar cuenta de lo que ocurre.

Hace dos semanas, Tamara de Anda -ahora conocida en el mundo virtual como #LadyPlaqueta- denunció por acoso a un taxista que le gritó “Guapa”; esa denuncia nos tomó a todos por sorpresa y no fue porque se tratara de la primera denuncia por acoso, ni de la primera mujer que es acosada en la calle. Nos tomó por sorpresa el valor de Tamara para hacer uso de una normativa ya existente y difundirlo ampliamente.

En el mundo virtual y periodístico no faltó quien aplaudió el aplomo de Tamara ni tampoco quien la tildó de exagerada. Por denunciar, la vida de Tamara fue puesta en un microscopio aunque no recuerdo haber visto comentarios que desmenuzaran, con tanto empeño, la biografía o la psique del taxista que le gritó a Tamara.

La semana pasada, los usuarios del Metro en Ciudad de México, también fueron tomados por sorpresa; particularmente los varones que, durante unos segundos, vieron sus glúteos proyectados en las pantallas de una estación del metro o tuvieron que mirar, sentarse a un lado o encima de un asiento que simulaba un torso masculino desnudo, cuyo diseño incluía tetillas y genitales.

Las reacciones al asiento con genitales y a la proyección de los glúteos masculinos fueron grabadas como parte de los experimentos “Asiento” (https://www.youtube.com/watch?v=0p5pp1pcOPs ) y “Pantallas” (https://www.youtube.com/watch?v=jvebzI_egJc ). Esos videos fueron difundidos en Youtube por Mitsumasa Kiido, su creación se atribuye a ONU Mujeres y forman parte de la campaña #NoEsDeHombres.

Con estos experimentos se buscaba evidenciar lo que sentimos las mujeres, cotidianamente, cuando nos miran el trasero o tenemos que tolerar arrimones masculinos que, en el caso de las menores de edad, muchas veces se dan ante una franca indiferencia de las y los adultos que, con ello, se convierten en cómplices silenciosos del ejercicio de la violencia.

Las reacciones y comentarios a los experimentos “Asiento” y “Pantallas” también han sido múltiples y variados pero, sin duda, la relevancia de reflexionar al respecto se reforzó el fin de semana que se difundieron otros dos videos: un sujeto que se masturba en un vagón del Metro de la Ciudad de México (https://www.youtube.com/watch?v=d_HrtbAzL-g ) y una mujer de Querétaro que exhibe en redes sociales al sujeto que le dio una nalgada en la calle (https://www.youtube.com/watch?v=S8EUT5-Z1fc ).

El acoso callejero es una de las múltiples formas de la violencia, es muy cotidiana y quizá es el preámbulo para escalar a otros tipos de violencia, como la que padeció la conocida actriz Kate del Castillo durante su primer matrimonio y de la que decidió hablar para la campaña “Real Women, Real Stories”. Para la campaña se hicieron dos videos: uno en español que condensa lo central de la historia narrada (https://www.youtube.com/watch?v=2TZsuk3R1cY&t=21s ) y otro en inglés que muestra las emociones y racionalizaciones profundas de quien es sobreviviente de la violencia (https://www.youtube.com/watch?v=AOX3tjTVgQc&t=121s ).

El relato de la actriz me ha tocado de manera personal y me ha sorprendido profundamente por su valentía, por su honestidad y por atreverse a regresar al pasado para intentar ayudar, en el presente, a otras mujeres. En el caso de estos videos, particularmente en la versión en español, se han desatado múltiples y variados comentarios que, como en el caso de Tamara, juzgan duramente a la víctima y evitan reflexionar sobre el agresor.

Estos días, las mujeres reales nos han sorprendido con sus historias reales que, seguramente, marcarán la pauta para continuar intentando disminuir la violencia de género. Si seguimos por ese camino, estaremos dando un pasito más para que, hombres y mujeres, tratemos de reconocernos, respetarnos y entendernos mejor, por el bien de una sociedad que, por momentos, parece olvidar que hombres y mujeres coexistimos y nos complementamos.

Artemisa López León
El Colegio de la Frontera Norte