De El Colef: Desastres encadenados

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Opinión de Artemisa López León Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 13 de septiembre de 2017

Pareciera que con el eclipse solar de hace unas semanas, se diera inicio a una etapa de fenómenos naturales que nos recuerdan, de manera abrupta, que el hombre es menos poderoso de lo que cree y, como si no lo entendiera, cada evento supera al anterior.

Las fuertes lluvias que azotaron a la Ciudad de México hace varios días, no sólo dejaron pérdidas materiales, tremendos socavones y serios problemas de transportación por cielo y tierra que, durante varias horas, afectaron a miles de habitantes de una de las urbes más grandes del mundo.

Esas intensas lluvias también parecen ser el mal menor después de la catástrofe provocada por el sismo que se registró en Oaxaca y Chiapas, de 8.2 grados –una intensidad mucho mayor que el trágico sismo de la Ciudad de México en 1985 –. Este sismo no sólo ha dejado tras de sí casi un centenar de muertos y poblados completos en ruinas, también ha hecho evidente la lentitud de respuesta de las autoridades y la corrupción e irresponsabilidad gubernamental. Ya se sabe que hay decenas de alertas sísmicas en Guerrero, Oaxaca y Michoacán que fueron compradas hace mucho tiempo y aún siguen almacenadas; si el “hubiera” existiera, sería distinto el resultado del conteo de pérdidas humanas y materiales provocadas por el sismo.

Por si fuera poco, un día después del sismo en Oaxaca y Chiapas, entró el huracán Katia en Veracruz y dejó al menos tres muertos; mientras en el mar Caribe la furia del huracán Irma devastó Bahamas, Cuba y Florida, dejando tras de sí varios muertos, poblados enteros inundados, cuantiosas pérdidas materiales y hasta provocó lo que parecía inaudito: el mar fue absorbido por Irma y eso ha hecho que varias playas luzcan “secas” y aún no se sabe cuándo ni con qué intensidad vuelva el mar a esas tierras. Estos eventos de la naturaleza han hecho que parezcan una nimiedad las devastaciones que, diez días antes, dejó el Huracán Harvey en Houston y varios poblados de Texas y Luisiana.

En medio de esta vorágine provocada por la naturaleza, el hombre también ha hecho lo suyo en México.

Apenas empezaba a intentar entender un poco el entramado político que había detrás del impedimento para instalar la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, su relación con el procedimiento para nombrar a quien ocupará el importante cargo de Fiscal General de la República y sus consecuencias para las elecciones del 2018 -y el siguiente sexenio-, cuando empecé a leer sobre la llamada #EstafaMaestra –sacada a la luz pública por el medio digital independiente Animal Político-.

Esa estafa hace parecer a los delitos imputados a Javier Duarte, el exgobernador de Veracruz, como si fueran cosa de niños; y eso que Duarte, a su vez, opacó los ilícitos cometidos por varios exgobernadores y entre esos ilícitos se incluyen serias acusaciones de lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y vínculos entre la clase gobernante y el crimen organizado.

En medio de eso, no han dejado de ser noticia los secuestros y las desapariciones y, en los últimos días, se han difundido ampliamente el secuestro de un conocido empresario de Morelos que fue encontrado asesinado en Guerrero y la desaparición de la estudiante universitaria Mara Fernanda Castilla Miranda, una joven que desapareció en Puebla luego de abordar un vehículo de estos nuevos servicios de transporte que prácticamente han sustituido a los clásicos “taxis”.

Mientras tanto, en el PAN continúa el estira y afloja para decidir a su candidato(a) a la Presidencia de la República; en Morena, Monreal y López Obrador parecen estar en el quiebre de su relación, a la par que exmilitantes del PAN, PRI y PRD crean el Frente “Con AMLO unidos podemos” para apoyar al Peje en su búsqueda de ser Presidente de México y, de paso, se dice en varios medios, estos nuevos simpatizantes buscan ser nominados para alguna candidatura.

Para rematar, en el Estado de México, los huachicoleros resultaron ser parientes del Secretario de Desarrollo Social del gobierno federal y el Poder Judicial otorga un Doctorado Honoris Causa al gobernador Eruviel Ávila, según afirmaron, por el apoyo que ha brindado a la justicia, olvidando que el Estado de México tiene un alto índice de feminicidios y homicidios dolosos contra las mujeres aunque se han abierto muy pocos expedientes para resolver estos crímenes.

Sin duda, los desastres vienen en cadena y, en esta racha, cada suceso parece tener peores consecuencias que el anterior.

Artemisa López León

El Colegio de la Frontera Norte