[:es]De El Colef: Avances y retrocesos democráticos[:]

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Opinión de Artemisa López León Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

martes 30 de mayo de 2017

[:es]Hace casi un cuarto de siglo, el Instituto Federal Electoral (IFE) publicó los Cuadernos de Divulgación de la Cultura Democrática que inició con cuatro ensayos. Este año, el Instituto Nacional Electoral, reimprimió los Cuadernos del IFE y ha sumado otros tantos –ya son treinta y siete– que abonan al conocimiento y entendimiento de la democracia.

El primero de esos Cuadernos, Valores y principios de la democracia, fue escrito por Luis Salazar y José Woldenberg y, en sus primeras páginas, los autores señalan que la democracia, como forma de gobierno, tiene un elemento decisivo: el pueblo no es sólo el objeto del gobierno, sino el sujeto que gobierna.

El sujeto que gobierna pareciera un elemento obvio pero no lo es; cuando vivimos bajo el sistema de democracia representativa a veces se nos olvida lo que Robert Dahl, uno de los principales estudiosos de la democracia, señaló reiteradamente: la democracia no sólo brinda al pueblo la oportunidad de vivir bajo las leyes de su propia elección, también es el único sistema donde puede existir un nivel relativamente alto de igualdad política.

En los años que han transcurrido desde Salazar y Woldenberg escribieron sobre los valores y principios de la democracia, en México se han experimentado cambios importantes que han contribuido a mejorar el sistema político-electoral, a dar mayor certidumbre al voto de la ciudadanía –y a hacer partícipes a los connacionales que habitan en el extranjero–, a limitar los excesos y los vicios de los partidos políticos y a posibilitar que los ciudadanos sean electos sin mediación de los partidos.

Estos cambios, no han sido ningún regalo de los gobernantes ni la consecuencia lógica de un régimen que debería tener como valores fundamentales la libertad, igualdad, fraternidad o tolerancia; más bien, han sido resultado de arduas luchas emprendidas, en distintos lugares y momentos, por una amplia variedad de movimientos sociales o de organizaciones ciudadanas.

El fin de semana pasado, en pleno cierre de campaña de los candidatos para gobernar el Estado de México –para muchos, la antesala de la contienda por la Presidencia de México en el 2018–, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Consejo Nacional Indígena (CNI) se constituyeron como Consejo Indígena de Gobierno y nombraron, como su vocera, a María de Jesús Patricio Martínez, una mujer nahua originaria de Jalisco.

En términos burdos y pragmáticos, María de Jesús Patricio será la candidata independiente del EZLN-CNI y, con este nombramiento, se suma a la búsqueda de firmas para lograr el registro oficial que ya inició Emilio Álvarez Icaza, respaldado por el movimiento Ahora.

Estas candidaturas independientes, sin duda, nos hacen tener presente que el pueblo es el sujeto que gobierna pero la elección del sujeto es el primer paso en una democracia; el ejercicio del cargo y la rendición de cuentas son dos ejes fundamentales para que el objeto del gobierno viva bajo las leyes de su propia elección y ahí nos falta mucho por avanzar.

Tamaulipas, es un lamentable ejemplo de los frenos y retrocesos que pueden vivirse en un sistema democrático. Justamente el fin de semana que los pueblos originarios eligieron a su posible candidata independiente –y días después de que el Congreso del Estado de Tamaulipas anunciara la integración de la Comisión “Anticorrupción y Participación Ciudadana”–, Víctor Manuel Meraz, diputado local panista, declaró que en el H. Congreso del Estado de Tamaulipas han llegado al consenso de que no pueden perder el fuero político y que tampoco será obligatorio que los funcionarios hagan públicas sus declaraciones patrimoniales (Véase: http://www.milenio.com/politica/diputados-tamaulipas-desafuero-milenio_noticias_0_964103673.html).

El diputado Meraz sostiene que el consenso sobre el fuero se basa en que no ha habido diputados acusados de corrupción. Y tiene razón; no ha habido ninguna acusación formal, pero al diputado se le olvida que los ex-gobernadores Tomás Yarrigton Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores, fueron diputados locales y, actualmente, ambos están acusados, en Estados Unidos, por delitos contra la salud, delincuencia organizada, lavado de dinero y operaciones con recursos de procedencia ilícita, por citar algunos ilícitos.

Sobre la negativa a legislar sobre la obligatoriedad de la famosa “Tres de tres” (declaración patrimonial, de intereses y fiscal), el diputado Meraz confía en que los funcionarios harán esas declaraciones por voluntad propia porque, dice el diputado, quien nada debe, nada teme. Desafortunadamente, en Tamaulipas, solamente presentó sus declaraciones Brenda Georgina Cárdenas Thomae, de Nuevo Laredo (Véase: http://tresdetres.mx/#/congresos).

Vivir bajo un régimen democrático, sin duda, es un preciado tesoro que debemos conservar y perfeccionar pero no basta que sigamos avanzando en la búsqueda de resquicios que nos permitan aspirar a un cargo de elección popular; es necesario que nos volvamos más proactivos después de emitir el voto.

Solamente de esa manera podremos evitar que el sujeto que gobierna se olvide que su objeto de gobierno lo llevó al poder; solamente de esa manera podremos empezar a asumirnos como sujetos que gobernamos y no como objetos que son gobernados.

El sujeto que gobierna en un régimen democrático fue electo por el pueblo así que su voz debe ser la voz del pueblo y a éste debe rendirle cuentas.

Artemisa López León
El Colegio de la Frontera Norte Matamoros
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